Antes del 2011 la píldora del día después no estaba disponible en cualquier farmacia sin embargo muchas jóvenes habían escuchado de su uso y de su venta clandestina. Stephany es una de ellas.

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En el 2011, a sus 20 años, tomó su primera pastilla del día después, a pesar de que usaba pastillas anticonceptivas y el método del ritmo para no quedar embarazada. En ese entonces, su falta de información sobre planificación sexual la llevaron a comunicarse con una decena de farmacias de nombres no reconocidos, buscando una que provea la pastilla del día después, hasta que dio con tres en las que se encontraba disponible sin receta médica.

Acudió a uno de estos centros más de 4 veces en un año para comprar la pastilla. No se hicieron esperar  efectos negativos en su estado de ánimo, en la alteración de su período menstrual y ‘me comenzó a salir barba como hombre’, dice. A pesar de que Stephany acude actualmente a una ginecóloga, nunca le comentó sobre el exceso de estas pastillas. Al momento, se arrepiente del consumo de estas pastillas, pues luego de tres años no las ha vuelto a ingerir y considera que cortó un proceso de la naturaleza. Ideas como las de Stephany son producto de los mitos y verdades alrededor de la pastilla del día después.

9 de cada 10 adolescentes desearían haber recibido información sobre sexualidad en el hogar”, dice la publicidad de ENIPLA (Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo Adolescente). Revela una necesidad y  tendencia que sería revertida con el reglamento del Ministerio de Salud Pública expedido el 25 de marzo. En este se garantiza la distribución de distintos métodos anticonceptivos, entre ellos la píldora de anticoncepción oral de emergencia o píldora del día después.

Este reglamento ha producido una serie de opiniones de distintos grupos entre los cuales están quienes defienden los argumentos del Ministerio de Salud para su expedición, como quienes consideran que la entrega gratuita de la ‘pastilla del día después’ promoverá su uso indiscriminado, además de considerarla una pastilla abortiva.

De 1979 al 2004 el uso de métodos anticonceptivos se incrementó en un 116% en Ecuador. El uso de estos en el área urbana representaba el 76,6%. Las mujeres de 30 a 34 años de edad eran sus mayores usuarias. El uso más bajo estaba en mujeres de 15 a 19 años de edad.

El mayor proveedor de métodos anticonceptivos modernos a nivel nacional era el sector privado con el 63,3% de la oferta, usado mayormente por mujeres con mayor nivel educativo o económico. El sector público proveía el 35,6% de métodos. Su distribución era de mayor importancia para áreas rurales, población indígena y mujeres de menor nivel socieconómico, según datos reflejados, de la Encuesta Demográfica de Salud Materna e Infantil.

La falta de información sobre sexualidad y uso de métodos anticonceptivos  deriva en abstención  de  relaciones sexuales a temprana edad, que cada vez es inferior. Además, origina un mal uso de los métodos y evidentemente una gran tasa de embarazos adolescentes. Las diferencias de oferta de anticonceptivos entre el sector público y privado son factores que determinan cifras actuales. Por ejemplo, que de cada 100 nacimientos 37 no fueron planificados. O  que en los últimos diez años, el crecimiento del índice de embarazos adolescentes en el país bordea el 74%,  la tasa más alta de estos en la región andina (17%).

No existen estadísticas concretas actuales sobre el consumo  y la demanda de la píldora del día después en el país. Sin embargo, su distribución gratuita sin requisitos es parte de un conjunto de acciones que emprende el MSP para el cumplimiento de la Ley Orgánica de Salud en cuanto a la implementación de políticas, programas y acciones de atención integral de salud sexual y reproductiva. Un ejemplo es ENIPLA. Entre sus metas plantea, en un plazo por concluir (2012-2013), reducir en un 25% el porcentaje de embarazos no planificados, así como las altas tasas de embarazo adolescente.

