— ¿Cuándo se les podrá cancelar la totalidad de lo adeudado a los empleados de los medios incautados?, le pregunta un periodista a Andrés Michelena, Secretario Nacional de Comunicación.
— Cuando Correa devuelva la plata, le responde Michelena, con una sonrisa irónica.
El periodista se sorprende un poco, duda e insiste en la pregunta.
— ¿Para cuándo se podría realizar?
— Que Correa devuelva la plata y pagamos
— ¿Y mientras tanto cómo solventar ese tema porque hay empleados que no tienen ni para comer?
— Vamos a hacerle las preguntas a Correa
Durante el intercambio, ocurrido en un evento la noche del 15 de octubre, Michelena jamás dejó de sonreír. Como si hubiese burla detrás de sus palabras. Como si la situación de los periodistas que no han recibido el pago de salarios —o cuyas aportaciones a la Seguridad Estatal están retrasadas— fuese un motivo para la sorna. Como si tuviese la claridad de que este gobierno tiene una salida fácil: sus faltas se resuelven, siempre, echándole la culpa a Rafael Correa.
La fórmula parece aprendida a la perfección. La economía va mal, es culpa de Correa. Hay conflicto en la frontera, la culpa es de Correa. Hay militares que entregan armas al grupo de alias Guacho, la culpa es de Correa. Los trabajadores de medios incautados están impagos, la culpa es de Correa.
Y mientras tanto, en año y medio de gobierno, ¿qué ha manejado Lenín Moreno?
¿Hasta cuándo insistirán —y hasta cuándo les funcionará— esa fórmula de echarle la culpa a quien fue su binomio durante seis años?
Lenín Moreno lleva 18 meses en el poder. ¿Qué ha hecho en ese tiempo para controlar la situación de la frontera? Fue en su gobierno que secuestraron y asesinaron a tres periodistas, un hecho inédito en el país. Fue en su gobierno que secuestraron y mataron a dos civiles. Fue en su gobierno que se descubrió que hay militares que entregan armas a Guacho, responsable de ambos hechos. Es Iván Espinel, a quien Moreno eligió como Ministro de Inclusión Económica y Social —por cuota política— el que está detenido y en juicio por lavado de activos.
¿Qué ha hecho Moreno para resolver la situación de los empleados de medios incautados que llevan meses reclamando los montos que se les adeuda? Lo que parece es que así como el gobierno de Correa se concentró en crear algunos enemigos para señalarlos por muchos males del país, el de Moreno está usando el mismo mecanismo para librarse de gobernar, de tomar decisiones, de resolver problemas que pueden haber empezado en el gobierno anterior pero que ahora, están en sus manos.
Y los ciudadanos, ¿están pidiendo cuentas? Y la Asamblea, ¿está fiscalizando? Y los medios, ¿estamos cuestionando? Pareciera que no.
Pareciera que el fantasma que nos persigue —y el único que nos ocupa— es Rafael Correa y sus errores. Y no, no se trata de olvidar lo que el gobierno anterior hizo mal —peor aún cuando los casos que están en manos de la justicia—pero el gobierno de Moreno no puede seguir sacando esa carta cada vez que en su gobierno ocurre algo que él no puede gestionar o resolver.
Moreno fue electo para gobernar, no para señalar culpables de las deficiencias. Parece además olvidar que al hombre al que tanto critica fue su compañero de partido, que ambos gobernaron juntos el país durante seis años durante los cuales Moreno jamás encontró un solo error en Correa. De él dijo, en 2014, que era uno de los mejores hombres que ha tenido la Patria. Apenas cuatro años después, ya no es tan bueno. O sí: es bueno para apelar a su nombre cuando las cosas no van bien.