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El panorama político de la región tiene de todo un poco: un presidente conocido como chiste –Maduro en Venezuela aseguró haber hablado con un pájaro que era, más o menos, la reencarnación de Chávez–, otro como humilde –Mujica en Uruguay camina sin escoltas y su carro es un escarabajo de 1987–, y otro como misógino –Morales en Bolivia dijo “cuando voy a los pueblos, quedan todas las mujeres embarazadas y en sus barrigas dice ‘Evo Cumple’. Evo, el presidente boliviano, ha hecho tantos comentarios sin sentido –muchos machistas– en su gobierno que algunos ya los bautizaron como “Evadas”.  También ha sido llamado El Misógino del Siglo 21.

El 29 de marzo de 2015, Morales se entristeció públicamente cuando su partido político, Movimiento Al Socialismo –MAS– sufrió una escandalosa derrota en las elecciones locales.  Con la elocuencia de siempre, Evo atribuyó esta derrota a la corrupción y al machismo que, según él, había sufrido una de sus candidatas. En otras palabras, dijo que el pueblo no había votado por ella por el simple hecho de ser mujer. Esta afirmación, una vez más, colocó a Morales en los titulares. Además de lo insulso que resulta su comentario, sorprende que el presidente de Bolivia encuentre un indicio de machismo en los resultados de las elecciones de comicios locales y no en las palabras que salen de su propia boca. Por lo que suele decir, Morales parecería un misógino más. Sin embargo, son tantas incoherencias que es necesario preguntarnos: ¿Es Evo un misógino o, simplemente, imprudente?

En el discurso que dio en el Parlamento boliviano el día que se le investía para su tercer mandato, el 22 de enero de 2015, Evo pensó que era propicio exclamar que si las mujeres no fueran tan “caprichositas” y peleonas tal vez liderarían Bolivia. En algún otro momento de epifanía intelectual, el orgulloso Presidente, mientras contaba las crónicas de sus aventuras en Cochabamba, anunciaba extasiado que sus compañeras gritaban cosas como “Mujeres aguantan, Evo no se cansa”, “Mujeres calientes, Evo valiente”.  En agosto de 2006, la popular revista Playboy lo entrevistó. Morales dijo que no se ha casado y no ha podido mantener una relación duradera debido a que respeta la libertad de sus amantes. “Y es difícil.  Imagínate” –le dice a su entrevistado– “salir a las cinco de la mañana y la dejas ahí, botada en la cama”.  En una entrevista en el 2013 dijo que “la mujer para el varón es sustituta de la mamá”, y que quisiera estar con una mujer igual a su madre, para que le cocine y se preocupe por él.

¿Perfilan sus “Evadas” a Morales como un misógino?  Es evidente que de los comentarios de Morales se desprende una idiosincrasia profunda. Bolivia es un país donde el machismo no es una rareza. La mujer ha tenido mayor participación en el campo político y laboral en los últimos años –el 48% del Parlamento boliviano está integrado por mujeres, la más alta participación femenina registrada de la historia del país– pero sigue ganando hasta un 60% menos que un hombre, por el mismo trabajo. Según las cifras de la ONU, en Latinoamérica, Bolivia ocupa el primer lugar por violencia física en contra de la mujer y el segundo por violencia sexual. La violencia de género representa aproximadamente el 70% de las agresiones registradas. El analfabetismo es tres veces más en las mujeres que en los hombres: el 19.35% son analfabetas, frente al 6.95% de los hombres. Los datos revelan a un país donde la inequidad entre géneros es parte de la cultura.

Evo Morales ha llegado a ser noticia con relativa frecuencia por su absoluta ausencia de delicadeza –por decir lo menos– al hablar. A veces le sale el latin lover que guarda con escaso sigilo.  Sus palabras confirman su cuna: un país donde el machismo y la misoginia son la regla. Tal vez por un intento forzado de parecer evolucionado y moderno, Morales ha incurrido en esfuerzos por erradicar la violencia contra la mujer con sus declaraciones programadas y los seis ejes de acción del Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades. Sin embargo, no falta la “Evada” que borre con el codo lo que se quiso hacer con las manos, como cuando afirmó que es un líder feminista que hace chistes machistas para provocar reacciones en los políticos de derecha.

Las amantes de Evo –que se mantienen en el anonimato– lo describen como apasionado y respetuoso, sus compañeras como resistente y la crítica –encarnada principalmente por la prensa– como machista. ¿Cuál es su verdadera identidad? La calificación de misógino de Morales se las dejo a ustedes porque es difícil distinguir entre sus lapsus brutus constantes y la misoginia procaz.  Tal vez son ambos males concentrados en un mismo ser. 

Bajada

¿Es Evo Morales misógino o imprudente?