Franklin Ormaza es uno de los científicos que mejor conocen el océano en el Ecuador y tiene una teoría que demuestra con datos y cuadros satelitales: El Niño que se anunció como un Godzilla no será tal. Pero la hipótesis de Ormaza tiene una segunda parte aún más reveladora. Según él, el fenómeno climático que vivimos desde julio de 2015 “será casi una copia idéntica” al que —según los estudios— hubo en 1917. Esto, explica este profesor investigador de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo —su trabajo se puede revisar en este enlace—, podría tener consecuencias distintas a las que esperábamos para este invierno: va a llover menos, pero el incremento de la población, el estado de los suelos, la falta de tratamiento adecuado de aguas residuales y lluvias intensas (aunque no al nivel inicialmente pronosticado) causaría un rebrote en enfermedades bacteriológicas. El riesgo está más en pasar unos días en el hospital y no sacando agua de nuestras casas. Conversé con él sobre sus proyecciones para El Niño que se avecina.
¿Qué dicen la mayoría de estudios sobre El Niño?
La mayoría de modelos falló. Toda la información que nos llega por la primera vía que tenemos de comunicación (Internet) se refiere exclusivamente a un área que se llama Niño 3-4, que está centrada a unos ocho mil kilómetros al oeste de la costa del Ecuador. Para que el lector tenga un referencia: Galápagos está a 800. Así que estamos hablando de un área diez veces más lejana de lo que está el Ecuador continental de las Galápagos. Es, precisamente, casi sobre las Galápagos y hacia la costa donde está el área Niño 1-2.
Para empezar: lo que ocurren en esa área Niño 3-4, eventualmente, nos llega. El incremento de energía térmica que ocurre en esa zona llega al área conocida como Niño 1-2. Esa transferencia de energía no es de manera proporcional: Lo que ocurre a ocho mil kilómetros no se va a repetir entre Galápagos y Ecuador y Perú. No, hay muchas variables que van a afectar que venga en menor o mayor medida esa transferencia.
¿Por qué la transferencia no va a ser la misma?
En 1997 la transferencia fue completa. Lo que había de energía en el Niño 3-4 se pasó prácticamente enterito a El Niño 1-2. Entonces el efecto fue que teníamos una anomalía de 4 grados centígrados. Actualmente, no hay esa intensidad.
Cuando usted dice transferencia de energía y que los modelos fallaron, ¿se refiere a los modelos que pronosticaban un niño de alta intensidad en 2015-16?
Así es. Para el área Niño 1-2. Porque ahí es donde operativamente importa. Si en el Niño 3-4 sube a 50 grados, no nos interesa, no hay un impacto en la biodiversidad del Pacífico porque esa área es prácticamente desértica desde el punto de vista biológico. Ahí hay muy poca vida, donde está toda la vida de los océanos es cerca de la costa. El Pacífico medio, como el Atlántico o el Índico medio, es un desierto desde el punto de vista biológico.
Se lo voy a repetir: lo que pasa con nuestros colegas y autoridades es que no aclaran que todas las predicciones y modelos se refieren al área 3-4. Y aquí no ha fallado el modelaje, la transferencia al 1-2 es que ha fallado en mi opinión porque estamos en un período interdecadal frío.
¿Por qué fallaron?
Hay una razón de fondo que se llama de apellido Vitorino: Pacific Decadal Oscilation. En el océano, el fenómeno de El Niño es un fenómeno de frecuencia alta. Es decir, ocurre muy a menudo, pero también hay otro proceso. Es el PDO, que tiene períodos de 25 a 30 años.
Si usted ve la imagen de la NOAA, predomina lo azul, que es lo frío. Entonces el interdecadal frío afecta al desarrollo de los fenómenos El Niño. Ayuda a La Niña, pero afecta al Niño. En los períodos calientes ayuda al Niño. Por eso tuvimos 4 Niños sumamente fuertes entre 1979 y 2000, que fue PDO mayoritariamente caliente (en los gráficos se muestra en color rojo). La mayoría de modelos oceanográficos, utilizan datos que comienzan alrededor de 1980, en la época interdecadal positiva. Eso hace que haya un sesgo importante que hace que los modelos fracasen, como ha fracaso el modelo de transferencia de energías que muchos preveyeron para este año: no se tomó en consideración de la mejor manera el proceso interdecadal.
