Fue una despedida emotiva. Entre sollozos, cantos y dolor, cientos de personas acompañaron el féretro con los restos del periodista manabita Gerardo Delgado, asesinado por sicarios el 10 de agosto de 2022. Mientras la caravana humana avanzaba por la Plaza Cívica de Manta, el 12 de agosto, los compañeros de Gerardo recordaban que el pueblo de Manta lo llamaba “El Benjamín de la Información”, cuando decidió fundar el medio de comunicación digital Ola Manta TV. En aquel canal, presentó decenas de transmisiones en vivo donde realizaba coberturas sobre la violencia en la ciudad, la falta de acceso a servicios básicos y las quejas ciudadanas, entre otros reclamos colectivos.
La muerte de Gerardo Delgado —en un país donde la tasa de homicidios asciende a 14 por cada cien mil habitantes— se suma a las más de 2.600 muertes documentadas hasta agosto de este año. Y ocurrió apenas dos semanas después de que su colega, el periodista Kelvin Mike Cabrera, fuera también asesinado la madrugada del domingo 24 de julio, en Portoviejo, una ciudad que queda a poco más de cuarenta minutos de Manta.
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Gerardo Delgado, quien se alistaba como precandidato a concejal de Manta, como militante del movimiento político correísta Revolución Ciudadana, fue asesinado a las cinco y media de la tarde —según reportes policiales— en la vía Manta-Montecristi, en el sector La Paola. El periodista se trasladaba a la cobertura de un presunto suicidio, cuando frenó por un semáforo rojo. Allí habría sido interceptado por los agresores que se movilizaban en un vehículo gris. Gerardo Delgado fue impactado con proyectiles de arma de fuego frente a su hija. Ella logró sobrevivir y no fue herida.
La Policía indicó que dos balas ingresaron por la ventana izquierda. Siete, en cambio, por la derecha.
La noche de 10 de agosto, la Policía y la Fiscalía confirmaron la detención de dos personas, Germy Villegas y Juan Carlos Espinoza, como presuntos responsables del asesinato del periodista Delgado. Uno de ellos fue detenido en el sector Cerro Guayabal, movilizándose en el mismo vehículo gris y en posesión de dos armas escondidas en el carro. A otro de los procesados lo detuvieron mientras viajaba en un bus interprovincial en la vía hacia Guayaquil.
Sin abogado y con la exposición de su rostro, Germy Villegas, de 23 años, fue interrogado por agentes policiales. Allí reveló que le pagaron al menos dos mil dólares para asesinar al periodista. Dijo que no lo conocía, pero que “un contacto” le había entregado una foto. Los sospechosos cumplen ahora una orden de prisión preventiva mientras las investigaciones continúan.
¿Quién era Gerardo Delgado?
Gerardo Delgado fue un periodista manabita nacido en Cojimíes, en Manabí. Tenía 39 años y comenzó a ejercer el periodismo desde hace casi veinte. El “Benjamín de la Información”, como lo conocían en su ciudad natal, solía decir que era un periodista de territorio. Es decir, un comunicador de aquellos que salía del escritorio para estar siempre en campo, en el lugar donde las voces que visibilizó —víctimas, sobrevivientes, ciudadanos hartos de sus problemas de salud— aceptaban hablar para su micrófono.
De jean, camiseta azul y algo de gel en el cabello para soportar las coberturas bajo el sol manabita. Así solía ejercer su oficio. Colaboró, además, para medios como Oromar y Teleamazonas, pero consolidó su carrera en Televisión Manabita, uno de los medios con mayor audiencia en esa provincia, que se ha convertido en uno de los puntos neurales del tráfico de drogas en Ecuador. “¡Ay, Dios mío!”, solía exclamar durante sus transmisiones en vivo. Fue así que ganó popularidad en la ciudad y logró un premio como reconocimiento a su trabajo, otorgado por cámaras de comercio locales. Gerardo se volvió en un conocido personaje de Manta, que le hizo decidirse por aceptar una precandidatura para la concejalía de su ciudad.
Era un hombre extrovertido, que disfrutaba de publicar parte de su vida en redes sociales, incluso aquellas lecciones y dolores que forman parte de nuestros caminos. En junio de 2021, su pequeña bebé, de tres meses de edad, falleció. Y un año después, Gerardo Delgado volvió a su tumba, a celebrar el cumpleaños de su hija menor, con un pastel y decenas de rosas que adornaban la lápida.
Con su muerte, hay una familia que exige justicia, y que, como otras tantas, se niega a aceptar la muerte como bandera de un país hundido en la pobreza, la corrupción y la violencia.
Desde parroquias rurales salieron a despedir a Gerardo Delgado, para unirse al clamor de su hija Anahí. En una corta carta, difundida en sus redes sociales, la joven le dijo a su padre: “No entiendo cómo le quitan la vida a alguien tan bueno de una manera tan cruel. Papi, ibas a llegar a viejo y te iba a cuidar. Me dejaste sola, me dejaste antes de tiempo. Te dije: ‘pa, cuando cumpla 20, usted cumple 40. Nos tomamos una foto que diga 40 y 20. No te dejaron llegar a los cuarenta’. Hace un año estaba llorando por la muerte de mi hermana, y ahora lloro por la tuya”, escribió.