Este reportaje es parte de una alianza entre GK y openDemocracy
Hyung Jin ‘Sean’ Moon, hijo menor del fallecido Sun Myung Moon, estuvo en el recinto del Capitolio de Estados Unidos, el 6 de enero y su grupo Rod of Iron Ministries (Ministerios de la Vara de Hierro) rentó un autobús para llevar gente a la manifestación que derivó en un asalto al Congreso, con cinco personas muertas.
Sean Moon aparece en público portando un rifle semiautomático AR-15 y con una corona de cartuchos en la cabeza. Se declara heredero de su padre y de la Iglesia de la Unificación, que tuvo una sonada presencia en Uruguay hace unas décadas.
Al menos uno de sus seguidores presenció y escribió sobre los disturbios, afirmando que “los patriotas traspasaron el cerco policial” y la gente que estaba a su alrededor vitoreaba mientras otros “subían más y más las escalinatas y aparentemente ingresaban al edificio”.
Cuatro días después, Moon ironizó sobre las acusaciones de revuelta en un sermón filmado y colocado en su canal de YouTube: ”Nunca vi una insurrección de personas desarmadas, paradas y haciendo ondear banderas. ¿Es un chiste, no? No tenían palas ni horquillas…. ¡Por favor! Tenían banderas de nylon en las manos”, dijo. En otro video, el 11 de enero, calificó el 6 de enero como “una tremenda victoria, un día grande y terrible”.
Rod of Iron Ministries y al menos otros siete grupos involucrados en la manifestación todavía usan las plataformas Amazon y PayPal para recaudar fondos, revela una investigación de openDemocracy.
Seis de ellos figuraban como “socios de la coalición” organizadora de la ‘Marcha para Salvar a Estados Unidos’ y todavía están usando Amazon o PayPal para obtener dinero – junto con otros dos grupos cuyos líderes llegaron hasta el mismo Capitolio de Estados Unidos, uno de ellos el propio Moon.
Luego de la revuelta, algunas de esas organizaciones divulgaron comunicados con el aparente intento de justificar el ataque a la sede del Poder Legislativo.
Amazon y PayPal tienen normas que prohíben el uso de sus plataformas a grupos que promuevan la violencia o el odio. Defensores de los derechos civiles creen que ambas empresas deben tomar medidas – y que desde hace tiempo esas políticas no se ponen realmente en práctica.
Armas y anticomunismo
El sermón de Sean Moon luego de los disturbios en Washington se titula The ‘commies’ are coming (se vienen los comunistas) e indica que comparte el anticomunismo de su padre, Sun Myung Moon, fundador de la Iglesia de la Unificación en 1954.
Sun Myung Moon creó un grupo económico y religioso que incluyó el diario Washington Times y World News en Estados Unidos y la Confederación de Asociaciones para la Unificación de las Sociedades Americanas (CAUSA), plataforma de actividades anticomunistas en la región.
Moon y CAUSA fueron bien recibidos por las dictaduras de Guatemala, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay. En este último país, Moon montó a inicios de los años 80 un grupo económico, conformado por un banco, un gran hotel, un diario y una imprenta, entre otras inversiones. Pero sus negocios e influencia fueron decayendo luego de la recuperación democrática de 1985, y los fieles nunca fueron más que unos cientos, pese a que Moon visitó varias veces Uruguay e inclusive vivió en él un año en la década de 1990.
Tras su muerte en 2012, la Iglesia de la Unificación se dividió. El hijo menor, Sean Moon, fundó en Pennsylvania la World Peace and Unification Sanctuary, conocida también como Sanctuary Church o Rod of Iron Ministries. Uno de sus hermanos, Kook Jin “Justin” Moon, posee la empresa de armas Kahr Arms y vende los rifles semiautomáticos AR-15 que los fieles del culto portan en ceremonias y bodas colectivas.
¿Habilitando el odio?
El 6 de enero, seguidores de Trump irrumpieron en el edificio del Congreso de Estados Unidos, donde el Senado votaba para confirmar a Joe Biden como presidente electo. Rompieron ventanas y saquearon oficinas, mientras los legisladores y el personal huían o se escondían. Cinco personas murieron en los disturbios, entre ellas un agente policial.
Un rato antes, Trump instó a la multitud presente en la ‘Marcha para Salvar a Estados Unidos’ a caminar hacia el Capitolio y a “luchar como demonios” contra el resultado electoral que volvió a calificar como “un robo”, aunque sin pruebas. A raíz de esos hechos, la Cámara de Representantes le abrió un juicio político por “instigar una insurrección”.
openDemocracy encontró que cuatro “socios de la coalición” de la ‘Marcha para Salvar a Estados Unidos’ – Moms for America, Phyllis Schlafly Eagles, Tea Party Patriots y Turning Point Action – o sus filiales sin fines de lucro figuran en la lista de AmazonSmile, un programa de donaciones que permite a los clientes de Amazon donar a organizaciones benéficas mientras realizan compras en línea.
Turning Point Action, junto con otras dos “socias de la coalición” – Women for America First y Peaceably Gather – también usan PayPal para recibir donaciones.
Y otras dos organizaciones – el grupo antiabortista And Then There Were None y el culto de Moon, Rod of Iron Ministries – recolectan fondos tanto en AmazonSmile como en PayPal.
