Un día en la fantástica estación científica de Tiputini, de la Universidad San Francisco de Quito, en el corazón del Yasuní impoluto. Una oportunidad que aprovecho para recordarles lo que sacrificamos, por nuestra dependencia como país, como sociedad, al petróleo. No es sólo responsabilidad del gobierno, o de las petroleras, ellos no hacen más que tratar de saciar la inagotable sed de nuestro modus vivendi a este mineral maldito y necesario al mismo tiempo. Recuerden, sin demanda no hay oferta… ¿Cuánto esfuerzo hacemos para cortar la adicción?!