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Un check list sugerido para saber si aceptar un trabajo en una burocracia

o cómo enfrentarlo mejor.

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Marcelo Aguire. Entre la desidia y la esperanza.1995.

En la larga fila del supermercado de un sábado de mañana escucho a un par de jóvenes de veinte y tantos:

– Loco, voy a trabajar en el Ministerio mismo, me salió ese camello después de todo.

– Buenazo, brother, vas a trabajar con la Cinthya que tiene unas amigotas bien puestas.

– Simón pero lo más bacán es el sueldo, es dos veces lo que gano ahorita y de ley ahí salgo 4 y media en puntito.

– Ve, una vez ahí tienes que palanquearte el nombramiento. Hazte pana de tu jefe y si te dan nombramiento te parqueas de por vida.

– No sé, loco, no me veo como burócrata toda mi vida, pero si se da el chance yaf no le voy a hacer fieros.

Escuchando la conversación me acordé cuánto me inquieta el mercado laboral ecuatoriano. No precisamente por sus números a nivel macro (lo que amerita otro tipo de análisis) sino por la frecuente atracción de jóvenes profesionales a entidades públicas cuyo futuro –desafortunadamente– en pocos casos terminan enrumbado en inteligentes carreras profesionales. Y es que el pero no está en que se conviertan en burócratas, el problema es que por inercia terminan inmiscuidos en un sistema que parece atractivo a priori pero que, en el largo plazo, puede pasar una elevada factura.

Conversando con una amiga burócrata sobre este tema me decía: “Esto de la burocracia es como un martillo. Si está en manos de un carpintero podrá construir un hermoso mueble, muy útil y práctico, pero si no estás al tanto de los trucos, puede ser un arma que asesine tu futuro laboral”.

No soy experto en recursos humanos, tampoco creo saber más que el promedio sobre temas laborales. Sin embargo, creo tener experiencia para analizar la burocracia ecuatoriana de estos días: he trabajado en ella así como en el sector privado (transnacionales, empresas medianas, pequeñas y tres emprendimientos) y en la academia (profesor y asistente de profesor). Eso me permite comparar y poder describir experiencias positivas y negativas de gente a la que, dentro o fuera de mis equipos de trabajo, le ha ido muy bien y a la que ha ido peor. Este texto recoge 13 consejos para jóvenes burócratas del Ecuador, que los he venido pensando, discutiendo y seleccionando. Intento que los jóvenes, -cuándo piensen entrar a este sistema o una vez adentro- lo tomen en cuenta, se preparen, lo aprovechen y decidan mejor. Esta no es una declaración a favor ni en contra de posicionas políticas, es un check list sugerido para saber si aceptar un trabajo en una burocracia o cómo enfrentarlo mejor.

Una última acotación: recordemos que la burocracia como concepto no es exclusivo de entidades públicas. Así que esto bien puede aplicarse, en la mayoría de los casos, a burocracias del sector privado. Claro, las sugerencias se orientan principalmente hacia lo público.

1. No te dejes tentar por el salario

Si estas empezando y tu experiencia profesional tiene menos de 5 años, estás en una etapa sensible en la que debes invertir en tu futuro. Tu objetivo debe ser obtener un empleo que te permita crecer profesional y personalmente, un lugar donde aprendas y comprendas gradualmente la rutina y responsabilidad laboral. Los años iniciales de tu profesionalidad van a ser fundamentales para “casar” o “divorciar” tu vida académica con tu vida laboral. Por este motivo, debes tener presente que en tus primeros empleos no vas a tener el trabajo ideal, en tu área preferida o con un sueldo espectacular (claro a menos que seas el hijo del dueño o tengas algún tipo de facilidad que en futuro provocará algún tipo de deficiencia gerencial). Lo más probable es que encuentres trabajos en tu área con salarios más bajos o incluso que solo encuentre pasantías no pagadas. Mi consejo es que a pesar de que ganes menos dinero debes escoger un empleo que sientas que tienes afinidad, que te guste, pero más que todo que aporte en tu formación profesional.

