Cuando en Ecuador, a fines de marzo de 2020, se declaró la emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus, el gobierno aseguraba constantemente que estaba en capacidad de responder con personal y  equipo médico. Para dar esa respuesta, instituciones públicas adquirieron bienes y servicios apoyándose en el decreto de emergencia expedido en el país, que facultaba saltarse ciertos procesos burocráticos para dar respuestas más ágiles.

La emergencia no solo permitía esa agilidad para dar respuesta, sino que flexibilizaba las condiciones de compra de insumos. Uno de los equipos más requeridos durante la pandemia eran los respiradores. Según el neumólogo Enrique Noboa, producto del coronavirus, los pacientes desarrollan lesiones pulmonares que afectan la frecuencia respiratoria y producen el «deterioro de todo el sistema biológico, el cerebro, el corazón, los riñones todo se afecta cuando no hay oxígeno. Esa es la falla primordial: la falla respiratoria o hipoxemia, es decir, por baja de oxígeno”.  Por eso, uno de los primeros requerimientos en los hospitales eran, precisamente, los respiradores.

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Ecuador es el país que menos respiradores adquirió, en comparación con otros diez países de la región. Los datos abiertos del portal de compras públicas de Ecuador dicen que apenas se compraron 57 respiradores —que actúan como bomba de presión para inhalar oxígeno y que según su categoría pueden llegar a suplantar las funciones de un pulmón. Es el número más bajo entre 10 países de la región —que fueron analizados en el proyecto transnacional Centinela Covid-19—. A Ecuador, le sigue Paraguay —que tiene apenas 7 millones de habitantes, menos de la mitad de la población del país.

Ecuador y Guatemala, cuya población es, en ambos casos, alrededor de los 17 millones de habitantes, tienen una marcada diferencia en la compra de estos equipos. Según los datos disponibles, Guatemala adquirió 216, cuatro veces más que Ecuador, que compró 57 . Este es un dato interesante pues, en abril de 2020, ambos países tenían un número similar de respiradores: Ecuador, 663 y Guatemala, 676 pero, durante la pandemia, el país centroamericano compró más. 

Si se compara la cantidad de respiradores que compró Uruguay —un país que tiene tres millones y medio de habitantes, casi cinco veces menos que Ecuador— es casi el doble que Ecuador: 104. La brecha es aún más amplia con Costa Rica: este país, con cinco millones de habitantes —menos de un tercio de la población de Ecuador—, compró 311 respiradores, cinco veces más que el Ecuador. 

Por los 57 respiradores, Ecuador pagó 2 millones 168 mil dólares 575 dólares; si ese precio se divide para el número de respiradores, se obtiene el promedio : 38 mil 45 dólares. Ese es el segundo valor más alto pagado en la región. El primero es México con 39 mil 426, en promedio, por respirador; y el tercer lugar lo ocupan Costa Rica y Guatemala, con 31 mil 928 y 31 mil 275, respectivamente. 

En estos 10 países latinoamericanos más de 23.000 respiradores artificiales se compraron desde comienzos de marzo para dotar las unidades de cuidado intensivo de sus hospitales y atender debidamente a los centenares de enfermos graves por covid-19 que los requieran —o se espera los puedan requerir— a medida que el contagio llegue a sus picos más altos.

Desde que los primeros casos se detectaron en América Latina entre finales de febrero y marzo, los países comenzaron una frenética carrera por obtener estos equipos.

La letra chica

Para poder conocer el detalle de esos contratos, hay que analizar todo el proceso: desde que se lanza la convocatoria hasta que se entrega el producto. Eso, sin embargo, tiene una enorme complicación en Ecuador. A pesar de que las instituciones públicas tienen la obligación de publicar todos los procesos de compras, eso no siempre sucede. A veces, falta un documento o más. A veces, llegar hasta el proceso contractual es una tarea titánica: hay que buscarlo con un código específico o por entidad contratante, pero hay obstáculos en cada etapa, por ejemplo el sistema sí distingue entre minúsculas y mayúsculas entonces no agrupa los mismos nombres cuando no están escritos exactamente igual. A veces una letra menos —por error de tipeo de la institución contratante— se convierte en la mayor trampa para evitar que encontremos un contrato.

Ocurrió con dos específicos. En la base de datos que pudimos descargar del portal de compras públicas, se registran dos grandes contratos con el Municipio de Guayaquil: uno por un millón 149 mil dólares, otorgado a la empresa Sirican S.A.; otro por 685 mil 880 dólares, para Marjorie Yomara García Villamar. 

