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Entrevista a Michael McCutcheon, encargado de contenidos de Mic.com

House of Cards, la serie sobre política estadounidense basada en el libro de Michael Dobbs que muestra las relaciones de poder y corrupción en la Casa Blanca y el Congreso de este país, plantea un escenario sobre los cambios en la forma de hacer periodismo. En Washington DC, compiten dos medios de comunicación: The New Herald, un periódico tradicional, y Slugline, un medio digital en el que los periodistas tienen sus propios blogs y escriben notas con tono informal. En la serie se plantea la visión de tres profesionales frente a estas dos formas de ejercer el oficio: Zoe, una veinteañera, se cansa del diario tradicional porque le exigen cubrir eventos que considera absurdos, como ruedas de prensa, y se cambia a Slugline; Janine, que bordea los cuarenta, luego de una larga carrera en la sección política en The New Herald, se frustra del trabajo va al medio digital; y Tom, el editor general del periódico, que cree que lo que hace Slugline no es periodismo porque no se busca la ‘objetividad’, no se publica lo que él considera importante, y el redactor tiene demasiado poder.

Como Slugline, en el mundo real existen iniciativas que impulsan este tipo de periodismo. Mic.com es probablemente la más popular y exitosa. Se creó en noviembre del 2012  durante las elecciones presidenciales en Estados Unidos y desde ahí –cuando todavía se llamaba Policy Mic– el medio se ha posicionado como una voz fresca, joven y potente que aborda desde la política y la economía hasta deportes y cultura. Lo hace con un eje que los medios tradicionales suelen olvidar, con titulares que invitan –casi obligan– a dar clic y estructuras que enganchan. Actualmente Mic.com tiene veinte millones de visitas únicas cada mes. Michael McCutcheon, encargado de contenidos de este medio digital estadounidense, estuvo en Buenos Aires para el programa de Media Factory en el que participa Gkillcity. Mike, de treinta y dos años, cuenta por qué esta transformación del periodismo es necesaria para que los lectores se interesen más por las noticias y se involucren con lo que sucede a su alrededor.

En House of Cards se retrata lo que ocurre con el periodismo actualmente. ¿Por qué crees que surgen estas nuevas formas de ejercer el oficio como Slugline o Mic.com?

El acceso a tabletas, smartphones, laptops como herramientas para consumir noticias influyó mucho en este cambio. La gente empezó a leer noticias mientras esperaba que le sirvan el almuerzo en un restaurante o antes de entrar a una reunión o en el ascensor, empezó a consumirlas sin importar dónde estaba o qué hacía. La experiencia de leer medios en línea modificó la forma de hacer periodismo. Ya no hay que llegar al señor que lee todo el periódico mientras desayuna, hay que pensar en esa persona que no tiene tanto tiempo ni le interesa leerlo todo, sino de cosas específicas. Entonces te planteas cómo engancharlo con la noticia; en ese instante de espera que tiene disponible para leerte, ¿cómo haces que se identifique contigo? Así, el periodismo se vuelve más cercano porque piensa en las necesidades de la gente, piensa en esas pequeñas cosas que influyen a las otras grandes noticias que publican los medios tradicionales. Ese nuevo periodismo, como el de Mic.com, está más cerca al lector, él lo siente y se identifica. Creo que antes se producía el periódico, se lo distribuía y la gente lo leía porque era como un deber hacerlo; ahora los lectores buscan otras cosas en las noticias, buscan cómo ser mejores personas, oportunidades, quieren entretenerse y sienten la responsabilidad de estar bien informados.

¿Cuáles son esas nuevas necesidades que se han creado?

La mayoría quiere engancharse, estar involucrado, entretenerse, quiere conmoverse y sentir emociones fuertes con lo que consume. Le gusta las noticias que muevan algo en él pero que también tengan contenido, que sean bien pensadas, que sean críticas. Es decir que sean inteligentes pero atractivas de leer.

¿Cómo se dieron cuenta de estas necesidades?

En los medios impresos era difícil obtener métricas y datos de la lectoría. Se sabía la circulación y los suscriptores pero no cómo y dónde leían, qué noticias preferían. Cuando migraron a leer en digital fue posible obtener información sobre comportamientos y temas de interés. Se comenzó a tener retroalimentación que sirvió para saber qué es lo que quiere y necesita el lector. Ese fue el gran salto.

¿Por qué un lector preferiría leer Mic.com antes que el New York Times?

Porque todas las historias le dan esa emoción que el lector busca, siempre hay un valor, un análisis, un hecho distinto. Los medios tradicionales no suelen ofrecer esa experiencia siempre.

¿Crees que importa el hecho de que la gente joven es la que escribe para gente joven?