Actualmente en la burocracia se ofertan muchos empleos, la mayoría de ellos administrativos y en la mayoría de los casos el salario en el sector público es mayor al del sector privado (Ecuador-2013). El dilema que deberás resolver es que si escoges un empleo distinto al de tu formación académica al final de cuentas puede ser más lo que pierdas que lo que ganes. ¿Por qué? En el futuro, en algún momento tendrás que competir por otro empleo, con alguien con un perfil parecido al tuyo: ese alguien puede ser una persona que tomó decisiones más acertadas y aprovechó sus primeros años profesionales aprendiendo y ganando experiencia en tu mismo campo ¿Quién crees que tiene más probabilidades de ser contratado? Puede así mismo que –con todo derecho– decidas especializarte en el sector público y descartes la inversión que hiciste previamente con tus estudios. Esa sería una decisión triste, pues de plano descartas la inversión de tiempo, dinero y más que todo de gustos que hiciste con tus estudios.

Este consejo se vuelve un pedido extremo si tu carrera académica está incompleta. El peor daño que te puedes hacer es dejar en stand by o abandonar tus estudios porque encontraste un trabajo con un buen sueldo. Estas quemando tus naves sin haber empezado la guerra. El mundo laboral real es cada vez más competitivo y difícil, cuando salgas de la burbuja y tengas que competir y no tengas un título académico simplemente estarás fuera de juego. Termina esas clases, concéntrate y haz una buena tesis. Haz lo que debes hacer primero, para ello no dependes de nadie, aquí no hay excusas.

2. Prefiere un puesto técnico a uno administrativo

Actualmente en Ecuador, la gran mayoría de oferta burocrática está disponible en los departamentos administrativos. Esto no necesariamente es un mal empleo. En funciones administrativas podrás aprender mucho, conocer de procesos y comprender las marañas procedimentales del sector público. Si tus estudios fueron en Administración o similares, te consideras una persona con paciencia, organización, habilidad para trabajar con perfiles complejos, te gusta el sector público y estas dispuesto a enfrentar los retos que explico a lo largo de este texto, un cargo administrativos puede ser una buena alternativa para ti.

Por otro lado, si estudiaste algo distinto a Administración (o afines) y consideras que tienes un perfil técnico, ése definitivamente no es tu espacio. Ahora bien, en los departamentos “técnicos” todavía hay opciones y buenas. La expansión –y en ciertos casos especialización del sector público en Ecuador a partir del año 2007 ha permitido la creación de muchas plazas de trabajo especializadas y técnicas. Las ramas asociadas a la ingeniería son un claro ejemplo donde sí puedes apostar.

En ciertos casos puntuales, el sector público puede convertirse en una ventaja estratégica en tu vida puesto que puede ser el único lugar donde puedes aprender ciertas técnicas. Pongo un ejemplo con mi experiencia personal: si tu interés en la vida es aprender sobre producción de estadísticas a gran escala y quieres especializarte por ejemplo en censos ¿en qué otro lugar puedes aprender sobre censos sino en el Instituto Nacional de Estadística y Censos? Simplemente no hay más. Lo mismo va a suceder en otras áreas específicas y por supuesto siempre y cuando ese sea tu interés concreto. Por supuesto, es un error que busques aprender algo por la “oportunidad que te brindan”, cuando es algo que no te gusta. Siempre estuve en desacuerdo con el consejo de “hay que aprender sobre petróleos porque es lo que da plata” símil de “para casarte debes escoger el mejor partido”. En la vida tienes que hacer lo que te gusta y aprovechar para especializarte en eso.

