Texto de Doménica Montaño
La mañana de hoy desde muy temprano, cuando el sol de Quito aún no mostraba todo su rigor, centenas de militantes del movimiento indígena de todo el país llegaban en grupos al Parque El Arbolito, en la entrada del Centro Histórico.
Era el mismo escenario de las protestas de octubre de 2019. En la esquina de las avenidas Patria y Seis de Diciembre sigue aún la monumental Casa de la Cultura pero ahora permanece en un silencio abyecto, signo de estos tiempos pandémicos. Cruzando el parque, está la Contraloría, quemada y abandonada, como testamento monolítico de aquellos días violentos de 2019.
Más de 16 meses después de las jornadas de protesta, algunos militantes y partidarios del movimiento indígena volvieron a la zona. A las 11:43 de la mañana del 23 de febrero de 2021, en medio de la pandemia del covid-19, Yaku Pérez llegó en su bicicleta de bambú para hablar en paz. Sobre esas mismas dos ruedas el candidato presidencial del movimiento Pachakutik, brazo político del movimiento indígena del Ecuador, Pérez recorrió el Ecuador durante su campaña electoral. “Hoy estamos aquí con alegría, festivos”, dijo Pérez. Sus simpatizantes —muchos de los cuales salieron con él desde Loja, al sur del país, hace seis días— lo esperaban con ansias, cantando, bailando, y quemando palo santo para “alejar a los malos”.
El candidato a la presidencia por el movimiento Pachakutik, trajo consigo 21 cajas que contenían las que, dice, son 16 mil actas con inconsistencias. Sentado junto a Marlon Santi, coordinador del movimiento Pachakutik, Javier Aguavil, presidente de Confederación de Nacionalidades y Pueblos Indígenas de la Costa (Conaice), y Carlos Sucuzhañay, representante de la Confederación de los Pueblos de la Nacionalidad Kichwa del Ecuador (Ecuarunari), Yaku Pérez habló de lo que llama el fraude electoral en su contra.
Pérez dijo que el fraude se fraguó desde antes del 7 de febrero. Aseguró que por eso las encuestadoras pronosticaban que su binomio alcanzaría solo el 13% de votación. Según el candidato de Pachakutik, las encuestadoras fueron parte del fraude que alega. Después, salió hacia el Consejo Nacional Electoral (CNE), en la avenida 6 de Diciembre, junto a sus simpatizantes. Iban cobijados por el ahora sí ardiente sol de la capital, entre cánticos y tambores. Avanzaron por las calles de la capital para exigir que se “respete” la decisión del pueblo ecuatoriano.
Durante todo el recorrido, Pérez sonreía con los ojos y cada cierto tiempo agitaba su mano derecha para saludar a sus simpatizantes que lo saludaban desde los balcones y ventanas de sus hogares y oficinas.
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Al llegar a la sede del CNE, Yaku Pérez entró solo al imponente edificio que por fuera estaba rodeado de decenas de policías armados y cercado por intimidantes alambres de púas. Antes de entrar, dijo que le daría al Consejo una última oportunidad para hacer cumplir la ley. Ya adentro, Pérez entregó las 21 cajas con pruebas del supuesto fraude. Afuera del Consejo sus centenares de simpatizantes comían fritada, bailaban, y cantaban pacíficos. Fue, en verdad, una marcha de indignación festiva.