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Entrevista a James Breiner, especialista en emprendimientos periodísticos digitales

En dos semanas, James Breiner ha logrado que mi aversión a los negocios, los números y todo lo que no implique escribir y hacer periodismo, disminuya. James es gringo, sesentón y simpático. Usa chaqueta y lentes vintage, tiene un gran sentido del humor y prefiere hablar en español. Aunque lo hace un poco pausado, se equivoca en algunas conjugaciones verbales y se corrige enseguida, es claro cuando explica una idea. La idea que nos ha transmitido y reiterado, en estos diez días, ha sido que los periodistas debemos “romper esa muralla entre el área editorial y comercial”. Breiner dirigió durante once años el Baltimore Bussiness Journal, medio que dejó en 2006 cuando aceptó un fellowship del Knight Center. Fue el fundador del primer centro de periodismo digital en América, en la Universidad de Guadalajara. Es profesor del Tecnológico de Monterrey pero viaja por el mundo –sus periblos lo han llevado a lugares como China, Bolivia e Inglaterra–predicando su mensaje de que un periodista puede emprender su propio medio. Fue redactor y editor, por eso le molestan los comentarios que recalcan que la profesión está en crisis. Cree que nunca antes había habido “tanto buen periodismo”.

¿Qué piensas de quienes dicen que el periodismo tiene poco o nada que ver con los periódicos?

Creo que solo están viendo la parte vacía del vaso. Si tomamos en cuenta los medios grandes y tradicionales, sí es cierto que hay menos periodismo e investigación. Pero tenemos que reconocer los medios pequeños, hay todo un ecosistema de estas nuevas plataformas y quienes hablan de que ya no se hace buen periodismo, se olvidan de ver todo el panorama. En toda mi carrera nunca vi tanto buen periodismo disponible como ahora.

¿Por qué?

Porque hay acceso a más contenidos y más gente se preocupa por temas que antes no tenían espacio. En el pasado, por ejemplo, un ingeniero que hacía investigaciones y publicaba un informe sobre la mala condición de los puentes en el país diciendo que van a colapsar, era ignorado porque era un tema muy teórico o porque el medio no tenía espacio. Entonces esa información era ignorada por el público. Ahora esos datos están disponibles porque probablemente el ingeniero tiene un blog o porque un periodista sí le da importancia a ese tema en un medio digital. Antes, los editores decidían qué se publicaba en base a lo que supuestamente los lectores necesitaban pero en ese proceso decidían que había que leer esas tonterías de política. Los reportajes de política tienen que ver solo con los políticos, con nadie más, no tienen nada que ver con el público. Entonces yo creo que ahora hay más espacio para otro tipo de temas, hay más posibilidades de mostrar problemas cotidianos,  de barrio. El periodismo se diversifica y tiene más alcance que antes porque incluso hay una relación más directa con los gobernantes. Este periodismo que surge no es profesional únicamente, me molesta que usen ese término porque si una información es verdadera, verificada y tiene la motivación de mostrar o denunciar algo debería ser considerada periodismo.

Cada vez hay más medios con esa motivación y los dueños son periodistas…

Sí y es increíble, me anima que eso suceda porque así surgen nuevas agendas, como te mencionaba, se da más servicio a una comunidad y existen posibilidades reales de mejorar las condiciones a nivel de barrio, de ciudad, de provincia. Me encanta que la conversación pública que antes estaba controlada por un grupo pequeño de gente con poder político, económico y mediático, esté cambiando. Ahora el discurso público se ha expandido a otros temas y también creo que en estos medios independientes en los que los periodistas son los dueños, hay más investigación que en los medios tradicionales.

Aunque parezca una pregunta obvia, ¿por qué no hay más de estos proyectos en los que los periodistas somos los dueños de nuestros medios?

¿Tú que piensas?

Por plata…

Más allá de plata y el tiempo, es falta conocimiento. No saben cómo hacerlo. El primer obstáculo es que no hay un modelo a seguir. En el pasado, cualquier idiota con plata podía ponerse un medio, con influencia política o económica lo lograba porque había como un molde para montarse un medio de comunicación. En los digitales no hay eso y es más difícil plantear una nueva idea que funcione. La gente que quiere emprender uno de estos proyectos solo sabe una parte que puede ser escribir, hacer fotos, producir videos, pero posiblemente no saben nada de cómo hacer mercadeables los contenidos para conseguir más audiencia y hacer sostenible el negocio. Para eso existe una serie de habilidades: hay que entender las redes sociales, los mecanismos para medir el impacto. Hay que medir, probar, aprender. Hay gente que entiende instintivamente cómo hacer las cosas pero se requieren niveles más altos de entendimiento para ejecutar ciertos conceptos y hacer las cosas bien.

Es decir que no hay una fórmula para crear estos nuevos medios…

Los medios de antes tenían un modelo industrial y ahora estamos viviendo en un periodismo no industrial con nuevos procesos que no son probados sino que se siguen creando y los seguimos ajustando en la marcha. Cada proceso es particular para un medio específico, no hay generalidades. Por eso es mucho más difícil que surjan porque no hay un patrón, no podemos poner una plantilla y aplicarla a todos los nuevos medios como se hacía antes.

Un periodista podría aprender estas estrategias de mercadeo y mediciones para volver su medio sostenible, pero por lo general nos resistimos. ¿Por qué?

No sé, pero a veces es porque los periodistas evitamos este tipo de relaciones porque para nosotros el dinero y una relación económica sugiere algo sucio. Siempre tenemos sospechas que si tenemos una relación económica con una entidad o una persona, una de las partes se sentirá obligada a hacer algo. Hay un gran miedo al conflicto de intereses pero yo creo que se puede hacer un periodismo de alta calidad y conseguir ingresos y utilidades sin violar o comprometer los estándares éticos. Para los periodistas es mucho más fácil vivir como en el pasado donde había una cortina, una muralla entre la parte comercial y la periodística. Una cosa que yo puedo contribuir a los periodistas es ayudarlos a cruzar esta pared y más o menos crear un puente entre las partes.

¿Cómo cruzaste esa pared?

Era editor y un día mi superior me dijo que debía ser el jefe del medio, ser el vínculo entre el área administrativa y editorial. Me tocó aprender. Empecé a tener relaciones con los vendedores y con las habilidades del periodismo, de preguntar y cuestionar mucho, logré una mejor calidad controlando su trabajo. Sus otros jefes anteriores confiaban en ellos y cuando yo entré, empecé a interrogarlos y me di cuenta que no hacían todo lo que decían. De alguna manera apliqué los conocimientos del periodismo para manejar también la parte comercial. Estuve once años combinando los trámites administrativos y vigilando el contenido editorial.

¿Y ahora?

Ahora mi objetivo es desarrollar habilidades y aumentar el conocimiento de los periodistas, darles la confianza para que puedan crear sus propios medios. Estoy convencido de que no hacen más cosas porque no saben cómo y esas herramientas que necesitan están muy cerca y son accesibles. Cuando capacito, la gente suele regresar a la misma pregunta una y otra vez, eso es porque todavía no entienden lo que estoy hablando. Eso no es malo porque sé que intentan aprender pero necesitan procesar esa nueva información que no es ni escribir, ni tomar fotos sino cosas nuevas, más complejas. Mi gran esperanza es que en dos meses o dos años, los periodistas que me escucharon tengan ese momento de iluminación en el que digan “ah, él estaba hablando de eso”.