La Asociación Estadounidense de Psicología (APA) ha publicado varias guías para los psicólogos que trabajan con gente que pertenece a grupos específicos, como, por ejemplo, minorías étnicas y lingüísticas, o mujeres y niñas. Pero la asociación, hasta hace muy poco, no tenía una guía para trabajar con hombres.

No la tenía, en parte, porque, históricamente, a los hombres se les consideraba parte de la norma. Pero en agosto de 2018, la asociación aprobó su primer conjunto oficial de guías para trabajar con niños y hombres.

Son diez en total. Dicen que los hombres configurados para adaptarse socialmente a la “ideología tradicional de masculinidad” se ven, a menudo, afectados en su salud física y mental.

Las guías reconocen que las ideas sobre la masculinidad varían entre culturas, grupos de edad y etnias. Sin embargo, señalan temas comunes como “la antifeminidad, los logros, no dar la impresión de ser débil, así como la aventura, el riesgo y la violencia”.

El documento fue redactado en jerga académica, sin intención de que se viralice. Sin embargo, tras un artículo de la APA sobre las guías (citado en un tuit), llamaron la atención general. En Twitter y en los medios conservadores llovieron comentarios negativos. “Si los hombres están teniendo problemas mientras más nos alejamos de las normas tradicionales, ¿es la respuesta seguir negando y oprimiendo la naturaleza esencial de un niño?”, escribió David French, escritor de National Review.  “La masculinidad tradicional parece estar ligada a ser un cerdo o un pervertido o una persona tipo Harvey Weinstein, al menos según este informe”, dijo la periodista Laura Ingraham en su programa de Fox News.

Las guías, publicadas con posterioridad al movimiento #MeToo, parecían reflejar las conversaciones contemporáneas sobre género, abuso y hostigamiento. Pero, en realidad, los expertos las vienen trabajando desde 2005. La APA —la mayor organización de psicólogos en Estados Unidos— las aprobó. También lo hizo para otros grupos definidos según edad, identificación de género, etnia y sexualidad.

Homeless

Una persona sin hogar mira una vitrina en Nueva York. Los hombres cometen y sufren más crímenes.

Según uno de sus principales autores, el profesor de Psicología Fredric Rabinowitz, de la Universidad de Redlands, el primer propósito de los nuevos lineamientos, era ayudar a que niños y hombres tengan vidas felices y saludables. “Vemos que los hombres tienen tasas más altas de suicidio, más enfermedades cardiovasculares y se encuentran más solos cuanto más envejecen”, dijo. “Estamos tratando de ayudarlos a ampliar su repertorio emocional, no estamos tratando de quitarles las fortalezas que puedan tener”. Los críticos del documento, dijo, “están adoptando una perspectiva muy binaria”.

Judy Y. Chu, que enseña sobre desarrollo psicosocial de los niños en la Universidad de Stanford (y autora de When Boys Become Boys), no participó en la redacción del documento pero dijo que contenía buenas ideas acerca de las necesidades de los niños, a quienes a menudo les enseñan a no mostrar sus emociones. “Todos nacemos con la necesidad, y la capacidad, de desarrollar relaciones personales cercanas”, dijo Chu. “Son esenciales para nuestra salud. ¿Qué significa entonces que, al socializarlos, alejemos a los niños de esa necesidad inherente?”.

Las guías dicen que los hombres a veces evitan buscar ayuda de los demás —incluida la de psicólogos— porque podría hacerlos ver débiles. Incluso cuando la buscan, los psicólogos a veces se equivocan diagnosticándolos con un enfoque superficial —problemas de abuso de sustancias, por ejemplo— en vez de trastornos más profundos, como la depresión.

Las guías también citan investigaciones sobre los riesgos de salud específicos para los hombres. Ellos mueren antes que las mujeres, en parte debido a dietas más deficientes y comportamientos más riesgosos como el tabaquismo. Las guías dicen, además, que los hombres cometen la gran mayoría de los crímenes violentos en Estados Unidos (y son la mayoría de las víctimas reportadas) aunque tengan “mayores ventajas socioeconómicas que las mujeres en todos los grupos étnicos”.

El documento reconoce que los problemas que enfrentan los hombres y los niños pueden agravarse debido a otros factores, como raza y nivel de  ingresos. Los hombres en Estados Unidos, por ejemplo, van a la cárcel más a menudo que las mujeres. Sin embargo, es más probable que los hombres de grupos étnicos minoritarios sean encarcelados más que los blancos, aunque los índices de criminalidad sean los mismos.

Las guías agregan que los hombres y los niños han sido considerados históricamente como un “referente normativo” para la psicología. En otras palabras —sobre todo los blancos y heterosexuales— fueron sobrerrepresentados en los estudios occidentales. Sus necesidades y hábitos psicológicos se consideraban más universales de lo que en realidad eran.

Eso afectó el campo de la psicología para todos, dijo Matt Englar-Carlson, profesor de Orientación en la Universidad Estatal de California en Fullerton, y también uno de los autores principales de las nuevas guías. “El movimiento feminista en las décadas de 1960 y 1970 comenzó a animarnos a ver a las mujeres como seres relacionados con el género, y el movimiento de los hombres en la psicología de verdad se benefició de ese enfoque”, dijo.

Por eso no es sorpresa que las guías de la APA para niñas y mujeres se publicaran mucho antes, según Chu. “Cuando los niños y los hombres desafían los constructos patriarcales del género, corren el riesgo de que los perciban como fracasados o como personas débiles”, dijo. Agregó que cuando las mujeres, las niñas y las personas no binarias empezaron a criticar a los sistemas patriarcales que las oprimían, otra idea comenzó a formarse: quizá esos sistemas también afectan a los hombres, aunque hayan obtenido ciertos privilegios a través de ellos. “Trajo a la luz problemas que se estaban ignorando porque hablar al respecto era tabú”, dijo Chu.

Las nuevas guías expirarán en unos diez años para dar paso a nuevas ideas. Hasta entonces, dijeron los autores, deben servir como un recurso para los psicólogos, cuya práctica aún debe definirse por las necesidades de las personas que atiendan.  “Se anima a los psicólogos a que consideren que los hombres también se ven afectados por la cultura, la raza y las relaciones, en vez de solo asumir que hay un solo tipo de conjunto estandarizado de comportamientos”, dijo Rabinowitz. “Queremos que la gente esté consciente de que los hombres son seres complejos”.


©The New York Times 2019