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Carne asada, menestra y panarómica de Guayaquil

Tres años pasaron desde la última vez que visité La Lomita de Bellavista. Por diversas circunstancias no pude volver en todo este tiempo, pero el recuerdo que guardaba era muy bueno: grandes porciones, una excelente menestra y precios accesibles. Fue por ello que cuando el director de @gkillcitycom me sugirió que la próxima crónica estuviese fuera del perímetro del centro – suroeste, tras barajar un par de opciones, me decanté por La Lomita.

Quedamos en encontrarnos a la entrada de Bellavista con el propio José María y Andrés Troya, a quien me cupo el gusto de conocer personalmente en esta jornada. Tras algún retraso y un error de mi parte en las direcciones arribamos a nuestro destino, una espaciosa casa de dos pisos devenida en restaurante. En la parte frontal se encuentran la parrilla y la caja –el sitio es pague y consuma luego–, mientras las mesas se ubican en la parte posterior y en la terraza del segundo piso.

Ordenamos y, antes de subir, cruzamos unas palabras con doña Amparito, la dueña del sitio, gracias a la gestión de uno de los meseros que resultó ser fiel seguidor de www.gkillcity.com. La señora Amparito nos relató que su negocio, como suele suceder, empezó cuando el local era una residencia familiar de un solo piso, hace ya más de once años. Amparito cocinaba las menestras y moros y atendía la parrilla, con ese toque secreto familiar que hasta hoy lleva cada uno de los platos de La Lomita.

La espera en el segundo piso fue corta y amena. La conversación con Andrés y José María nos llevó por un sinnúmero de temas, acompañados de la hermosa vista nocturna de Guayaquil. En cuanto a escenario, “las menestras” de La Lomita seguramente corren sin competencia.

A Andrés y a , que pedimos moro con chuleta y moro con hígado, respectivamente, nos llegó un abundante plato del arroz con la achura encima. José María se había decidido por el plato estrella y más caro de la casa, por lo que le llegaron en recipientes separados, colmados hasta el borde y más allá, el arroz con menestra y la costilla de cerdo; para una persona normal hubiese sido un plato para compartir.

El hígado, una sábana de un poco más de medio centímetro de grosor, estaba cocido al punto, tal como lo recordaba, y sazonado de manera ligera; en el hígado es especialmente importante el grado de cocción,para evitar que que se convierta en un caucho saborizado. El moro llevaba pimiento y cebolla finamente picados, algo espectacular para mi gusto pero que puede no ser del agrado de más de uno; su textura caldosa, bañada en queso criollo, mereció que Andrés lo califique como una suerte de risotto de lentejas. ´

Por su lado, José María evaluó positivamente la menestra en sabor, cocción del fréjol y textura del caldo, aunque por esta vez estaba apenitas pasada de sal. Coincidimos con José María en que se trataba de una excelente menestra, equilibrada en lo más importante, y que con ese arroz tan bien cocido merece repetición. No tuve ocasión de probar la costilla por la voracidad de mi compañero comensal, aunque estoy seguro que el plato vacío es el mejor testimonio posible. Gran compañía, comida copiosa y de calidad, amable atención -el mesero, seguidor de este medio digital, preguntó por Andrés Crespo y subió unos patacones con queso, "de la casa para Gkillcity"- y, para redondear, a expensas de la caja chica de @gkillcitycom. Esta, sin duda, ha sido una de las crónicas más placenteras que me ha tocado realizar. 

Ficha Técnica

Nombre: La Lomita

Ubicación: Bellavista Mz 22 V 17 (8º Pasaje 15A SO y Agustín Queirol S). Para más referencia, ver el mapa de huecas pepa

Horario: De 6 PM a 11 PM. Fines de semana, más tarde, hasta que se vaya la clientela.

Precios: Porciones solas desde 4,00 hasta 11,00 los combos, según se elija chuzo, chorizo, carne, pollo, hígado, chuleta o costilla en combinación con moro o arroz con menestra.