El último dato sobre cómo viven las personas de más de 65 años en Ecuador es de 2010. La encuesta de hace trece años, que midió la salud, el bienestar y el envejecimiento, concluyó que de los adultos mayores en el país, específicamente 23.5 por ciento vive en condiciones de indigencia, es decir, no tiene los recursos mínimos que necesita una persona para subsistir en el día a día.  

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En Guayaquil, hay 161.093 personas de más de 65 años; esto es el 5,81 por ciento de la población. 

Los ancianos son considerados un grupo de atención vulnerable por las carencias y necesidades específicas que, en Guayaquil así como en otras ciudades del mundo, se agudizaron con el covid-19 y más recientemente con todas las consecuencias de la pandemia que se siguen sintiendo. 

De hecho, el estudio El impacto de la covid-19 en las personas mayores ya indicaba que, debido a condiciones que afectan al 66% de las personas mayores de 70 años, este grupo poblacional tenía posibilidades de morir en una tasa cinco veces mayor que el promedio. 

En nuestro país, la información estadística del 2021 sitúa al covid-19 como la segunda causa más frecuente de muerte en personas de 65 años en adelante, con un 15.6 por ciento del total de fallecimientos de personas mayores. 

Esta situación es señalada también por Klever Paredes, coordinador general del colectivo ciudadano Palabra Mayor, una organización que trabaja por los derechos de este sector de la población. Según Paredes, en los años postpandémicos las enfermedades que los mayores de 65 sufrían se han agudizado por la falta de controles durante el confinamiento. 

Hipertensión, diabetes, afecciones cardiovasculares, además de trastornos relacionados a la salud mental se han vuelto mucho más evidentes desde 2021. Ahora, cuando se ha retomado poco a poco la vida “normal”, no existe claridad sobre programas que les permitan acceder a espacios de recreación, de transporte adecuado o incluso, generar algún tipo de ingreso económico, explica Paredes. 

ancianos

Una clase de bailoterapia para los ancianos en el asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Fotografía del asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

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Las necesidades de las personas de más de 65 años que viven en Guayaquil son muchas, pero al revisar los planes de los 11 candidatos a la alcaldía las propuestas no se enfocan en ellos y más bien hablan de manera tangencial de sus problemas y las soluciones a ejecutar. 

Según Paredes, los planes tienen más bien una mirada asistencialista, que no aborda los derechos de este sector ni tampoco la resolución de problemas estructurales o su participación ciudadana.

De los 11 candidatos, cinco no tienen ninguna propuesta clara y enfocada de manera directa a las personas de la tercera edad, según sus planes oficiales de trabajo que se encuentran publicados en la página del Consejo Nacional Electoral. 

Ni siquiera los mencionan. 

Un candidato, aunque no habla de manera específica de proyectos relacionados con este sector de la población, incluye un plan de desarrollo que busca garantizar una vida digna con iguales oportunidades para todas las personas, sin puntualizar si eso también incluye a los ancianos.

Los planes restantes de los otros cinco candidatos hablan de proyectos para personas mayores de 65 años, que hacen énfasis en fomentar la inclusión, la cultura, la recreación, la accesibilidad a espacios públicos, a la movilidad y transporte, la seguridad ciudadana, la atención médica, la ayuda social y la planificación urbana enfocada de manera general, es decir, soluciones que podrían aplicarse también a otros sectores.

En vísperas a las elecciones seccionales, en las que los guayaquileños elegiremos a la próxima alcaldesa o alcalde, esta población tiene varias exigencias que no están siendo escuchadas. Las más urgentes son la salud integral y una movilidad a la que puedan acceder. 

asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

Los residentes hacen varias actividades con el personal del asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Fotografía del asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil

Mejor acceso a salud

Una de las necesidades de este grupo están relacionadas con la atención médica general, la de especialidades como la gerontológica, y el cuidado de la salud mental, dice Amalia Gallardo, gerente general de la dirección de Desarrollo, Acción Social y Educación (DASE). Esta empresa pública es responsable de los programas sociales del Municipio de Guayaquil, entre los que está la atención a las personas de la tercera edad. 

