Este reportaje es parte de una alianza entre GK y Agencia Pública.
Es alta, de tez blanca, tiene ojos marrón grandes y brillantes, labios voluminosos gracias al silicón y figura esculpida por liposucción. Tiene 31 años y se llama Emma, como la protagonista de la novela emblemática de Jane Austen, pero no podrían ser más distintas. La Emma del siglo XIX pertenecía a la alta aristocracia inglesa, era recatada, cursi y obedecía los estereotipos de su tiempo. La Emma de esta historia del siglo XXI nació en una humilde ranchería en México, es poco convencional y ha decidido desafiar las reglas del Cartel de Sinaloa, la organización de tráfico de drogas más poderosa del mundo.
Emma Coronel es la esposa de Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo”, de 63 años de edad, el líder más famoso del Cartel de Sinaloa. Luego de la sentencia a cadena perpetua dictada en julio de 2019 en la Corte de Distrito Este de Nueva York, Emma pasó de ser la esposa incondicional y dócil, a la “primera dama” de la cúpula de familias del narco en desafiar las reglas del patriarcado hegemónico que lo rigen, en respuesta a las infidelidades de su esposo ventilados en el juicio y a la segregación y falta de respaldo por parte del clan criminal.
Participó en un reality show televisivo de familiares de narcos en desgracia, y comenzó a exponerse públicamente a través de Instagram con provocativas fotografías de ella. A salir de fiesta a los bares y discotecas de moda de Culiacán y buscaba independizarse del clan. Lo que era interpretado por los medios de comunicación como parte de su frivolidad. En el Cartel de Sinaloa su conducta rompía los códigos de bajo perfil y discreción impuesto a las esposas de los altos jerarcas como ella. Su desafío encendió la alerta del líder del cartel, Ismael Zambada, alias “El Mayo” y de Iván, Alfredo, Ovidio y César Guzmán, hijos del Chapo y los herederos de su facción criminal.
Superando cualquier escenario creado por la ficción, Emma Coronel fue detenida en Estados Unidos el 22 de febrero pasado acusada de conspirar junto con su esposo para traficar metanfetaminas, cocaína y heroína a ese país, y de haberlo ayudado a escapar de la justicia. Su arresto ocurre justo cuando El Chapo pelea contra la sentencia de cadena perpetua en la Corte de Apelación para el Segundo Circuito. Acusa a la Fiscalía de una actuación ilegal y arbitraria, mala conducta del jurado, y de supuestamente haber sido condenado sin pruebas sustanciales.
Algunos medios de comunicación en Estados Unidos y México aseguran que “la primera dama” del Chapo se entregó a la justicia para convertirse en testigo. Su abogado lo niega. Lo cierto es que hoy podría tener en sus manos el futuro del capo. Si colabora podría darle la estocada final y poner en dificultades al cartel si revela los secretos de íntimos y familiares de la organización criminal.
Esta es Emma Coronel, la mujer que ha desafiado al Cartel de Sinaloa, poniendo en riesgo su propia vida.
I – Infancia y narcotráfico
Emma es la segunda de cuatro hijos procreados por la pareja conformada por Inés Coronel y Blanca Aispuro, de quien heredó su belleza. Su hermano mayor se llama Omar, sigue ella, su hermana Claudia, y su hermano menor Edgar.
Su padre y su hermano Omar fueron detenidos en 2013 acusados de narcotráfico, y Edgar fue arrestado en 2015 acusado de haber colaborado en la fuga de su cuñado El Chapo.
OTROS CONTENIDOS SOBRE VIOLENCIA DE GÉNERO
Nació en San Francisco, California, el 2 de julio de 1989 cuando su madre cruzó ilegalmente a ese país en avanzado estado de gravidez para visitar a sus familiares. Sin preverlo se desencadenó el parto y ahí nació su hija, quien tiene nacionalidad mexicana y estadounidense.
Los cuatro hermanos Coronel Aispuro fueron criados en una lejana región de la sierra de Durango conocida como La Angostura, en el municipio de Canelas. Donde las principales actividades económicas son la siembra de grano y el narcotráfico, ya que durante décadas esa zona es la principal productora de mariguana y amapola.
“Ahí no se ven cosas extravagantes, cosas que se ven en la ciudad, era una vida tranquila, de campo….”, me narró Emma Coronel sobre su pueblo en una entrevista realizada el 12 de febrero de 2016. La primera que diera en su vida.
Emma contó que tuvo una niñez normal, creciendo entre la naturaleza. Afirmó que su padre era campesino y su madre se dedicaba al hogar.