El reglamento expedido por la ministra Carina Vance, contiene un capítulo sobre información en el que entre otras cosas pretende garantizar una serie de medidas para que todos los Establecimientos del Sistema Nacional de Salud brinden “Información completa actualizada, clara, veraz y objetiva sobre sexualidad, salud sexual y salud reproductiva y anticoncepción en el tiempo adecuado”, así como “información sin juicios morales ni religiosos sobre el método anticonceptivo elegido…”

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Como Stephany, Andrea recibió información sobre la pastilla de otras amigas que la habían usado. Ellas le dieron instrucciones de uso, que luego complementó con información disponible en la red. Por su búsqueda supo que no era recomendable tomar la pastilla más de dos veces en el año.

De  cuarenta encuestados, entre hombres y mujeres, veintidós han comprado alguna vez en su vida la píldora del día después. Fueron ocho hombres, catorce mujeres. Tres mujeres de este grupo sobrepasaron la cantidad de pastillas recomendadas, ingiriéndola entre cuatro y ocho veces en un año.

Entre quienes no han consumido la pastilla del día después, están quienes a pesar de haber tenido relaciones sexuales, están sujetos a normas religiosas. Estas normas se manifiestan en contra del uso de anticonceptivos, de manera rotunda, pues según afirmó el Arzobispo de Guayaquil, Antonio Arregui, lo que «acepta la iglesia son los métodos naturales, es decir la secuencia de los ciclos naturales en los que la mujer es o no es fértil».

Arregui considera que la píldora es abortiva, a pesar de que reconoce que el proceso que realiza esta es «impedir la implantación del óvulo en su lugar natural para que crezca naturalmente». Además, en sus declaraciones consideró que «hay mucha manipulación en la presentación de esta droga’ por ‘presentarse como un drama el hecho de que mujeres de esa edad (14 años-16 años) puedan tener un hijo». En esta misma línea,  varias medios de comunicación dan  voz a representantes que discrepan con la implementación de la pastilla del día después como María Parducci, asesora legal de Fundación, Familia y Futuro, y Cristina Ulloa, presidenta de la fundación COMPRENDE.

Esta última considera que la apertura del MSP a estos métodos está acompañado por el desconocimiento de la entidad gubernamental de las razones por las que se consume, pues esto sería únicamente de conocimiento de la mujer. A pesar de que estas son posturas que se declaran «pro vida», ninguna  reconoce como un problema social, con pretensiones de ser afrontado, el embarazo adolescente. De esta manera, se declaran como opiniones contrarias sin que se plantee una nueva propuesta a lo que las autoridades buscan hacer frente.

La pastilla del día después se vende actualmente con facilidad en cualquiera de las distribuidoras farmacéuticas de Guayaquil. En estas, la venta oscila entre las 15 y 50 cajas mensuales por un valor de 5,47 dólares cada una. Es el 2% de un salario básico. Sin embargo, ninguna de las cadenas comerciales más grandes de la ciudad la distribuyen fácilmente.

En dos cadenas, Sana Sana y Fybeca, esta pastilla no está a la venta. Tanto en Pharmacys como en Cruz Azul, las pastillas se venden con receta médica por un precio que oscila entre los 7 y 8 dólares. Con la disposición del Ministerio de Salud Pública (MSP) posiblemente cambien las medidas de las cadenas comerciales, que se mantienen vendiéndolas con receta, como se hacía hasta hace unos días en el MSP.

A ninguno de los centros médicos públicos visitados en Guayaquil, ha llegado la píldora de anticoncepción oral de emergencia, que según comentan varios funcionarios se acabó hace aproximadamente un mes. Esta pastilla no debe ser pedida como el resto de medicamentos pues su entrega y distribución es parte de un programa del Ministerio y por ende los dirigentes de este programa deben verificar su correcta distribución. El reglamento, deberá ser publicado en el Registro Oficial para que entre en vigencia su cumplimiento.

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