De acuerdo a la DASE, cerca de 500 mil personas mayores han sido atendidas de forma integral, a través de sus diferentes programas sociales y educativos, durante la gestión de la alcaldesa Cynthia Viteri, es decir, los últimos 4 años. 

Pero hay problemas que son señalados por los mismos funcionarios públicos. Carlos Farhat, coordinador de la dirección de salud del Municipio de Guayaquil, explica que se necesita atender de manera prioritaria el abastecimiento de medicinas para tratar enfermedades crónico-degenerativas. Algunas de estas son la artritis, Parkinson, o la demencia senil. 

En junio del 2022, el Municipio de Guayaquil informó, que toda su red de salud estaba al día en la distribución, abastecimiento de medicinas e insumos médicos. No obstante, en julio del mismo año se conoció que la escasez de medicinas en todas las áreas de salud del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) alcanzaba el 45%, lo que también incluye a Guayaquil. 

El desabastecimiento de medicamentos no es el único problema que afecta de manera directa a los adultos mayores en Guayaquil

Al estado de salud frágil y debilitado en esta etapa de la vida, dice Vanessa Zambrano, psicóloga clínica y jefa del departamento de gerontología del Hogar del Corazón de Jesús de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, se le suman algunos dolores emocionales como la discriminación y en algunos casos, el abandono de sus familias. 

Por ejemplo, en Guayaquil, el 7.6 por ciento de las personas ancianas viven en la calle, en condiciones de indigencia. Es decir, duermen sobre cartones en los exteriores de las iglesias y zonas del centro de la ciudad, se alimentan de la comida que grupos de voluntarios entregan algunas noches y en algunos casos, pasan parte de su día en albergues. 

Gabriela García, coordinadora de la Zona 8 del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), cuenta que una de las labores de este ministerio es identificar cuando un adulto mayor en situación de calle puede ser trasladado a uno de los centros gerontológicos con los que el Ministerio tiene convenio. Algunos son el Hogar del Corazón de Jesús o el Hogar San José, en el centro y norte de la ciudad, respectivamente. 

Para atender a quienes tienen más de 65 en situación de pobreza y pobreza extrema, este Ministerio entrega dos pensiones mensuales a través de entidades financieras nacionales: la llamada “mis mejores años” que tiene 2.518 beneficiarios en la zona 8 (que incluye a Guayaquil) y la pensión para adultos mayores, con 7.342 usuarios. 

Lo ideal es que el MIES trabaje de la mano con el municipio de la ciudad para atender en conjunto a este sector vulnerable. 

Sin embargo, García explica que en Guayaquil no se estableció ninguna cooperación entre el MIES y el Municipio. Sí lo hacen, en cambio, con los municipios de Durán y de Samborondón, dos cantones contiguos. La funcionaria sostiene que sería importante que esto se dé en el nuevo período que comenzará el 14 mayo de 2023 cuando se posesione quien gane la alcaldía. 

Y, aunque la salud física es uno de los factores más importantes porque a través de ella mejoran su calidad de vida, hay otros espacios donde también priorizan el aspecto psicológico. 

Romina Zeballos, directora de la unidad de proyectos de ZUMAR —el centro polifuncional manejado por la DASE— dice que, además de la salud física, desde este local, ubicado en Bastión Popular en el norte de Guayaquil, se ha hecho énfasis en la salud emocional de los adultos mayores, a través de psicólogos y de brindar espacios de contención, de manera gratuita. 

La DASE administra también el Centro Gerontológico Municipal Dr. Arsenio de la Torre Marcillo que atiende a ancianos de manera gratuita en temas de salud psicológica e integral. Además, manejan los clubes del adulto mayor, que funcionan como una extensión del centro gerontológico, en diez diferentes sectores de la ciudad, en donde fomentan espacios de encuentro, amistad y recreación: actividades necesarias en una etapa de la vida que se caracteriza por la soledad. 