“Somos una familia muy unida diría yo, siempre hemos sido muy unidos…”, me dijo. Pero su infancia no fue tan normal y tranquila.
Cuando su hermano mayor fue detenido se le practicó una entrevista psicológica de rutina en la que él narró una historia familiar muy diferente.
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II – Viaje a EE.UU.
Omar dijo que desde niño su padre se embriagaba mucho y tenía peleas violentas con su madre, por lo que el señor Coronel pasaba largas temporadas fuera de su casa.“ Ya no me mandaban a la escuela y entonces me dedique a la agricultura, sembraba maíz y frijol. Después aprendí a manejar y en mi camionetita hacia viajes o fletes para otros agricultores”.
Con el tiempo Omar siguió los vicios de su padre, y de castigo su madre lo mandaba a vivir con él “….cuando mi apá me regañaba me regresaba a Canelas con mi amá quien vivía con mis hermanas”.
En el reporte del sicólogo quedó asentado que el hermano de Emma hablaba con un marcado acento y lenguaje provinciano: “…en el semblante de Omar su expresión no era de miedo sino de fobia hacia la figura paterna”.
Habrá sido por los problemas dentro de la familia o por alejar a su hija del ambiente de narcos, que a los once años su mamá envió a Emma a vivir con sus familiares en Estados Unidos esperando que se quedara allá de manera permanente.
“No me acostumbré, extrañaba mucho a mi familia y después de un año los convencí de que me regresaran”, me dijo Emma.
La mala orientación y supervisión de Inés Coronel y Blanca Aispuro han sido factores que estimularon el involucramiento de sus hijos en actividades criminales, determinó el reporte psicológico.
Omar actúa con “timidez extrema” cuando se encuentra ante una figura que representa autoridad y superioridad y no era capaz de sostener la mirada, detectó el especialista que lo examinó.
“…su postura refleja un sujeto que ha sido despersonalizado, con autoconcepto desvalorado, incapaz de poder tomar decisiones, dependiendo de la aprobación de los demás. Dentro de una estructura criminal lo podemos ubicar como a un seguidor y de responsabilidades básica… el sujeto es vulnerable, influenciable y fácil de manipular”.
III – Novia del Chapo
En 2007, cuando Emma tenía 17 años, a la ranchería donde vivía llegó El Chapo, quien entonces era fugitivo de la justicia y el narcotraficante más famoso. De entonces 50 años el capo acudió al baile del pueblo y ahí vio a Emma por primera vez.
“Él estaba bailando con otra muchacha y yo estaba bailando con mi novio, que tenía un novio en ese entonces, y nos encontramos justo en el centro de la pista…nos quedamos de frente y él bien coqueto me sonrió…”, recordó así Emma el primer encuentro.
“Al rato me dijo una persona ‘Que dice el señor que si quieres bailar con él’, dije ‘Ah ok’. Porque en los ranchos aunque tenga uno novio tiene que bailar con todas las personas que te inviten a bailar, ‘Ah ¡por supuesto!’ le dije yo”.
“Platicamos normal, como amigos”, recordó Emma sobre esa noche, aunque el capo era mucho mayor que ella.
En noviembre de 2007 ella se registró como candidata para reina del Café y la Guayaba, el evento más importante de la ranchería. Cuando en febrero de 2008 ganó el concurso y fue coronada como Emma I ya era novia del Chapo.
No se sabe si su familia fue obligada o si fue una decisión voluntaria, pero permitieron El Chapo se llevara a su hija adolescente a los bailes de la región. Aunque de acuerdo a las leyes mexicanas esa relación era ilegal.
Ella dice que la conquistó porque era muy caballeroso, educado y gentil, aunque el expediente criminal del capo revela que es agresivo, ignorante, y violento con las mujeres.
IV – Saliendo del anonimato
El 2 de julio de 2008, cuando ella cumplió la mayoría de edad se casó con Joaquín Guzmán Loera. Pero como el capo seguía legalmente casado con su primera esposa Alejandrina Salazar, para darle formalidad a su relación organizó una ceremonia religiosa y la unión fue bendecida por un sacerdote. Ella contó que uso un vestido blanco “como de princesa, ampón, muy bonito”.
Por parte de Emma toda su familia estuvo presente, pero no fue ningún familiar del Chapo, solo amigos, reveló ella. Por lo que seguramente eran sus socios del Cartel de Sinaloa.
