Hace un tiempo publiqué en este mismo espacio un análisis sobre el perfil socio-demográfico del votante de Hugo Chávez. Esta vez, con motivo de las próximas elecciones presidenciales, hago un ejercicio similar para el Ecuador. Me pregunto: ¿tiene el votante de Rafael Correa un perfil socio-demográfico determinado? Más en específico: ¿hay alguna relación entre el nivel de educación de un ciudadano ecuatoriano y la probabilidad de votar por Correa? ¿Influye de alguna manera el nivel de riqueza?
Es imposible contestar estas preguntas con exactitud, pero utilizando datos de encuesta se pueden obtener aproximaciones válidas. Con este fin, utilizo datos del “Barómetro de las Américas” del 2012, desarrollado por el Latin American Public Opinion Project de la Universidad de Vanderbilt en los Estados Unidos[i]. Dichos “barómetros” son encuestas representativas a nivel nacional; en el Ecuador, la encuesta fue llevada a cabo en Febrero del 2012, y contó con un número total de mil quinientos entrevistados.
En la primera parte de este artículo hago una revisión de tres actitudes ciudadanas hacia Rafael Correa: (i) confianza en él, (ii) evaluación de su gestión como presidente e (iii) intención de voto por él o su partido[ii]. Evalúo estos tres aspectos para ecuatorianos y ecuatorianas de: i) distintos niveles de educación y (ii) distintos niveles de riqueza, con el objetivo de distinguir, a grandes rasgos, las actitudes hacia Rafael Correa de los ciudadanos pertenecientes a los distintos estratos sociales en el Ecuador.
En la segunda parte, realizo un breve análisis comparado entre el Ecuador y tres países que han sido comúnmente relacionados con la llamada “nueva izquierda” latinoamericana: Argentina, Bolivia, y Venezuela. Con el objetivo de compararlos con el Ecuador, examino si en estos países existen relaciones entre nivel de educación y de riqueza, por un lado, e intención de voto por el actual presidente o su candidato, por otro.
Antes de entrar en materia, debo aclarar que el análisis realizado aquí no es –ni pretende ser- un estudio ideológico sobre Rafael Correa, su movimiento Alianza País, o los ciudadanos que votan por él. Lo único que este artículo pretende es, como he dicho antes, investigar si el ciudadano que vota por Correa tiene una tendencia a pertenecer a un determinado perfil socio-demográfico. El análisis de cualquier relación que pueda existir entre las distintas variables analizadas aquí y cualquier postura ideológica está fuera del ámbito del tema de este artículo.
Además, cabe aclarar que este artículo no es de ninguna manera una invitación a votar –o a dejar de hacerlo– por el candidato Correa. Si el análisis en cuestión está hecho sólo para dicho candidato, es por dos razones simples pero que obligan a que sea así: primero, que los datos con los que cuento hacen referencia solamente a él, y segundo, que Correa es el candidato que parte como claro favorito en el proceso electoral del 2013. Aparte de ser el actual presidente del país (y esto, de acuerdo a mucha literatura de ciencia política, ya le da cierta ventaja sobre sus contendientes), desde que ganó su primera elección en el 2006, Correa y su movimiento han ganado todas las elecciones que se les han puesto al frente, algunas con márgenes elevados (como la de la consulta popular para la creación de la Asamblea Constituyente en el 2007, en la que obtuvieron más del 80% de los votos válidos). De cara a las próximas elecciones, todas las encuestas lo sitúan como favorito, dándole intenciones de voto de entre el 40% y el 65%. Sin lugar a dudas, Rafael Correa parte como el oponente a vencer para el resto de candidatos.
Habiendo aclarado estos importantes puntos, voy directo al grano.
1) Niveles de educación.-
Para el análisis de actitudes hacia Correa por niveles de educación, he dividido la muestra en tres grupos por sus distintos niveles de educación: el primero, que cuenta con un 26,8% de la muestra, incluye a aquellos ciudadanos que como máximo acabaron la escuela primaria (“educación primaria”), el segundo, que cuenta con un 46,8%, a aquellos que hicieron algún año de secundaria, incluso llegando a terminarla (“educación secundaria”), y el tercero, que cuenta con un 26,4%, a aquellos que terminaron la secundaria y completaron al menos un año de educación superior (“educación superior”).
