El 23 de mayo de 2013, un cura llevó a Ángela Carabajo, una anciana con discapacidad física del 56%, a la Notaría Décima del cantón Cuenca, la capital de la provincia andina del Azuay, al sur del Ecuador. Mediante engaños, el religioso —identificado como Ángelo Lovato Bustos— hizo que la mujer firmase un documento en el que vendía su terreno en la parroquia rural de Sinincay. 

Todo comenzó el mismo año, cuando Carabajo, de 76 años,  tuvo un accidente de un tercer piso. Producto del incidente, tuvo problemas para caminar bien y ya no pudo seguir trabajando su terreno.  Después del accidente, no sabía qué hacer con sus tierras por lo que fue acudió al sacerdote de su parroquia en busca de ayuda. El religioso le prometió que buscaría a alguien que la ayude o que cuidara su terreno. 

Desde ese momento, el cura comenzó a visitarla. En cada visita le llevaba comida e insumos básicos. Según el consorcio juridico Kuska, que está ayudando jurídicamente a la anciana, el sacerdote le pidió la escritura del terreno en Sinincay a cambio de seguir ayudándola. 

Carabajo habría aceptado, y en marzo de 2013 el sacerdote la lleva a la notaría para que vendiese su terreno. Desde entonces, el cura desapareció. Cuando la anciana volvió a su terreno estaba ocupado por otras personas. Los nuevos dueños le pidieron que se retirara del lugar. 

Ángela Carabajo se encuentra en “situación  de mendicidad y vive en un refugio sin satisfacer las necesidades básicas”, dice un boletín de prensa del consorcio legal Kuska. En 2016 se presentó una denuncia por el delito de estafa. El sacerdote compareció al proceso pero se acogió al derecho al silencio. La causa se archivó por, supuestamente, no contar con los elementos suficientes.