“He escuchado que dicen que fue mucha gente (a la boda), funcionarios, no sé. No es cierto, fue nada más mi familia, las personas del rancho”, contó ella. Pero un testigo del matrimonio narró algo distinto.
“Emma desapareció por un tiempo y de pronto se dijo que le iban a hacer su fiesta de dieciocho años, yo fui, no era normal la cantidad y el tipo de invitados, yo no vi al Chapo como dicen, pero después en el pueblo se decía que efectivamente se casó y para despistar se dijo que era la fiesta de 18 años”, reveló un vecino del rancho, que fue detenido junto con el padre y el hermano mayor de Emma en 2013.
“¿Qué opinas de la gente armada que estaba en la fiesta?” le preguntó el psicólogo de la cárcel durante la examinación.
“Casi no estuve en la fiesta porque me fui a un baile a otro pueblo, aparte no quiero problemas yo no tengo nada que ver con todo esto…”
Se afirma que a la boda fueron altos funcionarios públicos, incluyendo Alfredo Higuera Bernal, actual titular de la subprocuraduría de combate al narcotráfico, de la Fiscalía General de la República en México.
En 2008, una revista mexicana publicó los pormenores del matrimonio. Fue la primera vez que el nombre de Emma Coronel salió a la luz.
Las fotografías que existen de Emma de aquella época delatan su rostro aún infantil y una belleza natural, una flor silvestre que con el tiempo iría cambiando a una llamativa rosa artificial.
V – “Cuando uno tiene hijos, cambia la forma de pensar”
Pese a los millones de dólares amasados por El Chapo a través del tráfico ilegal de drogas no pudo ofrecerle a su núbil esposa un viaje de luna de miel. A lo más se la llevó a un rancho cerca de la Angostura.
Ella apenas tenía terminados los estudios de secundaria. Dice que su marido la alentó para irse a Culiacán a estudiar la preparatoria y Universidad, donde estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación. Así, entre semana Emma era una colegiala y los fines de semana la esposa del peligroso narcotraficante.
“Después de que nos casamos me comenzó a caer el veinte (entender) de las cosas, pero yo no le daba mucha importancia, estaba muy chiquita, tenía apenas 18 años”, dijo ella misma.
Quedó embarazada y en agosto de 2011 dio a luz a sus hijas gemelas en California: María Joaquina y Emaly, la primera igual al padre, la segunda a Emma.
“Como yo nací allá se me hizo que estaba muy bien que yo podía ir a tenerlas allá, que también fueran como yo, ciudadanas americanas”, me contó ella.
“Cuando sí ya empecé a preocuparme más y cosas así fue cuando nacieron mis hijas y también salió en los medios….me empecé a preocupar más por ellas, es que cuando uno tiene hijos, cambia la forma de pensar y la forma de ver la vida”.
El Chapo eligió como padrino de bautizo de una de las gemelas a Dámaso López Núñez, alias “El Licenciado” su cómplice y brazo derecho en el tráfico de drogas y quien en el juicio de Nueva York sería uno de los principales testigos de cargo contra Guzmán Loera, y ahora contra su comadre Emma.
Nunca tuvo un matrimonio normal y ni siquiera se podía dar el permiso de desearlo. El Chapo había sido arrestado por primera vez en 1993 y se escapó de la cárcel en 2001. En 2014 fue recapturado en Mazatlán mientras estaba en un apartamento de lujo con Emma y sus gemelas.
Tras el arresto ella iba religiosamente a la cárcel de máxima seguridad mexicana a la visita conyugal. Seguramente fue la etapa en que más veces vio a su esposo durante los 7 años que tenían juntos, y fue ahí cuando se convirtió en la mensajera entre El Chapo, sus hijos y operadores del Cartel de Sinaloa quedando así de un modo u otro involucrada directamente en la red criminal.
VI- No hay cuento de hadas
Hasta ahora públicamente Coronel ha tratado de pintar su relación con “El Chapo” como un cuento de hadas, pero si ese sueño algún día existió muy pronto despertó a la realidad.
Si en México en general el machismo es marcado, en el mundo de los carteles de la droga es superlativo. Las “primeras damas” de las familias de la cúpula, ya sea esposas legales o concubinas formales, no pueden tomar realmente decisiones propias. Aunque ninguno de los capos vive físicamente con sus parejas por cuestiones de seguridad y trabajo, deben ser consultados de cada acción que ellas tomen.
Se habitúan a saber de la existencia de los hijos procreados por sus parejas con otras mujeres, e incluso a convivir con ellos. Emma misma ha tenido que hacerse cargo de algunos hijos no reconocidos legalmente por El Chapo, que viven en la miseria y cuyas madres le han pedido ayuda económica.
