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El periodista de Ecuavisa Alfredo Pinoargote abrió el 2015 con una entrevista al alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot. Como de costumbre, Pinoargote saltó sin empacho esa cerca que divide a lo paniaguado de la adulación pública. Para él, Nebot no es un alcalde que ha ganado tres elecciones consecutivas sino que es –como dijo en la introducción a la entrevista- “el sobreviviente glorioso” de la “destrucción masiva” de las organizaciones políticas en la coyuntura nacional. La entrevista transcurrió del único modo que es posible cuando se piensa que el entrevistado es un sobreviviente y, sobre todo, uno glorioso.

Es imposible no tomar posiciones; lo criticable es que esas posiciones anulen el carácter crítico del entrevistador. Tal es el caso de Pinoargote, incisivo y ácido con el Gobierno nacional y celebratorio con actores como el alcalde de Guayaquil. Este desbalance, como ha mostrado Xavier Flores, dista de ser exclusivo de Pinoargote y se extiende incluso a estudiosos de la economía, que no solo evitan hacer las preguntas difíciles sobre los malos resultados de la gestión socialcristiana, sino que critican con agudeza a las escasas plumas críticas.

Si Pinoargote se tomase su trabajo en serio le hubiese realizado estas preguntas e interrupciones a Nebot.

 

Primera parte.

 

Pinoargote (P): ¿Cómo puede afectar a la administración municipal y a Guayaquil la caída del precio del petróleo y la revalorización del dólar?

Nota: Luego de formular esta pregunta, Pinoargote se borra por completo de la entrevista y deja a Nebot hablar durante cuatro minutos. En ese tiempo el alcalde mereció ser interrumpido por la cantidad de imprecisiones y vueltas alrededor de una pregunta sencilla. A continuación, la respuesta del Alcalde y las interrupciones que tuvo que haber realizado el periodista:

 

Nebot (N): Las rentas que recibe una ciudad, por la constitución y por la ley, y no porque se las entrega ningún gobierno sino por obligación, tienen dos componentes: uno depende del petróleo; el otro no depende del petróleo. Y el que depende del petróleo a Guayaquil no le afecta de manera grave por la injusticia que esa parte de la fórmula se maneja. La fórmula debería de considerar, con mayor peso a la población porque todos los ecuatorianos somos iguales; a mayor número de ciudadanos residentes en un sitio debería de corresponderles mayor cantidad de dinero. No es así. La eficiencia se premia al estilo de SENPLADES, es decir, truculentamente.

Lo que pudo preguntar (LQPP): Dos cosas, señor alcalde.

Primero, este es el esquema general de la fórmula (art. 194 del COOTAD) para el cálculo de la asignación presupuestaria para cada GAD:

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El componente Z -que se ve en la fórmula- se calcula como la sumatoria de siete criterios. Uno de ellos es el tamaño de la población, en donde se especifica que se dará mayor ponderación “a la población rural, como medida de acción afirmativa que promueva la igualdad real a favor de los titulares de derechos que se encuentran en situación de desigualdad”. ¿Afirma usted que esta parte de la fórmula (un criterio de siete) es la que asegura que el municipio porteño no se vea afectado por la caída del precio del petróleo?

¿No se trata más bien de que el anunciado recorte al Presupuesto General del Estado se hará de manera tal que no afecte lo presupuestado (antes del recorte) para las asignaciones a los GAD, como estatuye el artículo 192 del COOTAD (“Los gobiernos autónomos descentralizados participarán del veintiuno por ciento (21%) de ingresos permanentes y del diez por ciento (10%) de los no permanentes del presupuesto general del Estado”)?

Segundo, su respuesta parece hacer eco de un gobierno nacional históricamente empecinado en perjudicar a Guayaquil. Con la fórmula que le mostré, le pediría que me detalle qué tiene de “truculento” ese criterio de asignación.

 

N (continuación de la misma respuesta): La eficiencia se premia al estilo de SENPLADES, es decir, truculentamente. Un municipio que mantiene su endeudamiento, que no lo aumenta; un municipio que tiene menos trabajadores, como es el de Guayaquil hoy, después de catorce años, siendo siete veces más grande; es decir, no hay burocracia creciente ni burocracia que afecte, ese es el éxito de Guayaquil. Un municipio que paga su deuda, que jamás la ha utilizado para gasto corriente sino para inversión con apenas el 4%. Debería tener estímulo por ese lado; no lo tiene. Se premia a los municipios que tienen mayor sector rural. Pero hay ciudades donde en ese sector rural viven los ricos. Guayaquil tiene apenas un 2% de sector rural; pero en Guayaquil, en ese otro 98% existe una gran cantidad de gente pobre que está servida. Nada de eso se reconoce.

