El Impuesto Ambiental a la Contaminación Vehicular (IACV) es una grava a la contaminación del ambiente producida por el uso de vehículos motorizados de transporte terrestre. Este impuesto se creó en noviembre de 2011, empezó a regir desde el 2012, con una reducción del 80% durante los primeros tres años de vigencia. A partir de 2014 la reducción era del 50% hasta 2018 y en 2019 terminó la reducción por lo que los usuarios debían pagar el 100% de la tarifa.  El Impuesto Verde fue publicado como parte de la Ley de Fomento Ambiental y optimización de los ingresos del Estado. Este impuesto debía ser pagado por todos los propietarios de vehículos motorizados cuyo cilindraje era mayor a 1500 centímetros cúbicos y con cinco años o más de antigüedad. Por ejemplo, una camioneta D-max 4×4 del año 2012 de 3000 centímetros cúbicos pagó 173 dólares con 25 centavos este año.

Para el cálculo del IACV se tomaba en cuenta tanto el cilindraje como los años de antigüedad del vehículo. En ningún caso el valor del impuesto a pagar era mayor al valor correspondiente al 40% del avalúo del vehículo, en el año al que corresponda el pago del referido impuesto. El Reglamento a la Ley del Impuesto Ambiental a la Contaminación Vehicular establecía que el pago de este impuesto realizaba de acuerdo a la tabla determinada en el artículo 10 del Reglamento del Impuesto Anual a los Vehículos Motorizados. 

El Impuesto Verde tomaba en cuenta una serie factores para calcular el monto a pagar, entre estos estaban: la posible contaminación ambiental de cada vehículo y la tecnología del motor del mismo. Es decir, un automóvil del año 2000 que tiene un motor más antiguo, por ejemplo una camioneta Chevrolet D-max de 3000 centímetros cúbicos pagaría 187 dólares. Mientras que la misma camioneta pero del año 2014 pagaría un total de 173 dólares. En caso de que no se hubiera pagado este impuesto, no se otorgaba el documento de matriculación.