Pregunta: Hace un año migré a México para poder convivir con mi pareja que es mexicana. En este tiempo no he conseguido trabajo. Con este año ya son dos sin empleo porque en Ecuador tampoco conseguí nada por un año. 

Sé que viajar a México fue algo voluntario y nació desde mi amor profundo hacia él, pero eso ha traído muchas discusiones porque no tener trabajo y vivir de mis ahorros es muy difícil y a veces se vuelve intolerable. 

Aunque ahora estoy más resignada a la situación, no dejo de pensar: ya sé que no soy mi trabajo, pero, ¿cómo puedo lidiar con una situación así? 

Respuesta: 

Hola,

Casi te puedo imaginar mudándote a otro país con la intención de que tu relación funcione, y con esperanzas de tener una vida diferente y mejores oportunidades, arriesgándote después de un año de desempleo en Ecuador. 

Tu primer año en México no fue como esperabas y hay varios retos a los que te estás enfrentando. 

El desempleo tiene consecuencias emocionales y financieras, pero además enfrentas otras dificultades como construir una nueva vida en un país con el que no estás familiarizada, aprender a convivir con una pareja y tomar decisiones en conjunto. 

➜ Otras columnas de la terapeuta responde

En mi carrera he visto cómo la salud mental cambia vidas y familias, pero el acceso a atención es limitado por escasa inversión pública en esta área.

No todos pueden acceder a los servicios adecuados, convirtiendo a la terapia en un lujo. La salud mental es una necesidad y no un privilegio. Incluso el acceso a servicios psicológicos y psiquiátricos no van a tener un efecto importante si no viene acompañado de políticas públicas. Es decir, no importa cuánto vaya a terapia una persona que está a punto de perder la casa y tiene que trabajar 15 horas diarias, los ejercicios de mindfulness para aliviar el estrés no van a tener un resultado significativo. 

Para entender a nuestros pacientes, los psicólogos tenemos la responsabilidad de reconocer que el sistema en el que vivimos tiene un impacto en la salud mental, y hay circunstancias que necesitan cambiar desde una esfera social para que nuestras intervenciones funcionen. El desempleo es una de las formas más directas en las que la situación política y socioeconómica de un país afecta al individuo. 

Las reflexiones que te puedo dar desde la psicología te pueden ayudar a comunicarte y apoyarte con tu pareja, y a cuidar tu salud mental, pero el desempleo va a seguir siendo una fuente de estrés, especialmente si te impide cubrir tus necesidades. 

En mi consulta con pacientes, una parte de mi trabajo es suavizar los reclamos. 

Eso no significa que tengo que minimizarlos, más bien es importante que sean escuchados y validados. Generalmente, una discusión empieza a ser expresada desde la frustración o la ira, desde la defensividad. Estas son emociones que ayudan a protegerse, pero luego esa desconexión con lo que sientes puede pasarte factura. 

Mi trabajo es tratar de entender qué está detrás de esa ira, y buscar la tristeza, el miedo o la soledad, que son emociones que llaman a la reconexión. En una situación similar a la tuya, escuché a mi consultante decirle a su pareja “no me dejes hacer esto sola”, un pedido desde la vulnerabilidad que acerca al otro. 

Para ti, el pedido para tu pareja puede ser “no me dejes vivir el desempleo sola”, mientras que el de tu pareja puede ser “no me dejes cargar con toda la responsabilidad laboral solo”.  

El manejo de las finanzas en pareja es uno de los temas de conflicto más comunes en las relaciones.

De hecho, se ha encontrado que los desacuerdos sobre cómo manejar el dinero, al igual que los conflictos sobre el sexo, son los mayores predictores de divorcio en las parejas. Aún así, las conversaciones sobre finanzas en pareja suelen ser vistas como superficiales y materialistas, y muchas parejas evitan topar el tema al inicio de la relación. 

Comienzo esta columna con las malas noticias, en parte para normalizar tu situación, y en parte para enfatizar la necesidad de aprender a comunicarse en temas financieros. 

Quienes leen frecuentemente esta columna (aquí están todas) estarán cansados de que regrese a la comunicación como fundamento de una buena relación. Y si, aquí va otra vez: las parejas que se comunican sobre sus finanzas temprano en la relación tienen mayor satisfacción, pero también existe un riesgo de hacerlo. 

Si es que las creencias que tienen sobre el dinero son muy diferentes, más comunicación podría traer conflictos más frecuentes. 

En un tema difícil de hablar, como las finanzas, si la comunicación es frecuente pero llena de desdén y crítica, tiene peores resultados que el silencio. Muchos entran a una conversación asumiendo que tienen la razón, y que la comunicación es una herramienta para convencer al otro de su punto de vista, y si no nos funciona, lo mejor es no topar el tema. 