En las tres actitudes revisadas se distinguen niveles altos de aprobación a Rafael Correa. Los niveles más bajos se encuentran en la medición de los porcentajes de ciudadanos que expresan tener “confianza alta” en él, y aún en este caso los niveles superan el 40% en los tres niveles de educación. Porcentajes muy altos (entre el 63% y el 64,5%) se encuentran en cuanto a las evaluaciones positivas de su gestión como presidente. Finalmente, en cuanto a los porcentajes de ciudadanos que expresan que votarían por él o su partido si la elección fuese realizada en la semana que se llevó a cabo la encuesta, los números rondan el 50% para los tres niveles de educación.
Lo más interesante de este gráfico, aparte de los elevados niveles de aprobación encontrados en las tres actitudes bajo análisis, es que casi no se aprecian diferencias en cuanto a las actitudes hacia Correa entre los distintos niveles de educación. En el único aspecto donde se encuentra una diferencia entre quienes pertenecen al grupo de “educación primaria” y los otros dos grupos es en los niveles de “confianza alta” en Correa, y aún aquí las diferencias son muy pequeñas (48,5% en “educación primaria” vs. 41,8% en “educación secundaria” y 42% de “educación superior). En cuanto a los porcentajes de ciudadanos que evalúan positivamente su gestión como presidente, las diferencias son mínimas, de menos de 1,5%. Y también diferencias insignificantes se encuentran en los porcentajes que expresan intención de voto por Correa en los tres grupos (es interesante que en este caso el porcentaje más alto se encuentre en la categoría de ciudadanos con “educación superior” – un resultado que podría sorprender a algunos).
2) Niveles de riqueza.-
Para realizar el análisis por niveles de riqueza, he dividido la muestra en cinco grupos (quintiles) de riqueza, mediante el uso de un ‘índice de riqueza relativa’ construido en base a indicadores sobre posesión de bienes del hogar. El índice que he construido para este análisis es una variación del desarrollado por el equipo del Latin American Public Opinion Project (Córdova, 2008) para sus reportes regionales y nacionales de los recientes años. Para la construcción de dicho ‘índice de riqueza relativa’ he utilizado una serie de preguntas incluidas en los “Barómetros de las Américas” del 2012 sobre posesión de los siguientes once bienes del hogar : 1) televisor, 2) refrigeradora, 3) teléfono celular, 4) vehículo(s) (¿cuántos?), 5) lavadora de ropa, 6) microondas, 7) motocicleta, 8) agua potable dentro de la casa, 9) cuarto de baño dentro de la casa, 10) computadora, y 11) televisor de pantalla plana[iii]. El resultado son cinco grupos, prácticamente del mismo tamaño, en orden ascendiente de riqueza (el grupo “1” es el más pobre, seguido del grupo 2, y así sucesivamente, hasta llegar al grupo “5” que es el más rico).
El gráfico de arriba ilustra la relación entre los cinco niveles de riqueza construidos mediante el método descrito anteriormente y las tres actitudes hacia Rafael Correa bajo análisis. Para cada actitud, la barra del extremo izquierdo representa al primer quintil, el más pobre, y las barras sucesivas representan los quintiles con creciente nivel relativo de riqueza (la segunda barra representa al segundo quintil, la tercera al tercer quintil, etc…).
Al igual que en el gráfico por niveles de educación, se distinguen altos niveles de aprobación a Correa en las tres actitudes analizadas para los cinco quintiles de riqueza. El porcentaje más bajo se encuentra en la cantidad de ciudadanos del quintil más rico que tienen “confianza alta” en Correa, con el 37,6%. Los porcentajes de ciudadanos que evalúan positivamente su gestión como presidente rondan el 60% en los cinco grupos, y la intención de voto por él o su partido se encuentra entre el 45% y el 50%. Y al igual que con los niveles de educación, no se aprecian diferencias significativas en las actitudes hacia Correa entre los distintos niveles de riqueza. Si bien a primera vista podría parecer que, por ejemplo, el quintil más rico tiene menor cantidad de ciudadanos que expresa tener “confianza alta” en él que el resto de quintiles, o que el quintil más pobre tiene un porcentaje menor de gente que expresa intención de votar por él o su partido, las diferencias son mínimas y estadísticamente no significativas (el hecho de que los intervalos de confianza de cada barra se solapen nos permite establecer esto).
En resumen, Rafael Correa demuestra altos niveles de aprobación en los tres aspectos examinados, y prácticamente ninguna diferencia en dichos niveles entre los distintos niveles de educación o de riqueza. Parecería no haber ninguna relación entre nivel de educación y nivel de riqueza, por un lado, y la probabilidad de votar por el candidato Correa.
3) Un breve vistazo comparado.-
Nunca antes tantos países de Latinoamérica y el Caribe han estado gobernados por partidos o coaliciones de izquierda o centro-izquierda. Tanto la opinión pública como la literatura académica han coincidido en agrupar a determinados gobiernos que comparten ciertas características ideológicas y programáticas bajo membretes como la “nueva izquierda” latinoamericana, la “izquierda populista”, o el “socialismo del siglo XXI”, entre otros nombres. Entre estos gobiernos generalmente se han incluido al de Hugo Chávez en Venezuela, el de Evo Morales en Bolivia, el de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina y el de Rafael Correa en Ecuador.
En esta sección hago un breve análisis comparado de la intención de voto por el actual presidente (o su partido) de los ciudadanos de los cuatro países antes mencionados en relación a niveles de educación y niveles de riqueza.
A primera vista, el gráfico sugiere la presencia de relaciones entre nivel de educación e intención de voto por el candidato o partido del actual presidente en Argentina, Bolivia y Venezuela. En estos tres países la tendencia apunta a ser la misma: a mayor grado de educación, menor probabilidad de expresar intención de voto por el presidente o su partido. En Ecuador, como ya observamos anteriormente, parece no existir relación alguna entre ambas variables: las probabilidades de expresar intención de voto por el candidato del presidente de los tres niveles de educación son prácticamente las mismas, de aproximadamente el 50% en los tres grupos.
En Bolivia se distingue una clara relación negativa entre nivel de educación e intención de voto por el candidato del presidente: mientras más educados, menos tienden los bolivianos a expresar intención de voto por el candidato o partido de Evo Morales. En Argentina y Venezuela se ven situaciones similares, aunque menos marcadas que el caso boliviano: la tendencia parece indicar que a mayor grado de educación, menor probabilidad de expresar intención de voto por los candidatos de Fernández de Kirchner y Chávez, respectivamente.
Al igual que en el análisis por niveles de educación, a primera vista el gráfico sugiere relaciones negativas entre nivel de riqueza e intención de voto por el candidato del actual presidente en Argentina, Bolivia y Venezuela. Y al igual que con los niveles de educación, como vimos antes, en el Ecuador parecería que definitivamente no existe una relación entre cuan rico se es y la probabilidad de expresar intención de voto por Rafael Correa.
Argentina, Bolivia y Venezuela, aunque con diferencias en sus patrones particulares, presentan la misma tendencia: a mayor grado de riqueza, menor probabilidad de expresar intención de voto por el candidato del presidente. Argentina presenta el patrón más regular –más lineal si se quiere- con la probabilidad más alta en el primer quintil (61,9%) y probabilidades decrecientes en los quintiles adyacentes. Bolivia presenta un primer quintil, el más pobre, que con diferencia significativa sobre los otros exhibe mayor intención de voto por el candidato del gobierno (36%), y un último quintil, el más rico, que con diferencia significativa presenta la menor intención de voto (17,6%). Los tres quintiles intermedios en Bolivia demuestran proporciones idénticas entre sí, del 25%, que se encuentran entre los extremos del primero y el quinto quintil. En Venezuela, aun conservando la relación negativa entre las dos variables en juego, parecería haber dos grupos: el primero conformado por los tres primeros quintiles, con proporciones cercanas al 60%, y el segundo conformado por los últimos dos, con proporciones casi iguales de alrededor del 47%.
En resumen: en Ecuador parece no existir ninguna relación entre nivel de riqueza e intención de voto por el candidato o partido del actual presidente. En Bolivia se distinguen tres “clases” bien marcadas: una clase “baja”, compuesta por el quintil más pobre, que demuestra con diferencia la mayor tendencia a expresar intención de voto por Morales, una clase “media”, compuesta por los quintiles 2-4, que demuestra una tendencia intermedia, y una clase “alta”, el quintil más rico, que con diferencia demuestra la probabilidad más baja de expresar intención de voto por Morales. En Argentina y Venezuela se distinguen diferencias claras entre una clase “alta” conformada por los quintiles más ricos y una clase “baja” conformada por los quintiles más pobres, pero las relaciones no son tan marcadas como en el caso boliviano.
4) Conclusiones.-
Rafael Correa, después de más de seis años en la presidencia, logra mantener niveles altísimos de aprobación ciudadana. Los porcentajes de ecuatorianos y ecuatorianas que tienen confianza alta en él, evalúan positivamente su gestión como presidente, y expresan intención de votar por él o su partido en una próxima elección son de magnitudes impresionantes. Si nos dejamos guiar por estos números, sin duda es el claro favorito para la elección venidera.
Ni el nivel de educación ni el de riqueza demuestran tener relación con la intención de voto por Correa. Rafael Correa parece recibir altas votaciones tanto de los sectores más educados como de los menos educados, de los más ricos como de los más pobres. El apoyo a Rafael Correa atraviesa todos los estratos socio-demográficos de la sociedad ecuatoriana de manera horizontal.
Interesante es que en ninguno de los otros países que comúnmente se relacionan con el gobierno del Ecuador (Argentina, Bolivia y Venezuela) se vea lo mismo. En estos países sí se distinguen relaciones entre niveles de educación y de riqueza e intención de voto por el actual presidente: en algunos las relaciones son más claras que en otros, pero en todos ellos parecen existir al fin y al cabo.
Y habiendo dicho esto, me despido cordialmente.
APÉNDICE
ENCUESTA
The AmericasBarometer (“Barómetro de las Américas”) 2012 del Latin American Public Opinion Project (LAPOP), www.LapopSurveys.org.
La encuesta se llevó a cabo en Febrero de 2012, como parte de la ola del AmericasBarometer del 2012. Para la muestra, el proyecto utilizó un diseño probabilístico de adultos en edad de votar a nivel nacional, con un N total de 1.500 personas en Ecuador. Involucró entrevistas cara a cara realizadas en español. El estudio utilizó un diseño muestral complejo, teniendo en cuenta la estratificación y la agrupación. Para mayor información sobre la encuesta, el trabajo de campo, el cuestionario o la muestra, consultar la página web: www.AmericasBarometer.org.
PREGUNTAS UTILIZADAS
Confianza en el presidente: ¿Hasta qué punto tiene confianza usted en el presidente? (1= NADA -> 7 = MUCHO).
“confianza alta” = suma de los scores 6 y 7.
Evaluación del gobierno de Correa: Hablando en general acerca del gobierno actual, ¿diría usted que el trabajo que está realizando el Presidente Rafael Correa es…? (1) Muy bueno (2) Bueno (3) Ni bueno, ni malo (regular) (4) Malo (5) Muy malo (pésimo).
“evaluación positiva” = suma de las categorías (1) Muy bueno y (2) Bueno.
Intención de voto: ¿Si esta semana fueran las próximas elecciones presidenciales, qué haría usted? (1) No votaría (2) Votaría por el candidato o partido del actual presidente (3) Votaría por algún candidato o partido diferente del actual gobierno (4) Iría a votar pero dejaría la boleta en blanco o la anularía.
“votaría por Correa” = la categoría (2) Votaría por el candidato o partido del actual presidente.
Nivel de educación: ¿Cuál fue el último año de educación que usted completó o aprobó?
1° |
2° |
3° |
4° |
5° |
6° |
|
Ninguno |
0 |
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Primaria |
1 |
2 |
3 |
4 |
5 |
6 |
Secundaria (Básico) |
7 |
8 |
9 |
|||
Secundaria (Diversificado) |
10 |
11 |
12 |
|||
Superior no universitaria (Técnica) |
13 |
14 |
15 |
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Universitaria |
13 |
14 |
15 |
16 |
17 |
18 |
“educación primaria”: suma de los scores 0 – 6.
“educación secundaria”: suma de los scores 7 – 12.
“educación superior”: suma de los scores 13-18.
Notas:
[i] Fuente: The AmericasBarometer 2012 del Latin American Public Opinion Project (LAPOP), www.LapopSurveys.org. Agradezco al Latin American Public Opinion Project (LAPOP) y sus principales auspiciantes (United States Agency for International Development (USAID), Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y la Universidad Vanderbilt) por permitir el acceso a los datos de la encuesta.
[ii] Para los detalles de la muestra, preguntas utilizadas, construcción de categorías, y otros detalles técnicos, referirse al apéndice o escribir a paolo.moncagatta@upf.edu
[iii] La construcción del ‘indice de riqueza relativa’ se basa en la aplicación del Análisis de Componentes Principales (ACP), popularizado por Filmer y Pritchett (2001) en su estimación de niveles de riqueza a partir de bienes del hogar en lugar de datos de ingreso o consumo. Al aplicar el ACP a los datos de estos once indicadores, cada bien del hogar recibe una ponderación distinta (Vyas y Kumaranayake, 2006). Mediante este método se asegura que se otorga más peso a los bienes de lujo como los vehículos, computadores o televisores de pantalla plana, mientras que a los bienes más ‘comunes’ en los hogares, como el agua potable dentro de la casa, televisores, o refrigeradoras, se les otorga un peso inferior. El resultado final del Análisis de Componentes Principales es un índice único de riqueza relativa que asigna a cada caso un valor específico, llamado puntaje (score) de riqueza, que representa el status de riqueza de ese caso en específico en relación a todos los otros casos de la muestra (Henry, Sharma, Lapenu, y Zeller, 2003). Así, comparaciones entre niveles relativos de riqueza pueden ser hechas basándose en este índice. Además, para tener en cuenta las diferencias de peso de cada uno de los bienes entre los ámbitos urbano y rural (la posesión de una lavadora de ropa, por ejemplo, no tiene el mismo peso en el campo que en la ciudad), calculé los puntajes del primer componente principal por separado para los estratos urbanos y rurales, para posteriormente construir el ‘índice de riqueza relativa’ agregado.
BIBLIOGRAFÍA
Córdova, Abby. 2008. “Nota Metodológica: Midiendo Riqueza Relativa Utilizando Indicadores Sobre Bienes Del Hogar”, Perspectivas Desde El Barómetro De Las Américas, Vol. 6. En <https://www.vanderbilt.edu/lapop/insights2009.php> (Consultado el 15 de Noviembre de 2012)
Filmer, Deon, y Pritchett, Lant H. 2001. “Estimating Wealth Effects Without Expenditure Data—Or Tears: An Application To Educational Enrollments In States Of India”, Demography, Vol. 38, No. 1, pp. 115–132.
Vyas, Seema, y Kumaranayake, Lilani. 2006. “Constructing Socio-economic Status Indices: How to Use Principal Components Analysis”, Health Policy and Planning, Vol. 21, No. 6, pp. 459–468.
Henry, Carla, Manohar Sharma, Cecile Lapenu, y Manfred Zeller. 2003. Microfinance Poverty Assessment Tool, Technical Tools Series No. 5, Washington D.C, World Bank.