3. Busca una institución/organismo con el menor perfil político y mayor técnico

Piensa en tu hoja de vida en el largo plazo. Como decía el tocayo Vásconez: “las personas debemos tener un plan de vida profesional, que no es solo crecer verticalmente sino horizontalmente”. Tendrá más peso si has aprendido cosas importantes y has dejado huella en proyectos estructurales. Las instituciones tienen rangos de acción definidos y si no es tu área de interés y afinidad, no aceptes. En todos los países del mundo hay instituciones públicas dedicadas a cuestiones técnicas y otras a cuestiones políticas. Si lo tuyo es la política y tienes afinidad por los valores de las personas que están al frente de las instituciones pues dale, con mucho ahínco y trabajo: arriésgate. Pero, si lo tuyo no es la política y te gustan ámbitos técnicos no lo hagas. Entrarás a jugar un partido que no será de tu agrado y del que podrías salir magullado, perderás bilis, dinero y lo más irremplazable: tiempo.

4. Evalúa a la cabeza y equipo de la institución: estabilidad, imagen pública, inteligencia.

A donde quiera que vayas, ubica, conoce y evalúa a la cabeza y equipo de tu institución. Si el Gerente, Ministro, Director, Presidente o lo que fuere de la organización es alguien que te inspira confianza, que te hace soñar y ambicionar, que te motiva con su imagen, sabrás que estas en el lugar correcto. Si además te atraen los objetivos planteados dentro de la gestión institucional, entonces también estas en el momento correcto. Toma en cuenta que no estoy diciendo que debe caerte bien, estoy diciendo que debe ser alguien de quien al final del día sepas que vas a aprender algo, y por supuesto, aportar. La gente hace las instituciones, no al revés.

5. Evalúa el perfil del departamento de recursos humanos

Puede suceder que encuentres un empleo en el área que estudiaste, que lo ves promisorio y que está en el sector que te gusta, pero si tienen un departamento de recursos humanos deficiente, te pueden provocar más de un dolor de cabeza. Cometiendo el pecado de generalizar, los departamentos de recursos humanos en el sector público suelen ser deficientes y a menudo dejan escapar trabajadores excepcionales debido a las trabas burocráticas, lentitudes de la rutina y en ciertos casos hasta por favoritismos personales, institucionales y políticos.

Detente un momento para analizar tu percepción sobre este departamento ¿Qué tan organizado lo sientes? ¿Cumplieron con las horas y fechas que desde un inicio te solicitaron para entrevistas y papeleo y burocracia? ¿Has logrado identificar que tienen métodos estandarizados? ¿Te aplicaron una prueba o concurso para acceder al empleo? Si la respuestas son “sí” entonces vamos por buen camino. Si la respuesta es “no” en alguna de estas preguntas vamos mal. Si crees que estas siendo beneficiado por algún tipo de “palanca”, te pido que estés consciente de que lo que te hacen a ti, es exactamente igual de probable que lo hagan con otro, así que prepárate: si contigo hubo favoritismos, puede que en el futuro no crezcas o no renueven tu contrato porque puede haber favoritismos con otro.

6. Separa tu opinión o favoritismo político de tu gestión laboral.

Todos tenemos una opinión política, hasta los que creen no tenerla. Sin embargo, tu trabajo debes tomarlo como algo distinto. Si tu trabajo es técnico, no comentas el error de mezclar ambas cosas. Tú fuiste contratado para algo en concreto y eso es lo que debes cumplir. Ni te excedas opinando o inmiscuyéndote en temas políticos, ni permitas que condicionen tu empleo a favores del mismo estilo. No te dejes manipular. Dale valor a tu trabajo y dignidad a tus decisiones. Nuevamente recuerda: si consigues algo por favores políticos, estas en un lugar en el que tienes exactamente las mismas posibilidades de ser discriminado por los mismos motivos en el futuro.

Ahora bien, si tu trabajo es la política, estudiaste sobre política y tu gestión es sobre política, obviamente este consejo no se aplica. Discutir los límites éticos de la intervención ideológica-partidista en un trabajo estatal es un tema que debería ser abordado desde lo ético. Esto amerita una discusión distinta y este texto no tiene eso por objetivo. Si te interesa el tema solo quisiera dejar sobre la mesa un pensamiento para discusiones futuras: un país no se desarrolla con un Estado partidista, se desarrolla con un Estado inteligente, eficiente, fuerte, pequeño y compuesto por instituciones coordinadas pero independientes entre sí. Intervenir ideológicamente la burocracia (sea del bando que sea) lo vuelve ineficiente, gordo y torpe. Se pierde tiempo y dinero, y eso es caminar en la senda opuesta al desarrollo.