Dadas las necesidades de este sector de la sociedad —físicas, psicológicas y emocionales— es fundamental para el nuevo o la nueva autoridad principal del cabildo local que estos servicios no solo puedan mantenerse, sino que puedan ampliarse y también mejorar. 

Vanessa Zambrano, jefa del departamento de gerontología del Hogar del Corazón de Jesús de la Junta de Beneficencia de Guayaquil, explica que en el asilo, que actualmente atiende a 331 personas, los adultos mayores realizan también actividades recreativas y de socialización con su entorno. 

asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil

Actividades recreativas en el asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil. Fotografía del asilo de la Junta de Beneficencia de Guayaquil..

La especialista dice que más allá de atender problemas puntuales como la salud física y mental, los ciudadanos deben cambiar su forma de ver a los ancianos. “Hay un estigma social con el adulto mayor. Se cree que porque es una persona de la tercera edad no puede aportar a la sociedad, que tal vez es una persona retirada en su parte laboral no puede aportar”.

Facilidades para la movilidad

Zambrano considera que las barreras arquitectónicas de la ciudad —aceras altas, bordillos, parterres, escasos pasos peatonales— pueden representar un peligro para las personas de la tercera edad.

“A veces es complicado encontrar rampas, semáforos adecuados, señalizaciones correctas, todo adaptado para que ellos se puedan desplazar con comodidad y seguridad. Muchos lugares de la ciudad no tienen estas facilidades”, dice Zambrano, quien es psicóloga clínica. 

La facilidad para moverse o trasladarse por sus propios medios valiéndose de implementos como bastones, andadores o sillas de ruedas, son clave para su autonomía y estado de ánimo. La falta de estas herramientas es otra de las urgencias y necesidades identificadas por la empresa pública de Desarrollo, Acción Social y Educación, explica Amalia Gallardo, su directora. 

Por esto, la entrega de estos implementos son parte de las ayudas técnicas que la empresa pública da de manera gratuita, a personas de la tercera edad que no pueden conseguirlos por cuenta propia. 

Sobre la movilidad, Gabriela García, coordinadora de la Zona 8 del Ministerio de Inclusión Económica y Social dice que la próxima gestión municipal debería implementar vías amigables para los mayores de 65 años. Y también debería considerar un transporte público más acorde a las necesidades de las personas de la tercera edad. 

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Una anciana hace una actividad con fotografías de personajes históricos. Fotografía del Municipio de Guayaquil.

Una alternativa a esto es el servicio “Paratransit”, que incluye a taxis y buses de transporte público, y que están habilitados para personas que viven con algún tipo de discapacidad o tienen movilidad reducida, con las mismas rutas y horarios que el transporte regular. Funciona en varias ciudades de los Estados Unidos. Pero en nuestra ciudad, ninguno de los planes de los once candidatos a la alcaldía de Guayaquil contempla acciones concretas para este tema. 

§

La encuesta que midió hace más de 10 años la salud, el bienestar y el envejecimiento estimó que para el año 2025 el porcentaje de población de 65 años en adelante llegará hasta el 9.3%. En Ecuador, este grupo de la población no tiene la obligación de votar, es decir es facultativo.

Tomando en cuenta los planes y el desinterés de los candidatos a la alcaldía sobre este tema, parecería entonces que los hombres y mujeres de la tercera edad en Guayaquil importan poco como electorado y que, en el mejor de los casos, importan únicamente a un nivel superficial. 

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Diana Romero
Periodista enfocada al periodismo narrativo con énfasis en temas sociales, de género y derechos humanos. Ha colaborado con diario El Telégrafo, Extra, revistas Vistazo, Soho, medios digitales como GK, La Barra Espaciadora, Plan V e Indómita. Es becaria de la Fundación Gabo, máster en periodismo digital, e integrante de la Fundación Periodistas Sin Cadenas.
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