De origen campesino, las FARC es una guerrilla armada vinculada a la violencia política por el asesinato del dirigente político colombiano Jorge Eliécer Gaitán Ayala en 1948. Su objetivo principal y de lucha armada era instalar un Estado comunista, mientras que el ELN se define esencialmente como un grupo político armado compuesto por intelectuales formados en Cuba. A pesar de que ambos grupos guerrilleros afirman ser marxistas-leninistas admiradores de la Revolución Cubana,  el ELN marca la diferencia al reconocer a la Teología de la Liberación como base de la religión cristiana —que busca la liberación de los pobres de la explotación capitalista. Según Carlos Medina Gallego, catedrático e investigador de la Universidad Nacional de Colombia, las FARC se enmarcan en la “toma estratégica del poder” mientras que el ELN defiende su proyecto político.

En cuanto a la capacidad operativa, las FARC hasta el 2016 contaba con 5765 integrantes, mientras el ELN no llegaba a los 1500. El financiamiento ha marcado la diferencia entre las FARC y el ELN: los primeros, según InSight Crime, se financian más del narcotráfico que le genera cerca de doscientos millones de dólares al año ya que participan en todo el procesamiento de la droga hasta el ámbito transnacional: cobran impuestos a los cocaleros, a los laboratorios, a los compradores, tienen alianzas estratégicas a nivel nacional e internacional para mover la droga, y también fijan tarifa al tránsito de la droga y a la salida de los vuelos. En cambio, al ELN lo sustentan la extorsión, los secuestros, la minería ilegal y el petróleo, y generan un ingreso aproximado de veinte millones de dólares.