7. Analiza los beneficios extras al salario

Haber salido hace poco de la Universidad hace que uno busque o consolide su independencia económica. Por este motivo es común pescar un trabajo que te brinde mejor salario. Sin embargo, recuerda: en el largo plazo tienen mejores probabilidades de tener un empleo sólido y estable, quienes han desarrollado una carrera profesional estructurada y sostenida. Cuando tengas una oferta de empleo identifica los beneficios extra salariales que existen: ¿te van a capacitar? ¿Tendrás la oportunidad de trabajar con gente de la cual vas a aprender? ¿Tendrás experiencias que sumarán conocimientos importantes y acordes a tu expectativa laboral? Es subjetivo poder responder en qué momento son los beneficios mejores que los costos, sin embargo no viene mal que te detengas a pensar si valen la pena o no. Hay mucha gente que renuncia a trabajos bien pagados, por una mala relación con el equipo. Piensa en estos factores y recuerda que el dinero no lo es todo.

Ahora bien, supongamos que has decido entrar a la burocracia o ya te encuentras dentro de ella. Una cosa es decidir si aceptar o no jugar un partido de futbol respetando sus reglas y otra distinta es no querer jugar una vez dentro del campo de juego.

8. No te asustes ni te amilanes ante los viejos mentales

Recuerda que la edad es un asunto mental. El problema es que este detalle afecta a gran parte de las generaciones previas al año 70 en Ecuador y lo triste es que a veces contamina a los del 80 y 90. Por ende, cuando me refiero a “viejos” en esta sección me refiero a viejos mentales, que los reconocerás por algunos tips a los que tendrás que enfrentarte:

El viejo mental presionará a que no tengas nuevas ideas. Recuerda que el viejo no quiere que lo saquen de su “nivel de confort”, quiere ganar su sueldo sin que nadie le moleste, salir lo más temprano y hacer el menor esfuerzo posible. Un chiquillo con energía y nuevas ideas es una amenaza, así que es probable que te haga la vida imposible. Con ellos me he encontrado en la academia y en el sector público. Mi consejo: ser muy descarado, ser más firme y claro. ¡Quéjate! ¡Propón! ¡Reclama! ¡Inquiere! ¡Reta! ¡Compite! No te dejes amedrentar con sus comentarios irónicos, con sus pasquines o indirectas. Tú sigue. No te detengas. Si terminas perdiendo el empleo, ¡ganas! Son ellos los que pierdan. Tú sigue.

El viejo mental detesta la tecnología. Me acuerdo que un par de burócratas me amenazaron con juicio laboral por obligarlos a SUMAR (sí, sumar) en Excel y no hacerlo a mano. Me dijeron que atentaba contra los “derechos básicos del trabajador de no alienarse a la tecnología imperialista”. Me reí mucho esa tarde. Al cabo de un par de meses reemplace a 4 personas por una sola. Recuerda, si te acostumbras a tus procesos, en algún lugar hay alguien que está aprendiendo y dominando más tecnología. Cuando termine el día ¿quién será más cotizado? Por cierto nunca pusieron el juicio pero quedé como inhumano porque obligué a usar el Excel para sumar.

El viejo mental adora el chisme. Estés donde estés jerárquicamente, el viejo mental creará chismes sobre tu vida. Si eres casado tu fidelidad está rota hace rato. Si eres soltero la pregunta será porque no te casas. Se inventarán de todo a fin de que caigas en el juego. ¿Cuál es el juego?: que fomentes el chisme sobre otros, que respondas a pasquines y sobre todo: que te desconcentres de tu trabajo. Sueno a abuelo patético advirtiendo pero tengo al menos una decena de amigos que podrían hablarte horas de cómo intentaron destruir sus vidas con esta táctica. Tú sé muy parco con esto, ríete, llévalo a broma pero jamás te desgastes en este tema. Ignóralo. Sigue adelante y responde con trabajo. Tú sigue aportando y haciéndolo evidente.