Este proceso mantiene a los vientos soplando, usted ve que los vientos del Sur
Mire esta imagen:
Muestra los vientos, van de sur a norte y llega hasta la altura de Panamá, unos diez grados al norte del Ecuador. Ese movimiento del viento se lleva toda la energía y toda la evaporación que ocurre en el Sur y se los lleva hacia el noroeste. Mire lo que hizo Patricia. Y más al oeste hay otro huracán formándose, que va a jalar energía del Niño 3-4. Todo esto va a afectar, y por eso los modelos están diciendo que no va a pasar lo que pasó en 1997-98. Dicen que ahora va a ser en diciembre, pero es un poco curioso que se diga eso: en diciembre siempre llueve en Ecuador.
Este PDO de fase fría va a durar hasta el 2025, 2030. De ahí en adelante, no vamos a tener que comprar paraguas, sino un bote porque van a haber Niños realmente fuertes, como los del período 1980-2000.
Esto quiere decir que El Niño que se espera no va a ser como el del 97.
Así es. Es más, definitivamente ya no puede haber tanta energía en el medio para que suceda. El Niño simplemente es un balance de energía entre el Pacífico central y Pacífico Este o el Pacífico central y el Pacífico Oeste, meramente eso. Los huracanes que están ocurriendo en el Pacífico están sacando cualquier cantidad de energía y probablemente esta sea una de las causas por las cuales estén fallando los modelos
Pero, ¿habrá Niño?.
Pero para aclarar: El Niño, como está definido, cumplió con todas las condiciones para ser declarado, y está presente desde julio de 2015. En este momento está en Moderado: el índice en el área Niño 3-4, llega a lo que estuvo en el 97. En el 97 en esa área estuvo a más de 2 grados centígrados. Estamos en 1.5, probablemente crezca un poco más y pase a moderado fuerte en un mes más o menos. Pero la transferencia de energía no ha sido como la de 97.
Entonces, ¿no va a ser como El Niño del 97-98 ni 82-83? ¿A cuál se parecerá?
En este momento en Guayaquil ha llovido alrededor de 8 milímetros. Para esta época, en 1997 en Guayaquil había llovido aproximadamente 400 mm de agua. No hay punto de comparación de El NIño de 1997-98 con el actual.
Va a ser más parecido a uno que hubo en 1957, pero hay un El Niño en 1917 es prácticamente la copia del de este año. Ese año ocurrió la mayor mortalidad del mundo: se perdió el diez por ciento de la población mundial con la gripe española, la peste bubónica, y en el Ecuador, el cólera, que es mi preocupación. Ya llevamos un buen período caliente, eso puede disparar el cólera que debe estar encapsulado en los sedimentos.
Eso quiere decir que El Niño que aún no se manifiesta en la zona Niño 1-2 se va a parecer más al del 57 y va ser idéntico al de 1917.
El del 57 se recuerda, según los papers, no tuvo casi influencia en las costas peruanas y ecuatorianas. Vamos a tener un invierno fuerte que empiece a finales de diciembre, más fuerte de lo común. Pero comparando la situación actual con 1997, hay que tomar en cuenta que la población del Ecuador ha aumentado en casi 5 millones de habitantes, la erosión de los suelos ha sido muy alta, vergonzosa, y hay muchas más calles y áreas compactadas y pavimentadas. El parque Samanes, por ejemplo, es un error: ese era el humedal más importante que tenía Guayaquil. Era un centro de captura de agua de inundaciones. Lo compactaron y lo cerraron. Entonces el impacto que va a haber sobre los barrios de Samanes y Las Orquídeas va a ser muy importante porque el agua que se filtraba por ese humedal, se va a derramar sobre estas dos ciudadelas.