Además de Moon, la líder de And Then There Were None, Abby Johnson estuvo en el Capitolio, tan cerca de los disturbios como para informar en sus redes sociales que se vio afectada por los gases lacrimógenos que lanzó la policía.
Moon, por su parte, aseguró en su sermón que: “los policías se retiraron, retrocedieron, así que la gente simplemente se quedó allí y comenzó a cantar ‘Dios salve a América’… Sí, fue una terrible insurrección. El Congreso de Estados Unidos quedó tan destruido que pudieron tener la siguiente sesión en unas cuatro horas”, se burló.
La líder de Moms for America, Kimberly Fletcher, compartió en Facebook una transmisión en directo desestimando la violencia y comparándola con protestas como las de las “feministas”. Y describió a los agitadores como “gente buena y temerosa de Dios que quiere ser escuchada”, que “ama a Estados Unidos” y “quiere salvar a la república”. Y si bien dijo que no condonaba “la mala conducta”, añadió que “la entiendo absolutamente. Esa gente está furiosa”.
En una transmisión dos días después de los incidentes, Ed Martin, de Phyllis Schlafly Eagles, dijo: “El relato de las noticias falsas es que la protesta pacífica fue en realidad una revuelta…Millones de estadounidenses sienten que son ignorados y que sus preocupaciones no cuentan”.
Solamente tres de estos ocho grupos condenaron de manera explícita la violencia o negaron su participación en ella: Women for America First, Tea Party Patriots y Peaceably Gather. Los demás no han hablado públicamente sobre el ataque.
El “acuerdo de participación” de AmazonSmile dice que las organizaciones benéficas elegibles no pueden involucrarse, apoyar, alentar o promover “el odio, el terrorismo o la violencia”.
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Las políticas de PayPal también prohíben transacciones que impliquen “la promoción del odio, la violencia y la intolerancia racial o de otros tipos”. La empresa cortó recientemente sus vínculos con otros grupos que colaboraron con personas que asistieron a las protestas del 6 de enero.
openDemocracy contactó a los ocho grupos que recaudan fondos a través de estas dos plataformas para que respondieran.
Un portavoz de la iglesia de Moon dijo que “los seguidores de Sanctuary Church ejercieron sus derechos de libre expresión y ‘el derecho del pueblo a reunirse en asamblea pacíficamente y a peticionar al gobierno la reparación de los agravios’. No defendemos ‘el odio, el terrorismo o la violencia’”.
Mientras, Abby Johnson, de And Then There Were None, dijo a openDemocracy que su grupo no tomó parte en la protesta, pero “un integrante de nuestra organización asistió a la manifestación en la que habló el presidente Trump”. Y añadió que “esto no es una violación de ningún acuerdo”.
Jenny Beth Martin, presidenta del Tea Party Patriots Citizens Fund, dijo: «Ni la Tea Party Patriots Foundation, ni el Tea Party Patriots Citizens Fund o la Tea Party Patriots Action gastaron dinero en la manifestación. Condenamos la violencia. Estamos conmocionados, indignados y entristecidos por el giro de los acontecimientos del 6 de enero”.
El resto de los grupos no contestaron.
Hasta ahora, más de 100 personas fueron detenidas e imputadas por los disturbios del Capitolio, mientras se multiplican los reclamos de que se investiguen los hechos que dieron lugar a la violencia.
En respuesta a las revelaciones de openDemocracy, una portavoz de Amazon dijo: “Las organizaciones caritativas deben cumplir los requerimientos expuestos en nuestro acuerdo de participación para ser aceptadas en AmazonSmile. Las organizaciones que se involucren, apoyen, alienten o promuevan la intolerancia, el odio, el terrorismo, la violencia, el lavado de dinero u otras actividades ilegales no son aceptadas. Si en algún momento, una organización viola este acuerdo su participación será revocada”.
En diciembre, openDemocracy reveló que decenas de grupos anti-LGBTI siguen recaudando fondos en AmazonSmile pese a la política de la empresa que también prohíbe la discriminación por orientación sexual.
Hasta el momento de la publicación, PayPal no había respondido nuestras preguntas.
Amazon, junto con otras empresas tecnológicas, anunció que pondría fin a las contribuciones electorales para los legisladores que se negaron a certificar con su voto los resultados del Colegio Electoral, que dieron la victoria Biden. Varias plataformas también adoptaron medidas contra varios grupos e individuos involucrados en los hechos de violencia del 6 de enero.
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Para Jade Magnus Ogunnaike, directora de campañas del grupo de derechos civiles Color Of Change, los hallazgos de openDemocracy son “profundamente inquietantes”, pero no sorprenden.
“Amazon y PayPal no solo deben cortar cualquier vínculo existente con grupos de odio y supremacistas blancos, sino actuar de manera proactiva para no habilitarlos”, dijo.
“Con la asunción de un Congreso y una presidencia demócratas”, añadió, “esperamos que las autoridades federales lancen una investigación completa del 6 de enero y exijan responsabilidad a todas las partes – incluyendo a los facilitadores corporativos”.
*Esta es una versión editada y traducida de un artículo publicado originalmente por el proyecto Tracking the Backlash de openDemocracy.