 

LQPP: Señor alcalde, pero usted parece simplemente mencionar aspectos positivos de su administración. ¿Qué opinión le merece el que su gestión, a diferencia de Quito y Cuenca, mantenga los peores resultados en indicadores sensibles como el de Necesidades Básicas Insatisfechas? De hecho, una de las “premiaciones” a la eficiencia en el esquema de asignación de recursos (de acuerdo a la fórmula que le mostré y que seguramente usted conoce) tiene que ver con los logros en el mejoramiento de los niveles de vida; en concreto, la disminución “del porcentaje de población con necesidades básicas insatisfechas en el año inmediatamente anterior al año en el que se está realizando el cálculo para la asignación”. En esto, su administración no tiene mayor éxito, como se muestra en la siguiente tabla:

 

              Evolución pobreza por NBI (personas), 1990-2010

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Elaboración propia. Fuente: Sistema Nacional de Información.

Y en otros indicadores sensibles como porcentaje de hogares hacinados, su administración dista de ser exitosa comparada con Quito o Cuenca:

            Evolución porcentaje de hogares hacinados, 1990-2010

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Elaboración propia. Fuente: Sistema Nacional de Información.

 

Lo que muestran estos indicadores, y especialmente el de necesidades básicas, es que su administración no ha servido exitosamente ni a ese 98% urbano y mucho menos a ese 2% rural. De hecho, su administración parece tener una deuda con lo rural en la que ocho de cada diez personas no tienen por lo menos una necesidad crítica cubierta. ¿Qué opinión le merecen estos datos duros de su administración? ¿No le parece que estos indicadores multidimensionales deberían tener prioridad en un esquema de asignación de recursos, por encima de otros que usted menciona que deben ser premiados?

N (continuación): Entonces, en el fondo, si a eso se le añade una administración austera que gasta el 15% en gastos laborales y otros de carácter administrativo; que invierte el 85%, que tiene liquidez, que sabe lo que saben los montubios: que hay años de vacas gordas y años de vacas flacas y que hay que ahorrar para los años difíciles (…).

 

LQPP: Señor alcalde, pero otras administraciones destinan virtualmente lo mismo a inversión y a gastos laborales y de carácter administrativo, como las de Quito y Cuenca. Pero esas administraciones han mostrado –como le mencioné en datos duros- una mejora significativa de indicadores multidimensionales.

 

Gráfico 1. Gastos de inversión (porcentajes): Guayaquil, Quito y Cuenca, 2011-2013

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Elaboración propia. Publicado originalmente para PODERES-Inteligencia Política, acá.

¿Por qué utiliza esos porcentajes de distribución de presupuesto como evidencia de éxito de su gestión, si cuenta con los peores indicadores de pobreza multidimensional comparado con otros municipios del país?

 

Nota: Todas estas interrupciones merecían ser hechas durante la respuesta de cuatro minutos de Nebot. Pero no bajo el criterio de Pinoargote, para quien la única repregunta que merecía ser hecha fue: “¿Sobre la economía de Guayaquil tiene la misma incidencia que en la de Quito?”.

 

Segunda parte

 

P: De ocho años de alcaldía, lleva ocho de coexistencia con el presidente Rafael Correa; ha hecho respetar el espacio del gobierno autónomo municipal. Pero el año comienza con una advertencia que realizó el Presidente hace unos meses sobre el tránsito. El Gobierno no aceptó la devolución de los 30 millones de dólares entregados para el tránsito que le hizo el municipio; sigue esta situación pendiente. ¿Puede el Gobierno tomar las medidas que anunció el Presidente (durante un Enlace Ciudadano dijo: “o tiene sus agentes de tránsito o retiramos la comisión de tránsito del Ecuador o nos paga por esa comisión de tránsito; basta de la viveza criolla”)?

