En mayo de 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que el trabajo puede enfermarte. Incluyó al desgaste profesional o burnout dentro de su Clasificación Internacional de Enfermedades. Aunque no todas las personas que odian su trabajo se enferman, los casos de burnout necesitan tratamiento médico.
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El desgaste profesional es “un síndrome resultante de un estrés crónico en el trabajo que no fue gestionado con éxito”, según la OMS. Se caracteriza por tres elementos: sensación de agotamiento, cinismo o sentimientos negativos relacionados con el trabajo, y una eficacia profesional reducida. Fue incorporada a la sección sobre problemas asociados al empleo o al desempleo de la lista de enfermedades de la OMS.
¿Cómo saber si tu trabajo te enferma?
Te levantas cansado y sin ganas de trabajar, pese a haber descansado por más de siete horas. Estás dejando de lado tu vida personal para atender tareas laborales. Lo que antes traía alegría a tu vida te resulta indiferente. Si te identificas con alguna de esta situaciones, es necesario ir donde un profesional para saber si el trabajo puede enfermarte.
Otras alarmas son que la calidad de las interacciones con las personas de tu vida sea cada vez peor, o que tengas la sensación de ser ineficiente. El psicólogo Jesús Montero-Marín, miembro de un grupo de investigación sobre burnout de la Universidad de Zaragoza y el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, explica que también hay otros síntomas: “se puede manifestar con insomnio, problemas en la piel, dolor de cabeza, entre otros. A cada uno se le puede presentar de una forma distinta, según su tolerancia al estrés y sus características personales”, dice.
Para saber si alguien tiene burnout, se lo somete a un cuestionario llamado Inventario de agotamiento de Maslach. Fue bautizado honor a Christina Maslach, que investigó el agotamiento durante cuatro décadas. Hay seis causas principales de agotamiento laboral: demasiado trabajo, falta de control, muy poca recompensa, injusticia, valores en conflicto y el colapso de la comunidad. Es probable que quienes los padecen se sientan vacíos, amargados e inútiles.
El psicólogo industrial, Carlos Chamorro, explica que el desgaste laboral suele generar depresión y ansiedad, pero también otras consecuencias. Por ejemplo, un cambio sustancial en la relación con la comida: “cuando una persona está con demasiado trabajo o demasiado estrés tiende a comer en exceso o a dejar de comer completamente”, explica Chamorro.
Nadie está exento del desgaste laboral, pero Chamorro dice que hay ciertas actividades laborales que llevarían a que el trabajo pueda enfermarte. Por ejemplo, hacer trabajos mecánicos, actividades operativas o tener responsabilidades de confianza por parte del empleador, como las secretarias, los vendedores y los contadores. También de quienes manejan dinero— en especial, grandes cantidades de dinero.
Los médicos y enfermeros son los más afectados
En el Ecuador, un estudio de la Universidad Central sobre el síndrome de desgaste profesional en entre los médicos y enfermeras del Hospital N.1 de la Policía Nacional determinó que el 98% atiende a más de 10 pacientes por día padecían de desgaste laboral. Sin embargo, la mayoría de personas que padecían burnout eran enfermeros, no médicos.
Otro estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Cuenca de 2013 determinó que en la provincia del Azuay la prevalencia del burnout es de 2,38%. Los médicos que tienen una jornada laboral de 8 horas, tienen una tendencia más alta a presentar más síntomas que los que trabajan 4 horas.
En 2018, la Universidad Técnica Particular de Loja también analizó los niveles de desgaste laboral entre profesionales de la salud en la región. Concluyó que estos profesionales, al estar en mayor contacto y por largos períodos con los pacientes y enfrentarse diariamente al dolor crónico y la muerte, se vuelven más propensos a sufrirlo.
Aunque el trabajo puede enfermarte, especialmente, si eres médico, en general, la prevalencia del burnout entre médicos ecuatorianos es baja en comparación con otros países.
Otros afectados: los profesores
Los profesores universitarios también son afectados por el burnout, pero en ellos depende de su satisfacción laboral. Un estudio de 2017 de la Escuela Politécnica Nacional determinó que alrededor del 16% de sus profesores tienen altos niveles de desgaste laboral. La mayoría son causados por falta de autorrealización. Los profesores que tenían más responsabilidades administrativas y carga horaria, estaban más satisfechos que los que tienen menos horas asignadas.
Muchos creen que los millennials son la generación del burnout, pero no es cierto. Un artículo científico publicado por un grupo de médicos en 2012 reveló que alrededor de una cuarta parte de todos los trabajadores de los Estados Unidos —de todas las edades— presentaban síntomas clave de agotamiento. Es probable que muchos más trabajadores lo hayan experimentado en algún momento. No es una epidemia generacional, es una social.
Recién se reconoció que el trabajo puede enfermarte, ¿por qué?
Cómo puede el trabajo enfermarte ha sido investigado por años. Sin embargo, por mucho tiempo fue un concepto borroso. Herbert Freudenberger es reconocido como el autor del primer estudio sobre el tema. En 1974 publicó el libro Burnout: The High Cost of High Achievement. En su obra, lo definió como la falta de motivación o incentivos, especialmente cuando no se alcanzan los resultados deseados. Su estudio fue revisado en 2017 por la revista SAGE Open.
La revisión concluyó que los cuarenta años que le siguieron a la publicación estuvieron llenas estudios sobre el desgaste laboral. Durante este tiempo los investigadores notaron que el agotamiento “no se consideraba un trastornos mental real pese a ser uno de los problemas de salud mental más discutidos en la sociedad actual”. La razón era que gran parte de la investigación sobre el burnout se centró en «causas y factores asociados», en lugar de desarrollar criterios de diagnóstico específicos. El concepto volvió vago y ambiguo. La pregunta de si el trabajo puede enfermarte quedó sin respuesta.
Otro motivo por el que se demoraron tantos años en incluirla en la lista, es que el desgaste laboral no es fácil de identificar. A veces, puede confundirse con otras enfermedades como la ansiedad y la depresión. Además, antes de diagnosticarlo, la OMS dice que hay que descartar el trastorno de adaptación, que son los síntomas físicos que aparecen después de sobrevivir un evento estresante. Además, su diagnóstico se limita a los entornos de trabajo y no debe aplicarse a otras situaciones de la vida. Entonces, si ese desinterés y sentimientos negativos no se terminan cuando sales de la oficina, probablemente lo que tengas no sea desgaste laboral.