En la primera base de datos descargada del portal de compras públicas de Ecuador, encontramos que ambos contratos tienen como indicación de compra “respiradores mecánicos” pero en la columna “unidad”, en la que se debería registrar el número de adquiridos, aparece el número uno. Eso querría decir, en estricto sentido, que se compró, en cada contrato, un respirador mecánico, pero es improbable que se haya firmado dos contratos diferentes, cada uno por un respirador, por un valor, en un caso de casi 700 mil dólares, y en el otro, por más de un millón. Inferimos entonces que quizás es un contrato por varios respiradores o por varios otros productos que incluyen respiradores. Corroborarlo a través de los datos del portal de compras públicas no fue posible. Para poder encontrar los procesos completos, es decir, la documentación que la ley requiere que las entidades públicas utilicen y publiquen, hay que buscar por un código que corresponde al de la entidad contratante, en este caso, el Municipio de Guayaquil. Al buscar con ese código, encontramos siete procesos contractuales hechos por esta institución. Ninguno correspondía al de Sirican o al de Marjorie Yomara García Villamar. Al no poder encontrarlos y revisar los detalles, no pudimos registrarlos en la base de datos. 

Otra de las dificultades fue encontrar los detalles en relación a los equipos. La base de datos —como en los casos de otros países de la región— debería ofrecer especificaciones como el modelo del equipo o la marca, pero en muchos casos esa información no existe. 

Los contratos, ¿a quién?

Desde el inicio de la pandemia, las denuncias de presuntas irregularidades en el manejo de hospitales públicos o en la entrega de insumos comprados con dinero de los contribuyentes, han sido recurrentes en los medios de comunicación en Ecuador. Llama la atención, por ejemplo, que al revisar la base de datos de compras públicas, el mayor número de contratos son entregados a personas naturales y no a empresas constituidas, como ocurre en la mayoría de países de la región. 

En Ecuador, hubo 16 contratos entregados a Javier Roberto Andrade Lara, por un monto superior a los 807 mil dólares. Fausto Hernán Cabrera Izquierdo recibió 5 contratos, por un monto 68 mil 925 dólares, a Francisco Javier Palacios Rivadeneira se le entregaron dos contratos por más de 54 mil dólares. A Marjorie Yomara García Villamar, una de las mayores contratistas del Municipio de Guayaquil, se le entregó más de 685 mil dólares. No podemos saber si fue uno o más contratos porque ese detalle de información no está disponible en el portal de compras públicas.  

En un pedido de información hecho al Ministerio de Salud (MSP), solicitamos precisiones sobre ciertos códigos que aparecían en la columna correspondiente a los modelos y las marcas de respiradores adquiridos. En una escueta respuesta enviada el 5 de agosto, el MSP dijo que había realizado varios procesos de adquisición de equipos durante la emergencia y que “dentro de estos procesos fueron adquiridos varios respiradores, los mismos que cumplen las especificaciones técnicas de las fichas DNES: RES-02-R07 Ventilador de transporte intra hospitalario y RES-06-R08 Ventilador para unidad de cuidados intensivos respectivamente.” 

En esta gráfica se pueden ver los montos totales de los contratos según el país comprador y el país de origen de la marca que fabrica los respiradores (aunque los contratos fueron la mayoría de las veces firmados con empresas distribuidoras y no con filiales de los fabricantes, y en ellos entran costos como el de transporte).

Sin contar a Brasil, el primer lugar lo ocupan las marcas chinas, con 66 millones dólares en ventas de respiradores a América Latina, principalmente a México, Colombia y Perú. Eso incluye solamente a los fabricantes cuya casa matriz está en China, sin contar a las otras marcas que tienen fábricas en el país asiático.

En el caso de Ecuador, este gráfico nos muestra que el mayor monto destinado a la compra de respiradores —más de un millón y medio de dólares— se lo destinó a compañías que no están detalladas en el portal de compras públicas. En segundo lugar de montos destinados para compras de respiradores, está Alemania, país al que se destinaron 456 mil dólares en compra de equipos, seguido por China, con 55 mil dólares. Compras menores se hicieron a marcas alemanas-suecas (42 mil 525); irlandesas (18 mil) y estadounidenses (12 mil 250).

Este gráfico compila todas las compras de respiradores de los nueve países, organizados por empresa distribuidora con la que se firmó el contrato. 

Al pasar el cursor por cada cuadrado aparece el nombre y detalles de los distribuidores más pequeños. Queda por responder la pregunta de si estos son los distribuidores más experimentados en el campo médico en sus países o si figuran algunos que entraron en el negocio aprovechando las circunstancias excepcionales creadas por la urgencia, la contratación directa y la estructuración de fondos de emergencia.

Los precios por respirador


Otra comparación interesante es la que permite hacer este cuadro. Aquí se puede ver los distintos precios pagados por los diferentes países en ventiladores de las mismas marcas. 

El valor que aparece en cada cuadro es el número más bajo de cada rango de precios de 5 mil dólares. Eso significa que, por ejemplo, Colombia pagó entre 15 y 20 mil dólares por cada uno de los 800 ventiladores VG70 de Aeonmed, mientras México pagó entre 35 y 40 mil dólares por cada uno de los 730 equipos de la misma marca que compró, mediante un contrato que no revela el modelo adquirido.