N: Esa declaración parece ser hecha por Confucio el día de los inocentes. En primer lugar, el Consejo Nacional de Competencias fija el dinero suficiente; o sea que si mañana el Gobierno dice que si la cantidad de dinero aparejada al ejercicio de una competencia que tiene que entregarse a la entidad municipal junto con la obligación de la competencia es un dólar, nosotros tenemos que aceptar que es un dólar. Eso es absurdo. Por eso es que la propia constitución dice que cuando los recursos son menos, el municipio tiene que aceptar expresamente y Guayaquil eso no lo va a aceptar. Nosotros no vamos a darle subsidio a nadie. Precisamente tenemos un municipio sano y una economía sana, porque hemos sabido no dilapidar el dinero.

Nota: Nebot responde algunas cosas que merecen repreguntas. De nuevo, no para Pinoargote, que lo único que repregunta es: “¿Habrá una consulta popular?”. Pinoargote pudo haber repreguntado:

 

LQPP: Señor alcalde, tres puntos concretos. Primero, de todos los municipios dentro de la categorización realizada por la Agencia Nacional de Tránsito (Grupo A: Quito, Cuenca, Guayaquil, Ibarra, Ambato, Manta y Loja) obligados a asumir la competencia total en esta materia, solo Guayaquil reclama una transferencia de fondos insuficiente. A la luz del artículo 30.5 de la Ley de Tránsito que otorga a los municipios la potestad de definir tarifas en esta materia, ¿qué sustento tiene usted para reclamar que dentro de las tarifas se incluyan las compensaciones que el Gobierno central entregó a transportistas luego de un acuerdo temporal? ¿Qué opinión le merece la postura de otros alcaldes, como Marcelo Cabrera de Cuenca (de la alianza de los movimientos locales “Igualdad-Participa”), el primer cantón en tener la totalidad de las competencias, cuando afirmó que asumirían con responsabilidad las tarifas del transporte urbano porque “nosotros no vamos a rehuir las responsabilidades que como gobierno seccional nos compete”?

Segundo, usted mantiene que se realizará una consulta sobre esta materia. Andrés Roche, de su partido, y gerente de la Autoridad de Tránsito Municipal, no solo afirma que una consulta es posible sino que ha afirmado que “para las municipalidades no es obligatorio recibir la competencia total del tránsito”, lo cual contradice expresamente el marco constitucional y legal. ¿Qué lo lleva a Roche a afirmar que tales competencias no deben ser asumidas con carácter obligatorio, contradiciendo lo que la constitución (art. 264) y la ley estatuyen (e.g., artículos 55 y 130 del COOTAD)? ¿Cuáles son sus fundamentos de derecho para convocar a una consulta que contradiga un mandato constitucional?

Finalmente, en la ordenanza que regula la creación y funcionamiento de la Empresa Pública Municipal de Tránsito de Guayaquil (Gaceta oficial 38 del 30 de julio del 2012), el segundo artículo estatuye que dicha empresa tiene por objeto “ejercer la competencia de rectoría local, planificación, regulación, control y gestión del tránsito, transporte terrestre y seguridad vial en el cantón Guayaquil de acuerdo con la Constitución de la República y el Código Orgánico de Organización Territorial”; además, estatuye que “el cumplimiento del objeto de la Empresa Pública es irrenunciable”. ¿Esa ordenanza, aprobada por ustedes, no contradice sus actuales intenciones de negarse a asumir la totalidad de las competencias y de convocar a una consulta popular sobre el tema de las tarifas?

Pero esas repreguntas no se hicieron porque el entrevistador no las consideró necesarias. Nebot terminó la entrevista con un mensaje final digno de su época noventera en el congreso: “Yo no sé cómo vaya a comenzar el año, pero le voy a decir cómo va a transcurrir el año y cómo va a terminar: igual que los otro ocho. A Guayaquil no le va a ver la cara de zoquete nadie”. Pinoargote, por su parte, sentado del lado de la cerca de la adulación pública, terminó la entrevista con semblante complacido, como quien acaba de entrevistar no a un alcalde sino a un sobreviviente glorioso.

Al final, la verdad de las administraciones públicas es siempre simple: son los datos duros los que muestran quién le ve “la cara de zoquete” a Guayaquil. Pero para ello son necesarias las preguntas difíciles; esas que, al parecer, tanto les cuesta a realizar a algunos entrevistadores.

 

Bajada

¿Qué tenía que preguntarle Alfredo Pinoargote a Jaime Nebot si se tomara en serio su trabajo?

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