El clima tiene un papel crítico en la generación y crecimiento de los incendios forestales. Las sequías son condiciones muy favorables para que se produzcan, y los vientos ayudan a que se expandan. El clima puede hacer que el fuego se mueva más rápido y abarque una superficie mayor. 

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También puede hacer que apagarlo sea más difícil. Las altas temperaturas son una de las causas principales de incendios forestales, porque el calor es uno de los tres pilares del “triángulo de fuego” —los tres ingredientes principales para originarlo—: calor, combustible y un agente oxidante (generalmente, el oxígeno). Los árboles y la maleza reciben el calor del sol, que calienta y seca los posibles combustibles. Las altas temperaturas hacen que los combustibles se enciendan y se quemen más rápido, lo que también aumenta la velocidad con la que un incendio forestal se expande.   

El viento es uno de los factores que más afecta el comportamiento del fuego y es el menos predecible. El viento le da al fuego oxígeno adicional, seca más los posibles combustibles (volviéndolos más volátiles e inflamables), puede provocar otros incendios y esparce el fuego a más territorio.

Las condiciones climáticas recientes de la provincia de Pichincha, según Juan Pablo Burbano, secretario general de Seguridad y Gobernabilidad, son una de las posibles causas del incendio en el cerro Casitagua. Javier Macas, técnico del Instituto Nacional de Metereología e Hidrología (Inamhi), dijo a la radio de la Coordinadora de Medios Comunitarios Populares y Educativos del Ecuador, que en la región Sierra y Amazónica una masa de aire seco está reduciendo la cantidad de humedad en el ambiente. Esto deja al cielo despejado, hace que la temperatura diurna suba, la radiación ultravioleta oscile entre “niveles altos y extremadamente altos”, y que hayan ráfagas de viento. 

En Pichincha, desde el 8 de enero de 2020, durante el día, las temperaturas han estado entre los 22 y 26 grados centígrados. Eso, combinado con el cielo despejado y la radiación ultravioleta, podría ser una de las causas del incendio. 

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El viento de la zona también ha afectado las labores de los bomberos, según Burbano. Entre más rápido, más velozmente se expande el fuego. En el cerro Casitagua, el 14 y el 15 de enero de 2020, hubo vientos por encima de los 30 kilómetros por hora. Eso equivale al quinto nivel o a una briza fresca, según la escala Beaufort para clasificar la velocidad del viento que tiene 12 niveles de intensidad.  Sin embargo, el Inamhi advirtió que las ráfagas de viento en varias provincias de la Sierra, incluyendo Pichincha, podrían alcanzar los 50 kilómetros por hora, lo que sería, según la escala de Beaufort, un viento fuerte.