Otra cosa, no sé si sepa, las aguas domésticas en Ecuador solo se tratan el 7% de manera adecuada. El 93% las aguas son arrojadas a los ríos, estuarios, lagunas, pozos. Esto solo para hablar de agua doméstica, agua residual doméstica, entonces los niveles de bacterias que pueden producir disentería, hepatitis, y otras enfermedades, es elevado.
Entonces, ¿cuál sería el principal problema de este El Niño?
El problema este año no va a ser que nos mojemos sino que nos enfermemos. Es decir, de orden epidemiológico. Y más aún si llega a rebrotar el cólera. Somos un país endémico del cólera y ese puede ser el gran problema que surja con la infección de aguas residuales domésticas, para no hablar de destrucción de carreteras.
¿Cuál es el principal problema con la infraestructura?
En el tema de la infraestructura, ¿las alcantarillas que han construido están adecuadas para soportar las riadas de agua? Creo que no, porque no hay modelos hidrológicos. En la Secretaría Nacional del Agua no le van a poder decir qué tanto nos vamos a inundar porque no hay modelos hidrológicos, o si hay, tiene muy malos datos.
En la costa no hay infraestructura nueva, no hay nuevo diseño, ni líneas, solo carretera sobre carretera. Si usted va de Guayaquil a El Oro, ve que sí está más pavimentada pero la alcantarilla que era el problema nunca se arregló, nunca calcularon bien el correcto tamaño de la alcantarilla. Quizás porque son caras y suben el costo de construcción de las carreteras.
Entonces va a llover menos pero afectar más..
Si me ponen a decir eso, sí va a llover menos en cantidad de agua y métricos cúbicos pero el impacto es muy probable que sea parecido al de 1998.
En una pregunta anterior hablaba de la erosión como un potencial efecto negativo, ¿cómo se afectarán los suelos?
Probablemente haya impacto porque va a haber mucha lluvia y por ende mucha erosión de los suelos y contaminación. Todos esos pesticidas, metales pesados que estamos acumulando en la agricultura probablemente salgan. Pero no creo que vaya a desaparecer la biodiversidad o va a ser grandemente afectada. Probablemente sea físico el impacto: erosión del suelo y los ríos, que van a cambiar escenario que podría cambiar el predominio de ciertas especie animal o de planta pero no va a ser el dramatismo como se ha configurado. Yo sé que hubo colegas irresponsables que para figurar dijeron que iba a ser un Godzilla. Los científicos debemos ser muy cautos si no tenemos los datos correctos. Yo le puedo decir que no va a haber El Niño que se esperaba.
Un documento de la Secretaría Nacional de Riesgos me llamaba la atención porque decía que El Niño podría tener impactos positivos.
Claro, si el fenómeno del Niño no va a ser tan fuerte podría ser ideal. Nuestros acuíferos están en niveles muy bajos entonces se van a recuperar. Excepto los que están alrededor de Guayaquil con la irresponsabilidad que hicieron en Samanes, al taparlo. Bajar un cerro y con lo de ese cerro tapar el humedal. Dos daños enormes para poner a gente a pelotear, cuando había un montón de lugares donde hacerlo. El Niño va a ser positivo si es que no es tan fuerte como preveo que sea. Habrá cosas muy positivas, si la temperatura del mar no sube tanto, va a ayudar a una mejor supervivencia porque está demostrado que en temperaturas más cálidas muchas especies tropicales (subtropicales) sobreviven mejor, crecen más rápido, y sobreviven mejor. Una prueba de esto es en las camaroneras. El camarón en los meses de invierno crece mucho más rápido, es mucho más barato producirlo y crece mejor. En verano es al revés.
El científico experto en océanos pronostica que El Niño de 2015-16 no será como el 1997, sino como el de 1917 (y eso se verá en la cantidad de gente que termine en hospitales, no en refugios contra la lluvia)