Relatos en primera persona de aquellos que aún buscan los cuerpos de sus seres queridos que murieron durante la emergencia del covid-19.

William Carpio

Este es el testimonio de Harry Carpio, sobrino de William Carpio fallecido el 2 de abril de 2020 con síntomas de covid-19.

William Carpio

Harry Carpio con la foto de su tío William Carpio fallecido con síntomas de covid-19

Empezó la mañana del 1 de abril. Mi tío William había estado con complicaciones respiratorias en su casa. Mis primas lo llevaron a buscar oxígeno a varios hospitales de Guayaquil. No recuerdo en cuál estuvo primero pero lo derivaron al del Guasmo Sur. Ahí entró a emergencias. Entró físicamente,  porque nunca le hicieron el ingreso hospitalario formalmente. Solo le tomaron los datos y tenía una pulsera con su identificación pero no aparecía como admitido a emergencias. 

El hospital estaba colapsado y no había camas. Mi tío estaba en una camilla por un favor que alguien le hizo a una de mis primas. Mi tío no se podía sostenerse en pie ni estar sentado. Por su cuenta, mis primas consiguieron un tanque de oxígeno pequeño que se desabastecía rápido. Mi tío estaba cortos períodos con el tanque y luego tenía que esperar hasta que lo recargaran. 

En menos de 24 horas, mi tío William Carpio falleció. En ese momento, a una de sus hijas le dijeron que tenían que dejarlo ahí porque necesitaban llenar unos papeles para llevarse el cuerpo la mañana siguiente. Mis primas pasaron la mañana del 2 de abril buscando un féretro y haciendo los papeles funerarios requeridos. Cuando llegaron a la puerta del hospital a buscar el cuerpo de mi tío, su nombre ni siquiera aparecía en la lista de la persona encargada de entregar los cuerpos. 

Mis primas no eran las únicas: había otras personas que buscaban los cuerpos de sus seres queridos. Una de esas personas les contó que estaban recibiendo coimas para apurar el asunto, ubicar el cuerpo. Un funcionario le pidió a una de mis primas 100 dólares para que le diera prioridad en la entrega del cadáver de su papá.  

Después, el nombre de mi tío apareció en la lista pero cuando mis primas fueron con el féretro, les dijeron que el cuerpo no estaba y que volviesen al día siguiente. Con el mismo cuento de ‘que está y no está’, las tuvieron al menos una semana. Mis primas tenían que entrar a los contenedores de los cuerpos, revisar uno por uno. Es algo de lo que no pueden reponerse psicológicamente porque había cadáveres en un estado grave de descomposición y olía muy mal. 

Transcurrieron casi dos semanas. Mis primas también estuvieron con el virus y por eso pudieron seguir buscando mientras duró su permiso médico. Pero llegó el momento en que debían retomar sus labores y coincidió que, como familia, dijimos que ya no sigan exponiéndose porque definitivamente el cuerpo de mi tío William no estaba ahí. Barajamos varias hipótesis: que dieron el cuerpo cambiado o que el cuerpo se descompuso y no se pudo identificar. 

Cuando el gobernador del Guayas y el señor Wated de la fuerza de tarea de recolección de cadáveres pusieron la denuncia en la Fiscalía sobre los cuerpos que estaban en los contenedores, mis primas fueron a declarar. También les contactaron creo de la Unidad de Desaparecidos de la Policía porque supuestamente estaban tratando de identificar cuerpos en un contenedor y estaban pidiendo descripciones físicas y fotos. A mis primas les dijeron que se comunicarían con ellas lo más pronto posible, pero nada. 

En la familia hemos tratado de estar tranquilos y esperar a que sigan evolucionando las cosas y a que las investigaciones avancen. Mis primas y yo hemos conversando con medios de comunicación, hemos buscado frecuentemente en el sistema del gobierno pero no hay datos. Por eso creemos que cambiaron o se perdió su registro. Y eso fue lo último que se hizo. 

Si buscas el cuerpo de un familiar fallecido en la emergencia del covid-19, súmalo a esta lista 


Este testimonio fue recogido y editado por Mayuri Castro.