Daniel David Tibi fue detenido arbitrariamente en Quito en el 1995 y permaneció privado de su libertad durante tres años. A lo largo de ese tiempo, Tibi —un ciudadano francés que al momento de detención tenía 36 años— fue torturado física y psicológicamente. Su caso es uno de los más emblemáticos que han sido resueltos en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. El fallo que obtuvo fue un logro trascendental en la lucha contra el uso de la tortura para personas privadas de libertad en Ecuador y en el continente.
Según recuerda el Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), Daniel David Tibi era un comerciante de artesanías ecuatorianas y piedras preciosas. Fue arrestado el 27 de septiembre de 1995 en Quito por agentes policiales que formaban parte de un operativo contra el narcotráfico. Fue detenido sin que hubiera una orden judicial en su contra, y tampoco se le informó debidamente de los cargos en su contra. Tibi permaneció en la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, por tres años. Fue liberado el 21 enero del 1998. En su estadía en ese centro de detención sufrió graves torturas físicas y psicológicas. Entre los actos brutales a los que fue sometido se contaron ahogamientos, golpes fuertes, amenazas a su vida y a su familia, entre otras.
En 2004, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) emitió su fallo sobre el caso. La corte condenó al Estado ecuatoriano por las violaciones a los derechos humanos cometidas en contra de Tibi. En su sentencia, la Corte ordenó al Ecuador diversas medidas de reparación, como la investigación de los hechos y sanción a los responsables, una disculpa pública y un programa de capacitaciones a agentes estatales para asegurar la no repetición de los hechos.
Entre los tratos inhumanos a los que fue sometido Daniel Tibi están la reclusión “bajo severas condiciones de hacinamiento e insalubridad por 45 días, en un pabellón de la Penitenciaría del Litoral conocido como “la cuarentena”.”, dice el fallo de la Corte. La sentencia relata, además, que Tibi estuvo varias semanas en el corredor del pabellón de dicha penitenciaría, durmiendo en el suelo, hasta que finalmente pudo ubicarse, por la fuerza, en una celda. Según el tribunal supranacional, las condiciones en las que vivió Tibi en la cárcel ecuatoriana “no satisficieron los requisitos materiales mínimos de un tratamiento digno, conforme a su condición de ser humano”. Además, la corte consideró que el paso de Tibi por una cárcel ecuatoriana había sido tan traumático que “contribuyó a la ruptura del núcleo familiar y a la frustración de los planes personales y familiares”, de Tibi.
En 2018, Tibi volvió por primera Ecuador por primera vez tras su liberación para rendir su versión ante la Fiscalía. En esa ocasión, explicó que haber escrito sus memorias tituladas 900 días, 900 noches en el infierno de una prisión ecuatoriana le había ayudado a superar la experiencia.
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A pesar de que en el litigio ante la Corte Interamericana se identificaron varios responsables, el caso en el país sigue en impunidad. Está pendiente, también, el cumplimiento de la orden de la corte interamericana relativa a las capacitaciones a funcionarios estatales. Tibi murió enero de 2020 a los 60 años, pero fue recordado hoy, Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de Tortura, por el CEJIL y varias organizaciones derechos humanos por su “su resiliencia y su lucha incansable por la obtención de justicia”.