Cuando sientas que te comportas como un viejo mental, renuncia inmediatamente. Eso, nada más que agregar.

9. Ten a la mano tu renuncia lista

Te ayudará a irte cuando lo consideres conveniente o necesario y le dará libertad al líder de tu equipo a tomar la decisión más adecuada en el momento preciso.

Este consejo me lo dio mi hermana y fue el primero que me dieron cuando empecé en la burocracia: no sientas apego por este trabajo y ten siempre lista una hoja impresa con tu renuncia voluntaria. Mi hermana ganó un concurso público a través de una auditoria internacional para ser Gerente de un área en el Banco del Estado. Antes de eso fue Gerente en varios bancos internacionales. Cayó un Presidente, vinieron hordas de enfermos y la misma gente de su equipo mandó sacando a los que ganaron el concurso, “porque implementaron ideas que obligaban a la gente a trabajar”. Ya muy pocos puestos directivos y gerenciales se hacen ahora con auditoras internacionales por lo que es muy probable que algún momento suceda algún tipo de reestructuración y tengas que salir.

Esto también es útil cuando te topes con problemas éticos. Recuerda que primero está tu dignidad, tu carrera profesional y tu imagen. Sé honesto y coherente con tus principios: cuando no estés de acuerdo con algo saca tu hoja, despídete sonrientemente y sigue, que la vida no se acaba.

Ventajosamente yo renuncié por distintos motivos a los de mi hermana y tuve tiempo para preparar mi salida. Tuve comprensión y debo decirlo abiertamente que nunca tuve presión política por parte de mis jefes. Desafortunadamente esto no siempre es así y deben confluir muchos factores para que suceda.

Prepara tu reemplazo, sé generoso al enseñar. El mecanismo para ser indispensable es que la organización no dependa de ti.

10. Compárate continuamente con tu promoción y mantente activo en el mercado

Ten siempre un ojo puesto a tu generación. La gente que se graduó contigo es fundamental para evaluar qué tan bien vas en comparación con el resto. Por favor, no compares el salario, compara la calidad del empleo, lo bien que se siente realizándolo. Cuando mires tus funciones conversa con alguien del sector privado y compara qué está aprendiendo él o ella contra cuánto aprendes tú. Recuerda, esto se trata de ganar conocimiento, habilidades y/o experiencia, no solo dinero.

En esta misma línea, no dejes de mantenerte activo en procesos de selección. Puede que te encuentres estable en algún ente público pero nunca esta demás evaluar cuánto te valoran en el mercado y tener una opción bajo la manga. Participa en concursos privados, así veras si la brecha salarial y las habilidades profesionales están creciendo al mismo ritmo que están creciendo en tu actual empleo. Por supuesto, no te mientas a ti mismo: sé crítico y honesto con lo que estás aprendiendo al momento de compararte.

11. Aprende de leyes y ten mucho cuidado con lo que firmas

Esta es casi una triste consecuencia. En el sector público, a comparación del privado, debes tener muchísimo más cuidado con lo que firmas. He visto gente que por despistada o por comedida termina aprobando cosas que no debía y luego mencionada en los famosos informes de contraloría. A diferencia del sector privado, estos pueden ir desde un llamado de atención hasta la cárcel, pasando por una sanción económica, sin quitar el daño moral al que son expuestas incluso si después se desestima la sanción. Antes de firmar algo (empezando por tu contrato), discútelo con alguien de experiencia, mira los pros y contra y sobre todo ten claro hasta dónde llegan tus responsabilidades. Cualquier extralimitación es riesgosa. Con el tiempo uno va aprendiendo de normas, reglamentos, acuerdos, decretos, leyes y por supuesto de la Constitución. Esto es buenísimo si eres abogado, pero ser abogado normalmente no es algo tan divertido en la vida. A pesar de ello, no está por demás que tengas contacto con algún abogado amigo (ambas condiciones necesarias) que te dé una mano con algún consejo de cuando en cuando o que esté dispuesto a ayudarte con una consulta gratuita. En el peor de los casos juégate por la simple: si no estás seguro de lo que estás firmando, no lo firmes.

