Bandido Brewing es una taberna de cerveza artesanal que nació de la nostalgia. Cuando Ryan, Nathal y Daniel llegaron a Quito hace dos años, notaron que La Marín –su nuevo vecindario– no tenía un lugar donde tomar una buena, aromática, y refrescante cerveza casera. Ellos estudiaron en Oregon, donde existe una amplia cultura de pequeñas y acogedoras cervecerías. Cada julio, incluso, se hace un festival, en el que los micro fabricantes muestran sus mejores sabores. Los tres amigos –que habían llegado a la capital ecuatoriana para abrir un hostal– sentían que les hacia falta ese toque ‘indie’.

Cuando dejaron el negocio del hostal empezaron a trabajar en su micro brewing. Decidieron alquilar una casa detrás del Coliseo Julio César Hidalgo, donde fabrican la cerveza y también la venden. Se quedaron en La Marín contra el estigma: cuando un extranjero llega a Quito, la primera advertencia es: “no vayas por La Marín, te pueden robar”. Si se ve por encima de los anteojos de los prejuicios, es posible notar que es un vecindario clásico, con una arquitectura antigua y callejones antiguos. En los últimos años se han instalado diversos hostales en ese sector. Los viajeros y huéspedes son los principales clientes de Bandido Brewing.

Yo tampoco me aventuraba a pasar por La Marín en la noche, pero cuando me enteré de que existía llegué con un par de amigos incrédulos. Al entrar uno de los tres socios nos recibió con una sonrisa. En una pizarra negra está la oferta de cervezas:

de miel y jengibre, mi favorita por su aroma y toque dulzón;

de guayusa estilo pale ale, con hierbas traídas desde la Amazonía;

ipanema americana, amarga, dicen que está hecha para los aventureros;

alta amber, es roja, de sabor intermedio;

de café hecha con granos de bosque húmedo, cosechados por Maquipucuna, una pequeña empresa ecuatoriana.

Y para los celiacos: la cidra hecha de la casa, de maracuyá y mango. Quienes quieran comer algo, deben pedirlo hasta las 22:00 porque cierran la cocina. Hay pizza, humus con vegetales y galletas gigantes.

La casa donde se ubica estuvo en desuso durante veinte años. Ryan, Nathal y Dan la alquilaron y adaptaron. Aún conservan la capilla que construyó su dueño en uno de los salones. Los clientes de la cervecería solo pueden verla desde la puerta. La decoración, que tiene cenefas de flores rojas también es parte del diseño anterior de la casa. Existen dos áreas para beber donde a veces se organizan fiestas privadas. Para estar al tanto de sus actividades y promociones se debe consultar su página de Facebook.

En La Marín hay una cervecería tipo oeste de los Estados Unidos, abierta de lunes a sábado, desde las cuatro de la tarde hasta la medianoche. Si a la salida, uno de los clientes no sabe cómo –o tiene miedo- de salir a buscar un taxi, Ryan se ofrece para encaminarlo hasta la calle principal y se asegura de que regrese sano y salvo a su casa. Los bandidos de esta cervecería tienen las mejores intenciones.

Información:

Dirección: Pedro Fermín Cevallos y Olmedo, Quito.

Referencia cercana: Detrás del Coliseo Julio César Hidalgo.

Transporte más cercano: Ecovía, parada Marín Principal.

Otros sitios cercanos: Plaza del Teatro, Plaza San Blas, Mercado Central.

Costos: El vaso cuesta tres dólares, la pinta cuatro y medio, y la jarra doce dólares.

Horario: De lunes a sábado, de 16:00 a 23:00

Ubicación: