Cuando pienso en palmeras y en árboles trato de no apasionarme. Pero podríamos decir que una palmera es como un man guapo y lerdo, mientras que un árbol es como un man guapo y pilas. Insisto que no es mi intención rayar por rayar, pero el tema de esta columna es las ventajas de sembrar árboles frente a las palmeras. Y claro, también exponer un poco las debilidades de lado y lado.
No hay que pensarlo mucho para notar las grandes diferencias entre un árbol y una palmera. Especialmente en los últimos días súper soleados que hemos tenido en Guayaquil, podemos sentir el alivio de la sombra en ciertas calles pobladas por arbolitos como la Rocafuerte (centro) o la avenida frente a la Bolivariana. Sombra: punto para el árbol.
“El efecto de climatización es superior con árboles, ya que tienen mayor follaje que las palmeras (cantidad y tamaño de las hojas) brindando sombra y una sensación de frescura, muchos conductores aseguran que mil veces es mejor esperar una roja o algo de tráfico a lado de un árbol que junto a las palmeras (que no le dan nada de sombra), además las palmeras casi no atraen a las aves a diferencia de los árboles que si atraen algunas especies de aves”, me explicaba mi buen amigo y biólogo especializado en flora, Geovanny Zambrano.
Una vez conversé con una persona que se dedica a hacer jardines y que es proveedora del Municipio de Guayaquil. Me dijo que es más práctico y económico sembrar palmeras porque sus raíces no son profundas y hay harto cablerío bajo el pavimento de muchas calles de la ciudad. Entiendo al Municipio, punto para las palmeras. Pero no puedo dejar de protestar y pedir, como ciudadana, una mayor planificación. Me refiero a invertir en reubicación de cables… a PLANIFICAR. Esta ciudad tiene un suelo espectacular para sembrar árboles, lanzas una pepa y a los 6 meses ya tienes una matita. Si se plantan especies nativas crecerán rápido.
Sin embargo no puedo dejar de reconocer que en las zonas regeneradas, la administración Nebot ha aumentado el número de árboles. Y eso nos beneficia no solo por la sombra. Y eso me lleva a mi siguiente punto.
Geovanny Zambrano, el amigo biólogo, me contaba que las palmeras absorben CO2 y producen oxígeno (punto para las palmeras), pero si la comparamos con los árboles, su producción es un 70% menor. Punto para el árbol. Mientras más alto y ancho, mientras más hojas tengan, más oxígeno producen. Son simples matemáticas.
“El tronco de las palmeras es fibroso y no es consistente a diferencia de los árboles que tienen un tronco totalmente compacto (tienen el centro súper duro llamado corazón, además se le observan los anillos de crecimiento a diferencia de las palmeras), es decir acumulan mayor carbono en su tronco que las palmeras”, me cuenta Geovanny.
Y yo les cuento a ustedes para que estén pilas. Hay que moverse, sembrar, apoyar iniciativas de empresas, ONGs y gobiernos (centrales y seccionales) para conservar bosques. Y claro, presionar para que en la zona urbana, donde más calor hace por el efecto del cemento caliente (de las casas, edificios, pavimento de la calle), se siembren más árboles y menos palmeras.