Desde los nueve años Blanca Cusicagua prepara tripas. Sus abuelos empezaron con el negocio que luego fue dirigido por su madre, a quien Blanca ayudó desde muy chica. Hoy el negocio es de ella. Blanca se levanta todos los días a las seis de la mañana. Madruga, según dice, para alcanzar a preparar y vender al menos 200 platos cada día.

El secreto de las tripas está en el aliño pero dice que no puede revelarlo y ríe, como quien cree que es ingenuo que le hagan esa pregunta.

Las tripas que vende van acompañadas de habas, choclo, mote y salsa de maní.

Su local está en el parque Navarro, en el barrio La Vicentina, al norte de Quito. Ahí comparte el espacio con otros 14 puestos de tripas. El parque es punto turístico para extranjeros y un lugar popular para los quiteños que buscan comida tradicional.

tripas la Vicentina

Las tripas van acompañadas de habas, choclo, mote y salsa de maní. Fotografía de Valentina Tuchie para GK

Blanca dice que a los cocineros de los otros puestos les compran porque saludan a todo el mundo y no paran de decir cosas como venga, pruebe, ¿es su primera vez aquí?. «A mí, en cambio, me compran por mi producto».