Sí importa porque se escribe desde esa perspectiva, hay un entendimiento real de cómo son las cosas y eso se transmite.

Mic.com es un medio digital dirigido a millennials –también llamada generación Y–, un grupo de personas nacidas entre inicios de los ochenta y finales de los noventa que se caracterizan por su interés en generar cambios a nivel local y global. ¿Por qué es importante apuntarle a ese grupo?

Porque soy uno de ellos. Porque somos la generación más grande del mundo, la más diversa, la que ha tenido y tiene más acceso a la información. Los medios tradicionales no están dirigidos a nosotros, no se han enfocado en nuestras necesidades, no nos han dejado un buen legado, tienen una deuda en ese sentido. Entonces ahí hay una gran oportunidad para hablarle directamente a ese público.

Los  millennials son considerados como un grupo que no solo quiere trabajar para ganar un sueldo a fin de mes sino que quiere algo más, quiere tener un impacto en la sociedad. ¿Crees que ese principio laboral también se aplique a su forma de consumir medios?

Es una comparación interesante, pero sí. Aunque es difícil generalizar me parece que la idea es encontrar un balance entre hacer un trabajo que nos guste pero que también nos dé plata. Acá te estás informando, estás consumiendo noticias, pero lo disfrutas por la forma en cómo están planteadas.

¿Cuál crees que es el rol de los millennials en el mundo?

Depende en qué rango de edad estén  pero en general es el impacto que están teniendo en todas las áreas, como en los startups, en las grandes compañías, en la política, en las organizaciones sin fines de lucro. Ellos están ascendiendo, ocupando puestos más importantes, de tomadores de decisiones. Nosotros impactamos, ya no es una idea que lo hacemos, es un hecho que tenemos influencia real.

El público que lee Mic.com está conformado por millennials como nosotros dos. ¿Crees que en unos treinta años tengamos la necesidad de consumir “fuentes noticiosas más maduras” (como describe Dan Scotti, un redactor de Elite Daily, en este artículo) a las que se publican en medios tradicionales?

Creo que va a ser un híbrido. Históricamente, el New York Times usa titulares que te informan sobre un tópico o evento específico, pero el contenido de la nota todavía tiene datos, entrevistas. Creo que lo que ha cambiado en esta nueva forma de hacer periodismo es cómo elaboras la noticia, cómo la empacas o editas, la titulas y la esparces o compartes. Eso que hacemos nosotros en Mic.com probablemente empiece a cambiar incluso en los medios tradicionales que suelen elegir una escena o un personaje para comenzar, y en el resto del texto ponen cifras, datos y se olvidan de la historia con la que comenzaron. Creo que esa manera de presentar las noticias se transformará pero la forma de reportear y los principios del periodismo, no.

¿Les han dicho que lo que ustedes hacen no es periodismo?

Sí, pero por lo general son las grandes compañías preocupadas en practicar la forma “natural” del periodismo. Creen solo en esa estructura de colocar al personaje en el primer párrafo, luego la cifra, luego el análisis. Les cuesta perder esa costumbre de hacer periodismo de una sola forma y creen que lo que no está elaborado así, está mal. Pero en realidad consideramos los mismos valores que ellos. Consideramos que es importante entrevistar a varias fuentes, contrastar la información, tener responsabilidad sobre lo que se publica. La diferencia es que tenemos otra estrategia sobre cómo llegar hasta la audiencia para hacer que no solo se informe sino que se involucre. Valoramos mucho la reportería, la recolección de información, el análisis.

Hablando de valores de periodismo: últimamente hay papelones en los medios al reproducir noticias falsas. Por nombrar dos está la de Omar Borkan que supuestamente fue expulsado de su país, Arabia Saudita, por ser el hombre más guapo del planeta; o la más reciente, durante la Copa del Mundo, en la que se difundió que el jugador de la selección de Costa de Marfil, Die Serey, había llorado durante el himno de su país porque su padre había fallecido dos horas antes. En ambos casos la noticia se desmintió.

Por eso existe la necesidad de un editor escéptico, cauteloso, que se fije en los artículos, en la información, que dude. Se mantienen los mismos principios que en el periodismo tradicional. La clave para no cometer en esos errores es no caer en la inmediatez, olvidarse de ser los primeros en algo. En nuestro caso, el contenido es una combinación entre lo que habla la gente, es decir publicar lo más popular pero con un ángulo distinto, y lo que nosotros queremos mostrar, algún tema del que quisiéramos que haya debate, creamos agenda. Trabajamos de esas dos maneras, muy pocas veces caemos en esa dinámica de repetición de noticias virales, en ese efecto echochamber