Mélida Romero vive en el El Tablón, una parroquia del cantón Saraguro, de la provincia de Loja, que está identificada por técnicos como un espacio con suelos áridos. Pero los suelos de los sembríos de Mélida son fértiles porque ella ha aprendido a elaborar abono orgánico y líquido que coloca en sus diferentes sembríos. “La fruta crece más bonita”, dice mientras cosecha una mandarina de uno de sus árboles. Además del abono, Mélida usa varias técnicas de riego que permiten mantener húmeda y fértil la tierra.

Mélida Romero se esconde del sol mientras camina por su cultivo mostrando las frutas que están listas para cosechar.
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En medio de montañas secas, Mélida ha logrado sembrar diferentes tipos de cultivos que son parches verdes entre la aridez.

Mélida prepara bioinsumos líquidos y sólidos con tierra y excremento de los animales que cría. Esto ayuda a que la tierra esté más fértil y las frutas crezcan mejor. Fotografía de Ana María Buitrón para GK.

Mélida muestra cómo funciona el sistema de riego por aspersión en uno de sus cultivos. En la tubería donde antes practicaba riego a goteo, colocó la pequeña pieza que permite el riego a aspersión.

El sembrío de mandarinas es regado con el sistema de riego por micro aspersión.

Los árboles cargados de mandarinas jugosas que Mélida recoge en un balde negro plástico y los fines de semana vende en el mercado.
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Mélida junto a su nieto Yadiel pela un coco que acaba de tumbar de una de sus palmeras. Estas forman parte de sus cultivos diversificados.

Al salir de El Tablón es posible tener una vista panorámica del terreno de Mélida y evidenciar como ella le ha ganado al desierto.