Luego de inconsistencias en el balance oficial de fallecidos en la masacre de la Penitenciaría del Litoral, la Fiscalía General del Estado finalmente se pronunció y confirmó que son 62 las personas presas que murieron entre la noche del viernes 12 y el sábado 13 de noviembre de 2021, en el cuarta incidente de suprema violencia en el conflictivo centro penitenciario de la vía a Daule guayaquileña. 

La Fiscalía había dicho, el mismo sábado 13 de noviembre, que eran 68 los muertos. Sin embargo, el departamento de criminalística de la Policía le dijo a GK que eran 61. A otros medios de comunicación, en cambio, la cifra entregada fueron 62 cadáveres levantados en la Penitenciaría del Litoral —dato que ha sido corroborado oficialmente hoy.  

Sin embargo, afirmó la Fiscalía, luego de 81 autopsias realizadas en el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil, estableció que son 62 muertos. Se hicieron 18 autopsias porque también se analizaron 19 piezas anatómicas —es decir, partes de cuerpos— que fueron levantadas tras la masacre. Estas piezas corresponderían también a los 62 fallecidos. 

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La Fiscalía dijo que, del total de cadáveres que ingresaron a las salas de análisis forense, 61 fueron levantados en el centro carcelario y uno fue trasladado desde un centro médico, al que la persona presa llegó herida, pero después falleció. 

Según la Fiscalía, hasta hoy,  17 de noviembre, 48 cuerpos ya han sido identificados

  • 41 por huellas dactilares, 
  • 2 por métodos antropológicos y 
  • 5 por huellas dactilares y métodos antropológicos. 

La Fiscalía anunció que 43 cadáveres ya fueron entregados a sus familias. Los dolientes esperaban en los exteriores del laboratorio de criminalística que les devolviesen los restos de sus seres queridos fallecidos. Además, dijo que 14 aún no han podido ser identificados. La Fiscalía no explicó qué pasó con los otros cinco cuerpos con los que se completaría el total de 62.

La cuarta masacre en el sistema carcelario ecuatoriano dejó entre sus víctimas fatales a personas que no estaban vinculadas a las bandas delictivas organizadas. Entre ellos, el contador Jhon Campuzano Triviño, quien fue detenido el 31 de agosto de 2021 y cumplía una orden de prisión preventiva por presunto delito de falsedad de información bursátil en el caso Ecuagran, empresa que fue demandada por la Superintendencia de Compañías. Su familia defiende su inocencia y reclama justicia. 

En la masacre también fue asesinado Abraham Muñoz, quien estaba preso por el caso Actemra, en el que se investigaba la venta irregular de  insumos médicos sustraídos de las bodegas de hospitales públicos de Guayaquil, durante el pico de la pandemia del covid-19. 

Luis Felipe Aguaisa fue asesinado en el pabellón 2. Según conoció GK, fue trasladado desde Galápagos a la Penitenciaría del Litoral, donde esperaba su audiencia de juicio. No tenía familia en Guayaquil y fue su hermanastro quien tuvo que viajar para reconocer su cadáver. Sus padres se enteraron de su muerte por redes sociales

¿Cómo comenzó la masacre?  

La Policía Nacional confirmó que recibieron las primeras alertas a las siete de la noche. Sin embargo, no intervino. GK recibió un audio en el que una persona presa suplicaba por ayuda a las nueve de la noche. Él también fue asesinado (por motivos de privacidad, su nombre no será revelado hasta que se conozca la lista oficial). 

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Los mensajes de alerta y auxilio comenzaron a replicarse. “Mamita, si me pasa algo, no te pongas mal”, “ora por mí, por favor”, “ayúdennos, nos van a matar”. Fueron esas las últimas palabras de despedida de varias personas presas frente a la amenaza inminente de una masacre. 

Fue tanta la desesperación de las personas privadas de la libertad del pabellón 2, que una de ellas decidió contar lo que ocurría a través de una transmisión en vivo a través de la cuenta de Facebook Heisenberg German, que actualmente está inactiva. Comenzó pasadas las doce y media de la noche. 

—Señores, por el amor de Dios, ayúdenme, lo necesitamos.

 —Hay muchos heridos y hay muertos en la parte de abajo, no sabemos cuántos.

—Uno de nuestros compañeros murió debido a una bomba. Están abriendo huecos.

—Por favor, difundan, antes de que se arme una masacre, todavía están a tiempo. 

Sus palabras eran pedidos urgentes de las personas que conviven en el pabellón, donde habitan casi 800 presos, que exigían intervención de las autoridades para no ser asesinados. Durante casi dos horas, mientras se observaba uno de los patios del pabellón, más de 14.500 personas observaron segundo a segundo el pedido de auxilio.

Cientos de detonaciones se escucharon en el perímetro de la Penitenciaría, sin embargo, no había respuesta de las autoridades. Mientras se observaba cómo un grupo de personas prendía fuego en la parte baja del pabellón 2, se escucharon las últimas palabras de quien dirigía aquella transmisión: “que quede constancia con este video que las autoridades pudieron hacer algo…ya entraron, ya entraron, ya entraron”.

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Karol E. Noroña
Quito, 1994. Periodista y cronista ecuatoriana. Cuenta historias sobre los derechos de las mujeres, los efectos de las redes de delincuencia organizada en el país, el sistema carcelario y la lucha de las familias que buscan sus desaparecidos en el país. Ha escrito en medios tradicionales e independientes, nacionales e internacionales. Segundo lugar del premio Periodistas por tus derechos 2021, de la Unión Europea en Ecuador. Recibió una Mención de Honor de los Premios Eugenio Espejo por su crónica Los hijos invisibles de la coca. Coautora de los libros 'Periferias: Crónicas del Ecuador invisible' y 'Muros: voces anticarcelarias del Ecuador'.

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