Las calles de Guayaquil esconden detalles que solo se aprecian si se observa con atención
Entre la humedad y la muchedumbre, Guayaquil persigue. Desde las siete de la mañana hasta las cuatro de la tarde, el vaho y el asfalto cocinan el mate y la entrepierna. Cuando se prenden las farolas y cae la tarde, surge otra fauna y el aroma de las calles cambia.