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@ElMediodia

¡Hola amiguitos! Nos volvemos encontrar al cabo de algunos meses, esta vez con una hueca de parrilladas, bien al estilo de nuestra ciudad. En Guayaquil, toda parrillada que merezca el mote de criolla debe incluir como acompañantes opciones de arroz con menestra, ensalada mixta (tomate, lechuga y cebolla) y papa al horno con salsa de queso. De todas las alternativas de proteína, la más típica es sin duda la carne asada, pero en el último tiempo han proliferado los sitios que, además de la también tradicional chuleta, ofrecen cortes especiales de res y sus vísceras, cerdo y variedades de chorizos.

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En esta ocasión, a impulso de mi amigo y colega de las #TertuliasCF @romcabrera, concurrimos a un local en Mapasingue -Urdesingue, a esa altura- que ha ganado notoriedad por su costilla de chancho. Luego de varios dimes y diretes se armó una nutrida comitiva con el concurso de @lagabysilva, @merlinadelgolfo y @nashiraprime. Tras encontrarnos en el Albán Borja –y en mi caso, previamente perderme quince minutos buscando el New York Discount- enfilamos rumbo a las calles Aguas y Costanera, en toda la zona de la FACSO.

El local, relativamente amplio, nos recibió con una mediana clientela, por lo que rápidamente pudimos ubicarnos. De una preguntamos por las costillas y, para mi sorpresa, el mesero nos indicó que con dos costillas debía ser suficiente para los cinco. La orden de costillas llega acompañada de un plato de arroz con menestra por lo que con las tres papas asadas y una ensalada que agregaron mis amigos, estuvimos listos. Al entrar había atisbado en el menú panorámico la palabra “ubre”, así que sin pensarlo dos veces solicité que me sacaran una porción de es víscera, para ver si en este sitio tenían el toque mágico para prepararla.

Romeo me advirtió que los platos salían pronto, y así fue. Una grosería de costilla arribó por partida doble rebosando los márgenes de los platos, junto con todos los acompañantes: papa cocida a la parrilla dentro de papel aluminio y ensalada de lechuga, tomate y cebolla colorada encurtida.

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La orden de costilla de Aladino consiste en un solo corte, con una parte de costilla propiamente dicha a la que sigue carne de cerdo sin hueso, lo cual explica su desmesurado tamaño. Por ello, la calificaría casi casi como un bife de costilla de chancho, lo cual la vuelve una opción distinta a costillas como las que ofrece esa otra gran hueca, Chelín. La costilla estaba asada al natural, con sal, pimienta y aliño, que es como la prefiero yo por lo regular. El chancho, dicen los doctores, debe estar bien cocido; éste estaba bien cocido, tostadito pero jugoso por dentro, especialmente en la parte huesuda. En definitiva un gran plato que da para que coman tres personas con tranquilidad.

En media degustación de la costilla cayó la ubre, de las mejores que he probado en sitios populares. Con un grosor de poco más de medio centímetro, perfecto para la parrilla, la ubre estaba chamuscadita y tierna, para nada chiclosa. La materia prima era evidentemente buena y fresca pues su sabor fue delicado; “dulce”, como dijo @merlinadelgolfo cuando se animó a probar un –y solamente–. Este solo hallazgo justifica volver a Aladino.

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Los acompañantes fueron competentes. Una menestra de fréjol café, espesa y con un adecuado sabor, ayudó a sacar provecho al arroz graneado. Esta menestra no estará entre las mejores de la ciudad pero no deja de ser un buen plato. La papa estaba cocida al punto apropiado; concentrado en las proteínas, apenas sí la probé, aunque lo hice vaciándole encima varias cucharadas de una cremosa salsa de queso.

Terminada la cena me acerqué a conversar con don Robinson Aladino Cedeño, un quevedeño que hace 9 años y con 50 dólares de inversión puso en la misma esquina una carretilla de cebiches. El negocio, me comentó, tuvo altibajos por las constantes obras públicas que periódicamente han roto las calles aledañas. Cuando el negocio finalmente creció, alquiló un local –ubicado en una mitad del actual– y puso una parrilla para empezar a ofrecer asados con arroz y menestra. Hace alrededor de un año el sitio dejó definitivamente los cebiches y, en una movida que resultaría muy acertada, introdujo en la carta la costilla que minutos antes me había despachado; en este último año la clientela se ha incrementado en más del 50%, todo por la costilla, me aseguró Aladino.

“Esto pasa repleto” y “todo el mundo que viene, vuelve” son dos frases que lanzó don Aladino durante nuestra conversación. El dueño de esta hueca no miente; a la hora en que estábamos por partir, luego de pagar, el local en efecto estaba lleno; en ese mismo instante, mientras tomaba el taxi, prometí solemnemente volver pronto. Aladino me concedió tres deseos: ubre, costilla y menestra. Este restaurante es una lámpara que voy a frotar nuevamente.

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Ficha Técnica

Nombre: Restaurant Aladino

Ubicación: Aguas y Costanera, diagonal a TIA. Zona de la Facso, Mapasingue.

Horario: De 5 PM a 10 -11 PM.

Precios: Costilla con un acompañante, $ 12,00; Ubre, $3,00; arroz con mentestra y carne, hígado o chuleta, $ 4,00; arroz con menestra y chorizo, $ 3,50; arroz con menestra y pollo, $ 4,75; parrillada, $ 10,00.

Rafael Balda