Hablar de finanzas es difícil porque nos aferramos a nuestras creencias, pero también porque es un tema muy importante que afecta a las decisiones pequeñas, como las compras de la semana, así como decisiones grandes, como asignar dinero a un viaje o a una póliza. 

Todos tenemos una relación con el dinero y cada una es diferente dependiendo de nuestras experiencias y las creencias familiares que han sido pasadas de generación en generación. Por ejemplo, si tu abuelo perdió sus ahorros en la crisis bancaria del 99, la desconfianza en el sistema financiero va a tener un impacto sobre toda la familia por generaciones, evitando el uso de crédito o invirtiendo poco. 

Tu pareja podría tener una visión muy diferente que entra en conflicto con la tuya. En tu caso, puede que uno prefiera mantener las finanzas separadas mientras que el otro quisiera compartirlas. Muchos problemas de pareja surgen cuando las dos personas defienden sus creencias como verdades en lugar de respetar las preocupaciones y los valores del otro. 

En esos conflictos, el resentimiento aumenta. 

Después de otro año sin trabajo en México, la decisión que tomaste de irte a vivir a otro país para acortar la distancia con tu pareja podría ponerse en duda. En su momento, hacerlo era una apuesta, y solo en retrospectiva puedes ver si las cosas resultaron como esperabas. 

Estoy segura de que tu novio no era la única razón por las que tomaste la decisión de ir a México, pero podría él llevarse el peso de tu frustración. Nuestra mente tiene la tendencia a buscar siempre un culpable, a veces escogemos a alguien externo, y otras veces nos culpamos a nosotros mismos. 

En relaciones de parejas, buscar culpables nos mete en un espiral de acusaciones. Encuentro que en la búsqueda de tener la razón en las parejas, desgastamos nuestro tiempo y energía, y nos sentimos peor como consecuencia. 

Incluso las parejas que deciden mantener separadas las finanzas, toman decisiones juntos que les empuja a trabajar en equipo. Cada compra que realizas puede venir manchada de culpa, y cualquier conversación sobre sus gastos puede sentirse como un reclamo. 

Todas las relaciones de pareja requieren esfuerzo y trabajo, y van a haber épocas difíciles, pero la función de las relaciones de pareja es acompañarse y apoyarse para lidiar con las dificultades de la vida, no ser fuente de más preocupaciones. 

El dinero es una forma de apoyar a la construcción de la relación, pero existen alternativas cuando no tienes las mismas oportunidades. Tomar iniciativa en la organización y la planificación, y usar el tiempo libre para tareas compartidas son formas de contribuir. El desempleo puede también desmotivarte para invertir tu tiempo y esfuerzo en la relación. Dejar de hacer planes con tu pareja por sentir culpa de no ser productiva es donde los dos se pueden desconectar. 

Existen muchos estudios que analizan las dificultades con la salud mental de personas sin empleo, pero además se ha visto que también existe un efecto negativo sobre la percepción de satisfacción de la pareja

Sin tomar en cuenta el impacto financiero, la búsqueda de trabajo es frustrante y puede erosionar nuestra identidad y propósito. Las personas nos vamos construyendo a través de nuestras experiencias, y formamos una percepción de nosotros mismos entendiendo nuestras fortalezas y debilidades. 

Tanto la identidad como el propósito son historias que nos contamos a nosotros mismos para darle un sentido a lo que hacemos. La ausencia de un trabajo nos puede romper y cuestionar esa narrativa. No es que eso esté mal, al final nuestras vidas no necesitan ser justificadas por un salario. 

Crear una nueva historia en tu cabeza requiere enfocarte en tus valores y fortalezas. Busca un espacio en el que tengas oportunidades de ser creativa para contar una historia. Puedes buscar un voluntariado o comenzar un proyecto tuyo en el que experimentes contigo misma. 

Tu experiencia te obliga a hacer algo que todos vamos a hacer en algún momento de nuestras vidas: reconstruir lo que nos contamos sobre nosotros mismos. La terapia narrativa habla de la importancia de las historias que nos decimos a nosotros mismos, y de cómo el lenguaje que usamos afecta cómo pensamos. 

El desempleo va a ser doloroso, pero tú tienes el poder de darle un sentido a esta experiencia en tu historia.

Andrea Yandun
Andrea Yandún
Psicóloga clínica y master en terapia sistémica familiar. Crea contenido informativo sobre no monogamias éticas y relaciones respetuosas.
Y tú ¿qué opinas sobre este contenido?
Los comentarios están habilitados para los miembros de GK.
Únete a la GK Membresía y recibe beneficios como comentar en los contenidos y navegar sin anuncios.
Si ya eres miembro inicia sesión haciendo click aquí.
VER MÁS CONTENIDO SIMILAR