Aunado a esto el mundo del narcotráfico y las exigencias esposos, les imponen un modelo de belleza artificial y riesgoso. En Culiacán, la capital de Sinaloa donde radican la mayor parte de las familias del Cartel de Sinaloa, las cirugías estéticas son un deporte.
Del cuerpo y rostro natural de Emma no queda casi nada. Personas allegadas a ella entrevistadas para esta semblanza señalan que se ha operado la nariz, con tratamientos químicos transformó sus delicados labios en unos voluptuosos. Se ha puesto implantes en seno y derrier. Y antes de ser detenida se practicó la liposucción. Su sueño es un día ir a Colombia, donde asegura, están los mejores cirujanos.
VII – Detrás de la imagen
Aun así, Emma es una mujer más compleja que la ‘muñeca de narco’ que incendia Instagram.
Quienes la conocen la describen con una personalidad muy introvertida, es muy discreta y reservada, justamente por eso su conducta pública de los últimos meses había sido advertida por el Cartel de Sinaloa como un desafío y ruptura, e incluso había causado la preocupación de su madre, Blanca Aispuro.
“Tiene una gran capacidad de resistencia, aunque esté destrozada por fuera no lo deja ver, no le gusta que la gente vea su lado frágil…le importa mucho su imagen pública, quiere que los demás la vean fuerte”, comentó uno de los entrevistados.
“Ahora que vi la foto que mostraron tras su detención, yo que la conozco veo que su rostro reflejaba una tristeza interna, pero de nuevo trataba de hacerse la fuerte”.
Antes de aceptar darme su primera entrevista, en febrero de 2016, Emma estaba muy nerviosa. De acuerdo a sus conocidos una de las cosas que más le preocupaba es que se notara mucho el acento de provincia, similar al de su hermano Oscar y al de la gente de campo de la sierra donde creció.
Durante aquel encuentro la esposa del Chapo fue evasiva, y cuando le hice cuestionamientos incómodos y era evidente que no podía dar una respuesta creíble, su voz se transformaba en un susurro.
Cuando su esposo fue extraditado y enviado a NY Emma comenzó a tomar clases de inglés.
Durante sus viajes a Washington, donde interpuso una queja ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por supuestas violaciones a los derechos del Chapo, y cuando estuvo asistiendo a prácticamente todas las audiencias del juicio en Brooklyn, Emma y sus acompañantes eran constantemente vigilados por agencias del gobierno de Estados Unidos.
“Ella sabía perfectamente que la espiaban allá. Cuando llegaba a migración, aunque tenía pasaporte americano la trataban como si fuera extranjera. Siempre la retenían para revisarle minuciosamente el equipaje y le preguntaban que hacía allá”, comentó otra persona consultada.
Narran que antes de ir cada audiencia del juicio Emma Coronel se tardaba hasta dos horas en maquillarse y vestirse. Se sabía centro de atención de los medios de comunicación y le gustaba engolosinarlos.
VIII – Una verdad menos reluciente
Detrás del mito de “glamour” y “derroche” que rodea a las esposas de los grandes capos de la droga en México, hay otra verdad menos reluciente.
La mayoría de ellas no tiene independencia económica. Si bien sus esposos suelen poner a su nombre negocios, ellas nos disponen a su antojo del capital. Tienen una vida holgada pero reciben el dinero para su manutención a cuenta gotas para mantener el control sobre ellas.
“Estos hombres al final son inseguros, no dejan jamás que sus esposas tengan autonomía total porque tienen miedo que los dejen”, me narró una de las personas del círculo cercano de Emma conocedora de la dinámica interna en las familias del cartel.
En la hoguera de las vanidades y apariencias las esposas de los narcos compiten entre sí para ver quien viste con mayor lujo, como si eso reflejara mayos aprecio o respeto de sus maridos. Es común verlas con vestimenta y accesorios de Chanel, Dior, Louis Vuitton y Prada, pero no todo lo que brilla es oro.
Muchas de las “primeras damas” del narco acuden a boutiques en Culiacán, que venden productos pirata de las marcas de lujo porque no siempre tienen el dinero para pagar los miles de dólares que cuestan los objetos de su deseo originales, o ni siquiera pueden viajar para comprarlos.
Aunque los medios de comunicación de todo el mundo escribieron largas crónicas enumerando los lujosos accesorios y atuendos que Emma Coronel portaba cuando asistía al juicio del Chapo en Nueva York, en realidad muchos de esos objetos eran fake.
