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“Lo fragmentario, más que la inestabilidad (la no fijación), promete el desconcierto, el desacomodo.”

Maurice Blanchot.

1.La muerte de la novela

“Paul is dead. Paul is dead. El mito de la muerte de McCartney se parece al mito de la muerte de la novela: viene de la imaginación que busca trazar desastres, poner el punto final, moldear misterios y conspiraciones. Desde Ortega a Goytisolo la historia siempre es la misma: a la novela le firman el acta de defunción sin tomarle el pulso. Dicen que muere porque se transforma. Dicen que muere porque parece un personaje de una película de Ghibli, de esos a los que le salen caras debajo de las axilas, junto al páncreas o en los genitales. Pero la novela es Baldanders, el monstruo sucesivo, la creación mutante que se crea y se recrea, el espacio de experimentación narrativa que nació siendo proteico [quizás esa sea su única condición no-mutante]. El mito de su muerte nos obliga a velarla mil veces sólo para saludarla al día siguiente; sólo para escucharla cantar A day in the life.”

Jim Yang

Jardines de Kensington

 

2. La novela híbrida

“No, señores, a mí no me vengan a decir que las lagartijas vuelan o que las iguanas tienen agallas como los peces. Aquí no hay espacio ni para la quimera ni para la esfinge. Aquí no hay acertijo. No me mezclen las formas ni los métodos y llevemos la fiesta en paz.”

El cura Ibacache

Nocturno de Chile

 

3.La novela erótica

“Esto no es pornografía. Pornografía es… ¿quién sabe qué es lo que es? Lo que se sabe es lo que causa. Es decir, a veces sabemos qué es pornografía y a veces no. Depende. Cuando hablamos de literatura hablamos de erotismo porque nos gustan las palabras con clase. De cualquier forma la novela erótica está desprestigiada porque no es trascendente hablar del cuerpo cuando el cuerpo es la negación del yo-que-me-trasciende-la-piel, más animal que humano, más inclinado a la abyección, cuando es superficie y no profundidad, femenino y no masculino. Por eso la novela erótica en Latinoamérica la han escrito las mujeres y es un subgénero que carece de respeto: porque no es literatura de ideas, es literatura de baño. Y el arte no se ocupa de las excrecencias. ¿No?”

Mariolina

Amatista

4.La novela autoficcional

“Dicen que escribir sobre uno mismo escribiendo es una mise en abyme innecesaria, fatigosa, que denota la egocentría del escritor que no puede dejar de mirarse y que con el ojo en el ombligo acaba escribiendo sobre su proceso de escritura sin que a nadie le importe en lo más mínimo su proceso o su vida, o la forma en la que se mira, porque lo que tiene que hacer un escritor es tomar distancia de la representación y no incluirse ni a él ni a su mirada de forma explícita, no vaya a ser que acabe incitando al lector a pensar en la representación misma y, como en la caída por un tobogán, terminemos hablando de política.”

Becario Guggenheim

La novela luminosa

 

5.La novela política

“¿Qué tipo de novela no es política? ¿La mala? Hasta la novela mala es esencialmente política. La diferencia más importante entre la novela buena y la mala es que la primera dice lo que sólo se puede decir escribiendo. Significa pensar dentro o fuera de los márgenes, pero, al fin y al cabo, el margen es la figura fantasma que siempre está presente, incluso en su ausencia. La novela siempre es política. No es evasión ni espejo, sino un retrato pintado con los pies.”

La madre

Los vigilantes