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Durante más de un siglo, la cárcel más inhumana de Quito estuvo entre la Libertad y el Placer. En el límite de los dos barrios del Centro Histórico que llevan esos nombres, se inauguró en 1876 el penal García Moreno. Bautizado con los apellidos de uno de los presidentes más autoritarios del Ecuador -como si la ironía de su ubicación no bastara-, este centro de detención -eufemismo de hacinamiento y desprecio- es el eje del más reciente trabajo documental del cineasta quiteño Mateo Herrera. El Panóptico Ciego muestra las historias y huellas que dejaron quienes ahí fueron recluidos. Herrera presenta un trabajo audiovisual intenso y conmovedor, que logra transmitir la esencia del confinamiento.

La película muestra diarios y cartas encontrados en las celdas luego del traslado de 1600 internos a una nueva penitenciaría en febrero de 2014. Herrera nos traslada a los pasillos del ex penal: sombríos corredores de pintura corroída, grasa y suciedad.

Durante 56 minutos, Herrera explora los vestigios de esos encierros. Hoy solo quedan baldosas sucias, cables de luz que cuelgan en su propio caos, pedazos de ropa arrugada, libros viejos y manchados, recortes de periódico, fotos de cristos, vírgenes y mujeres desnudas pegadas en las paredes, espejos rotos, velas derretidas. Cada objeto es un elemento de narración, de reconstrucción lingüística e histórica.

El panóptico ciego también nos deja ver documentos y solicitudes -hoy empolvadas- que nunca llegaron a las autoridades. Así, las 170 celdas unipersonales del ex Penal García Moreno revelan que la sociedad es la misma dentro y fuera de la cárcel: una sistema donde prima el beneficio propio, donde se sobrevive a través del trámite y el dinero. Aquí también la burocracia se presenta como un aparato inmovilizador y no de gestión.

Este antiguo edificio, símbolo tangible de la aglomeración, la pobreza y el delito, tiene forma circular y una torre enclavada en su centro. Desde allí, la mirada del guardia de seguridad puede atravesar todos los rincones, sin puntos ciegos.

Su concepto arquitectónico fue ideado por el filósofo Jeremy Bentham a finales del siglo XVIII. El diseño de Bentham, creador del utilitarismo –una doctrina filosófica moderna que considera la utilidad como principio de la moral- permitía al vigilante observar a todos los reclusos en sus celdas y pabellones alrededor de la torre. De ahí su nombre: panóptico.  De esta forma, se produce en los reos la sensación de ser permanentemente resguardados. De esta acepción se desprende el “panoptismo”, un concepto desarrollado por el filósofo Michel Foucault en su ensayo histórico “Vigilar y Castigar”, como una técnica de control coercitivo, de orden y disciplina.

A finales del año pasado, la sobrepoblación y hacinamiento de este sitio se volvió insostenible, pues se encontraba al 500% de su capacidad y el lugar fue desalojado. El documental “El panóptico ciego” asume entonces la responsabilidad de salvar el archivo de este rincón de Quito y busca rescatar del olvido una historia que para muchos no es válida, por pertenecer a los parias de la ciudad.

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Adicional:

La muestra fotográfica ‘Espacios Vacíos’ es otro testimonio del ex Penal García Moreno, está abierta al público hasta este 28 de enero en el antiguo recinto carcelario.

Bajada

Apuntes sobre El Panóptico Ciego, un documental sobre la decadencia del penal García Moreno.

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