12. Prepárate para un choque cultural

Abre tu mente, aprende lo bueno y descarta lo malo. No te contagies de la pereza, busca a la gente alegre, a la deportista, a la contenta, a la propositiva. No te juntes con los “perros de la tristeza”, integra, haz amigos y sobre todo aprende culturas nuevas. Cada institución tiene una cultura a la que se le puede aprovechar, tú decides que parte tomar: lo bueno o lo malo de la historia.

13. Si has llegado hasta acá, lo más importante: si vas a hacer algo, hazlo bien

Atravesar obstáculos tiene siempre su recompensa. Y menciono esto porque hay un valor único que tiene el trabajar en el sector público que es imposible de encontrar –en esa magnitud– en el sector privado: servir.

Seguro nadie te agradecerá cuando te vayas, hasta es posible que muchos no den cuenta que pasaste por allí, pero la satisfacción real es dejar tu huella, transformar tu entorno, incluyendo a las personas con las que compartes, trabajar un poquito más, ser ambicioso en los objetivos que planteas para la institución (construir catedrales y no solo picar piedras para sus muros) y si te lo permiten darle no una, sino las dos manos a alguien vulnerable. No significa dar dinero, significa hacer bien tu trabajo. En una frase: “dar un poquito más”, siempre deja más de lo que recibes.

Trabajar para la gente es un privilegio y si es algo que te gusta y has sobrepasado los obstáculos hazlo bien, con cariño, con dedicación y entrega. Nada compensa la felicidad que uno siente cuando sabes que has dejado un lugar mejor al que encontraste y mejor si es sin bombos y platillos, sin alharacas, sin politiqueros vendiendo humo. Es mejor llegar a casa con una sonrisa por haber hecho bien las cosas, caminar con la conciencia tranquila y saber que has hecho bien tu trabajo. Eso es lo lindo del sector público: está hecho para pocas personas, para aquéllas que están dispuestas a sacrificarse, a buscar el bien común, y que para lograrlo son capaces de sortear obstáculos difíciles.

Es una lista corta y discutible, espero que te sirva y la aproveches. Quizás me equivoco en casi todo (excepto en lo de los abogados), quizás solo en parte. Mi intención no es acertarle a todo sino generar el principio de una guía para que puedas escoger mejor tu empleo y pienses a largo plazo. No está por demás que siempre se recuerde que es más importante tu dignidad, tus valores y tu ética. Allá afuera hay una selva a veces agresiva y a veces atractiva, en tus manos esta hacer de tu ingreso al servicio público una experiencia única, o una pesadilla.

***

Por fin llego al final de la fila en el supermercado. La cajera sufre por una mañana infinita de compras y reclamos. Uno de los jóvenes intenta coquetearla sin éxito y se marchan. Al verme llegar me sonríe corporativamente mientras me saluda. Tiene una foto al parecer de su hija junto a la caja. Tiene también uñas cuidadas, un tatuaje sobrepuesto y rapidez de pianista en los dedos. Al final le pregunto que que piensa de la conversación de los muchachos. Me sonríe con complicidad y astucia antes de sentenciar: “el pez de pecera no sabe que existe el mar”.

Me voy del caminando y sonriendo, pensando los tesoros que uno encuentra sin buscar. Tengo que llegar a casa y escribir este texto.

Gracias a Jorge García, Byron Vasconez, David Vera y Livino Armijos que aportaron con comentarios y sugerencias a este texto.

Byron Villacís