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Ser niña en el Ecuador, como en América Latina, es estar parada frente a una montaña y un abismo: son muchos más los riesgos que enfrentan y son muy pocas las soluciones que encuentran. La vida de muchas niñas gira alrededor, como giran los electrones alrededor de los núcleos, del maltrato psicológico, sexual, los embarazos no deseados —y las consecuencias sociales y personales que esto acarrea. En Ecuador, 7 niñas menores de 14 años son violadas cada día. Somos el tercer país de América Latina con la más alta tasa de embarazos en niñas y adolescentes entre 10 a 19 años. Las niñas en el Ecuador necesitan toda la ayuda que puedan recibir.
Una mano amiga es la que les tiende la Fundación Sor Dominga Bocca, que recibe el apoyo de Grupo Entregas. La Fundación Sor Dominga Bocca, con sede en Guayaquil, da apoyo psicológico, educativo y afectivo a niñas y adolescentes víctimas de abuso y maltrato. La fundación tiene la capacidad de recibir a 25 niñas, que han sido víctimas de violencia en sus hogares. La organización benéfica les da la oportunidad de vivir en un entorno seguro y con oportunidades. También trabajan con madres e hijas para cambiar situaciones de riesgo. Con trabajo de profesionales, la fundación determina si una niña puede retornar a su hogar antes o después de los 18 años.
Rosario Águila es una tía —el apodo cariñoso de las mujeres que trabajan en la fundación— y también es la directora de esta organización, que trabaja hace 22 años con las niñas. Su labor va más allá de un apoyo fugaz. Rosario dice que muchas niñas, después de los 18 años, tienen la posibilidad de quedarse ahí. No porque son “mayores de edad, se tienen que ir”. Al contrario, ellas están en la “libertad de escoger si se quedan o se van”.
Susana es una de las niñas que, después de cumplir 18 años, decidió quedarse. Recuerda que llegó, huérfana, desamparada, a los siete años. Sus padres tenían problemas de consumo de drogas y la abandonaron. “Yo vivía en un mundo rodeada de drogadictos entonces tal vez hubiera cogido esa vida”, dice Susana. Su vida cambió gracias al amor y los cuidados que le dieron las tías putativas que la fundación le dio. “No te ven solo como una niña más. Te tratan como una hija”, dice Susana.
Ahora, ella tiene 21 años y está en séptimo semestre de la carrera de Economía en la Universidad de Guayaquil. “Tenemos niñas profesionales, que han terminado el bachillerato, han estudiado la universidad”, dice Águila, la directora. “Otras niñas se han dedicado a trabajar, han formado un buen hogar. Siempre recuerdan a la Fundación como su hogar, como su primera familia”.
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Cinco años atrás, impulsados en la necesidad de ayudar a mejorar la vida de las niñas de la Fundación, nació la Subasta Benéfica de Arte, una iniciativa de Grupo Entregas. María Paulina Romo, presidenta del holding empresarial, comprendió la urgencia de ayudar a que niñas y adolescentes puedan alcanzar mejores posibilidades de vida. Mejorar la vida de niñas que “no tenían un espacio de elección, no tiene precio”, dice María Paulina Romo.
El miércoles 10 de abril de 2019 la subasta se hizo por quinta vez. Ciento veinte obras colgaban de la sala de exposición en un salón de las oficinas de Grupo Entregas, algunas pendían del techo. Entre pinturas y esculturas de Sara Palacios, Pilar Bustos, Rafael Díaz y otros 30 artistas, más de cien personas caminaban, viendo, pensando, decidiéndose: en apenas una hora 40 obras habían sido subastadas. Sus autores y la galería auspiciante donaron el 50% para la Fundación.
El evento tiene un doble propósito, según María Paulina: apoyar a los artistas y ayudar a la fundación Sor Dominga Bocca. Para Sara Palacios, escultora y organizadora de la parte artística, la subasta es noble y efectiva: los compradores, dice, más que por una obra están “pagando la educación de niñas y adolescentes”. El beneficio para el coleccionista, según Palacios, es que se llevan obras de producto de una curaduría cuidadosa y profesional a un precio especial.
Que el futuro de las niñas no sea una sombría interrogante depende de políticas públicas claras y de iniciativas privadas que promuevan el respeto de derechos. No es posible seguir ignorando que 1 de cada 10 sufre abuso sexual antes de cumplir los 18 años, o que 6 de cada 10 mujeres padecen violencia psicológica, física, sexual o patrimonial. El trabajo de organismos como Fundación Sor Dominga Bocca y el apoyo de empresas como Grupo Entregas es esencial para que jóvenes como Susana, puedan pensar en lo que las niñas y adolescentes tienen que pensar: en su futuro. “Quiero terminar la universidad y hacer una maestría”, dice Susana, y en sus palabras resuena el eco de la gratitud.