Aquí se puede ver que Ecuador adquirió un ventilador marca CareFusion (Vyaire), modelo Vela, por 8400 dólares. Por la misma marca y modelo, México pagó 67 mil 696 dólares. Por la marca Drager, los países de la región pagaron entre 25 mil y 60 mil. Ecuador pagó el precio más alto de toda la región: 57 mil dólares por unidad, del modelo Evita 4. Los modelos de los otros países —Guatemala, México, Paraguay y Uruguay— fueron distintos (en el caso de Perú, la información sobre el modelo no estaba disponible).

También se pudo identificar aquellos rangos de precios que son más frecuentes para la adquisición de respiradores de adultos. 

En esta gráfica, las barras verticales muestran el precio mínimo y el precio máximo por unidad que pagó cada país por un equipo, siendo cada uno de los bloques en el medio un cuartil (el 25% de los contratos) y la línea vertical en todo el medio el valor central de todos los contratos. Cada círculo representa un contrato. Los más grandes en cantidad saltan a la vista por el mayor tamaño de círculo.

Aquí también se puede ver, por ejemplo, una cuarta parte de las compras de América Latina -siempre de respiradores mecánicos útiles para adultos- se concentran entre los 28 mil y 34 mil dólares, que vendría a ser el precio más habitual.

Se puede ver también que el 65% de los contratos de ventiladores que compró México están por encima del valor mediano de toda la región, pero más del 91% de los ventiladores se compraron a un precio mayor al valor promedio de toda la región, mientras que los de Guatemala o Costa Rica están todos concentrados dentro de rangos de precios muy similares. En el caso de Ecuador, la diferencia entre el respirador por el que menos se pagó —8 mil 400 dólares— y aquel por el que más se pagó —67 mil 696— es enorme: 8 veces más.

Las fechas de compra de cada respirador

En esta línea de tiempo se pueden ver todas las compras hechas por los diez países entre febrero y mayo. Cada compra es un punto del gráfico y, al pasar el cursor, muestra los datos básicos de cada contrato. 


Para intentar entender cómo se comportaron los precios en el tiempo semanalmente, graficamos las compras de respiradores mecánicos para adultos por país, que representan más de tres cuartas partes de las inversiones. (Son los adultos mayores quienes más han requerido atención médica intensiva a causa del covid-19).

La gráfica permite ver que, aunque algunos países como Costa Rica, Brasil y Guatemala hicieron sus compras de ventiladores para adultos en diversos tiempos, éstas se mantuvieron dentro de rangos de precio similares. En cambio, las Colombia y Perú tuvieron mayores fluctuaciones y los cambios en los precios en México son aún más notables.


Los precios más bajos de Brasil se explican no solo por el volumen de sus compras, sino porque fue el único país en concentrar la totalidad de sus compras con cinco empresas nacionales. En febrero, el presidente Jair Bolsonaro expidió una ley que por la cual solicitó a los fabricantes nacionales que le vendieran al gobierno federal toda su producción, para que luego, éste los distribuyera entre los 26 estados y al Distrito Federal, según los criterios de su Ministerio de Salud. Esa medida, sin embargo, le llevó a conflictos políticos y legales con varios estados, que también habían hecho pedidos a esas empresas.

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Ecuador adquirió la mayoría en marzo. Quizás eso se explique por qué fue el mes en el que se tomaron las primeras medidas de respuesta a la pandemia, tras detectar los primeros casos a finales de febrero.

Sin embargo, los datos disponibles a través del sitio web de compras públicas de Ecuador, no permiten ahondar en los detalles de las compras. Sí hay datos que llaman la atención, como la cantidad de personas naturales que reciben contratos —en medio de una declaratoria de emergencia, que flexibiliza los requerimientos para obtener un contrato del Estado— o los precios a los que se adquieren ciertas marcas —más elevados que la misma marca en otros países de la región. Pero, sobre todo, en Ecuador es evidente la falta de información pública disponible, a pesar de que la ley exige que los procesos, en su totalidad, deben ser públicos y estar disponibles.


logo CentinelaEste reportaje es parte de Centinela Covid-19 es un proyecto de periodismo colaborativo y transfronterizo sobre la respuesta al Covid-19 en América Latina, del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP), Chequeado (Argentina), El Deber (Bolivia), Agência Pública (Brasil), El Espectador y La Liga contra el Silencio (Colombia), La Voz de Guanacaste (Costa Rica), Ciper (Chile), GK (Ecuador), El Faro (El Salvador), No Ficción (Guatemala), Quinto Elemento Lab (México), El Surtidor (Paraguay), IDL-Reporteros (Perú) y Univision Noticias (Estados Unidos), con el apoyo de Oxfam y el Pulitzer Center on Crisis Reporting.