IX – Juicio
Y así vestida con una falsa indumentaria de lujo Emma formó parte del show montado por El Chapo y su defensa para hacer ver al jurado el supuesto lado humano del narcotraficante. Cada vez que aparecía en escena en la sala de la Corte él le lanzaba gestos de amor y posaba como el marido cuya lealtad era igual de fake que las zapatillas que ella portaba.
La Fiscalía presentó diversos testigos ante la Corte que narraron las brutales torturas infligidas por el capo, homicidios y e incluso la violación a una menor de edad.
El compadre de Emma, Dámaso, quien fue detenido en México en 2017 y extraditado a Estados Unidos fue uno de los testigos de cargo. Narró como fue ella fue quien en 2015 le llevó el mensaje del “Chapo” para planear su segunda fuga.
“Mi compadre me estaba enviando el mensaje de que él estaba pensando en tomar de nuevo el riesgo y escapar de la prisión. Y él quería saber si yo podía ayudarlo en eso…”. Y reveló que ella fue una pieza clave en la ejecución del plan que culminó con el escape. Pero no duró mucho en libertad porque fue recapturado en febrero de 2016.
“Mi comadre (Emma) me dijo que mi compadre (Chapo) envió sus saludos y que enviaría un mensaje para decir que iba a hacer un enorme esfuerzo para escapar de nuevo y también enviaría un mensaje para preguntarme si puedo ayudarlo”, narró Dámaso en el juicio.
X – Emma decidió rebelarse
“Emma si llego a estar muy enamorada del Chapo, si lo estaba, por eso le lastimó tanto lo que pasó en el juicio”, me confió una persona cercana a ella.
Ahí en la Corte, aparentemente inmutable Emma escuchó el testimonio de la ex diputada local de Sinaloa, Lucero Sánchez, quien narró como gracias al escape del Chapo en 2015 ella pudo seguir su relación con el capo, y dio detalles escabrosos sobre su relación.
Ese fue el golpe de gracia de la Fiscalía. Emma quedó devastada. Un día no soportó más y se encerró en la habitación del hotel a llorar desconsolada y avergonzada. No lo culpaba a él, se reprochaba así misma haberlo dejado entrar en su vida.
Fue justo durante el escabroso juicio que el agente del FBI Eric McGuire trató de persuadir a Emma de que colaborara con el Departamento de Justicia. No se sabe exactamente cuál fue su respuesta, pero McGuire es el mismo oficial que el 17 de febrero pasado firmó la acusación criminal en su contra y pidió se girara la orden de arresto la cual fue ejecutada el 22 de febrero. Y según el medio de comunicación estadounidense Vice, que cita fuentes anónimas del gobierno de Estados Unidos fue una entrega pactada.
Tras la lapidaria sentencia los hijos del Chapo: Iván, Alfredo, Ovidio y Joaquín Guzmán, procreados con sus dos primeras esposas: Alejandrina Salazar y Griselda López, comenzaron a relegar a Emma Coronel.
De acuerdo a fuentes cercanas a Emma la menospreciaron, le recortaron los recursos económicos y la comenzaron a relegar.
Emma quería independencia económica y buscaba una fuente de ingresos legal para ella y sus hijas. Quiso quedarse al menos con la marca registrada del nombre de su esposo, y todo lo que derivara de esta para hacer una línea de ropa y una película o serie de TV. Pero la familia del Chapo no se lo permitió, quien se quedó con la marca registrada fue la hija de Alejandrina, Giselle, quien sí creo la marca “El Chapo Guzmán” con la cual vende souvenirs, camisas y playeras con la cara de su padre impresa como si fuera el héroe de un cómic, y no el sanguinario capo.
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Emma decidió rebelarse. Su actitud rompió con un paradigma dentro del Cartel de Sinaloa en donde no sólo hay preocupación de lo que ella pueda revelar al gobierno de Estados Unidos ahora que esté detenida, sino que temen que otras esposas del grupo, habitualmente menospreciadas y controladas, sigan sus pasos.
La historia de Emma Coronel aún no llega a su clímax. O pone en riesgo su vida y la de su familia convirtiéndose en testigo contra el cartel, su marido y sus hijastros —quienes tienen orden de arresto en Estados Unidos por cargos de narcotráfico— o permite que el mundo del narco la controle una vez más arriesgando quedarse en prisión por el resto de su vida. Es impredecible si su drama tendrá un final feliz como el de la protagonista de Jane Austen.