El agua y la tierra del mundo se explotan a niveles “sin precedentes”. En combinación con la crisis climática, eso está generando presiones enormes sobre la capacidad humana para alimentarnos, advierte un nuevo informe de las Naciones Unidas.

El reporte fue preparado por más de cien expertos de 52 países. Se publicó el 8 de agosto de 2019 y concluye que queda poco tiempo para lidiar con esta amenaza. Medio millón de personas ya vive en lugares que se están tornando áridos. La tierra arable se está perdiendo entre diez y cien veces más rápido de lo que se está formando, según el reporte.

El cambio climático agravará todavía más esos problemas, pues las inundaciones, sequías, tormentas y otros eventos climáticos extremos alteran —y con el tiempo reducen— los suministros globales de alimentos. Más del 10% de la población mundial ya está malnutrida.Algunos autores del informe de la ONU advirtieron que la escasez alimentaria desatará una migración más pronunciada.

Un peligro en particular es que las crisis alimentarias se presenten al mismo tiempo en varios continentes, dijo Cynthia Rosenzweig, científica de investigación sénior del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA y una de las autoras principales del informe. “El riesgo potencial de una falla en múltiples canastas está aumentando”, dijo. “Todo esto está sucediendo a la vez”.

El informe sí ofrece algo de esperanza. Postula maneras en las que se puede atender las crisis alimentarias incipientes, aunque estas necesitarían una reevaluación enorme del uso que les damos a las tierras y de la agricultura mundial, así como del comportamiento que tenemos como consumidores. Las propuestas incluyen mejorar la productividad de la tierra, desperdiciar menos alimentos y persuadir a más gente de que su dieta no dependa tanto del ganado y de la carne. “Uno de los hallazgos importantes del trabajo es que hay muchas acciones que podemos tomar ahora. Ya están disponibles”, dijo la doctora Pamela McElwee, profesora de ecología humana en Rutgers y una de las principales autoras del estudio. “Lo que algunas de esas soluciones sí requieren es atención, apoyo económico, ambientes propicios”.

Nuestra comida en peligro por el cambio climático.

La tierra y el agua están siendo explotadas a un «ritmo sin precedentes», advierte un informe de las Naciones Unidas. Fotografía de Tim Gruber para el New York Times.

El informe es del Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), un grupo internacional de científicos reunidos por las Naciones Unidas que usa investigaciones diversas para ayudar a los gobiernos a entender mejor el cambio climático y a hacer políticas. 

El IPCC ha hecho varios reportes climáticos. Uno de 2018 explicaba las consecuencias catastróficas del aumento de la temperatura global en 1,5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales. Otro de sus informes, próximo a publicarse, abordará la situación de los océanos.

Algunos autores del informe también sugirieron que la escasez alimentaria afectará más a las zonas de por sí empobrecidas del mundo. Esto desataría flujos migratorios que ya están redefiniendo la política de América del Norte, Europa y otras partes del planeta. “La vida de las personas se verá afectada por una presión inmensa vinculada a la migración”, dijo Pete Smith, profesor de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Aberdeen y uno de los principales autores del informe. “La gente no se queda a morirse. La gente emigra”.

Entre 2010 y 2015 la cantidad de migrantes de El Salvador, Guatemala y Honduras que han viajado hacia la frontera de México con Estados Unidos se quintuplicó. La cifra coincide con un periodo de sequía tan inusual que dejó a muchos sin el alimento necesario. Los científicos encontraron evidencia de que se debió a la crisis climática.

NUestra comida está en peligro, se deben hacer cambio importantes.

El informe del IPCC indica que el sistema alimentario se debe hacer más eficiente, para salvar nuestra comida. Fotografía del New York Times.

El informe del IPCC advierte que si no se toman acciones a gran escala, la crisis climática acelerará el peligro de que haya una severa escasez de comida. A medida que el calentamiento de la atmósfera intensifica las inundaciones, sequías, olas de calor, los incendios forestales y otros patrones de clima, se acelera también la pérdida y degradación de las tierras.

Además, las concentraciones más altas de dióxido de carbono en la atmósfera —el gas de efecto invernadero cuyos niveles han aumentado directamente por la quema de combustibles fósiles— también empeorarán la calidad nutricional de la comida. Las temperaturas más altas reducirán el rendimiento de las cosechas y afectarán al ganado.

Todos esos cambios amenazan con sobrepasar la capacidad de la industria agrícola para adaptarse.

En total, si las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, también lo harán los costos de la comida, según el informe. Los efectos adversos serán para todo el mundo. “Es como acercarse a un punto de quiebre en la Tierra y en su capacidad de cosechar comida y de sostenernos”, dijo Aditi Sen, asesor sénior en políticas sobre el cambio climático para Oxfam America, la sede estadounidense de la agencia internacional enfocada en combate a la pobreza.

Los investigadores del IPCC señalaron que, al mismo tiempo que la crisis climática ha dificultado la agricultura, la misma industria agrícola está agravando el cambio climático.

Actividades como el drenado de humedales —como lo que se ha hecho en Indonesia y Malasia para plantar palma para aceite— son particularmente dañinas. Las turberas pueden almacenar entre 530 mil millones y 694 mil millones de toneladas de dióxido de carbono. Cuando son drenadas, ese CO2 es liberado de nuevo a la atmósfera, con todo y sus consecuencias de efecto invernadero: captura el calor solar  que calienta al planeta. Por cada hectárea destruida, se libera el equivalente en CO2 de quemar 22 mil litros de gasolina.

En total, el informe indica que todavía hay tiempo para frenar estas amenazas si se hace más eficiente el sistema alimentario. Los autores del IPCC exhortan a que haya cambios inmediatos respecto a cómo se produce y distribuye la comida. Incluyendo el manejo de las tierras, la diversificación de cosechas y que haya menos restricciones al comercio. También piden que haya cambios en el comportamiento de los consumidores: a nivel mundial, un cuarto de toda la comida se desperdicia.“Si el calentamiento global supera los 2 grados Celsius, podría haber un aumento de cien millones o más personas en la población en riesgo de hambruna”, dijo por correo electrónico Edouard Davin, investigador de la universidad ETH Zurich y otro de los autores del informe. “Necesitamos actuar con rapidez”.


©The New York Times 2019