Ana Galarza es parte de las legisladoras que querían llevar a juicio político al vicepresidente Jorge Glas. Desde que se posesionó, en mayo de 2017, Galarza ha sido parte de un grupo de legisladoras que insisten en la fiscalización de Glas, que durante los últimos diez años estuvo a cargo de los sectores estratégicos de la economía ecuatoriana (petróleo, minas, telecomunicaciones, generación de energía, entre otros) y en los que ha habido casos de corrupción de los que, ha dicho el Vicepresidente, no conocía. En respuesta a los pedidos de juicio político hechos por Galarza y otras asambleístas, Glas dijo que eran un grupo de histéricas. El 18 de julio de 2017 se publicó una entrevista en un suplemento de Diario Expreso titulada Los Ángeles de la Asamblea —en referencia a ella y a otras tres asambleístas de oposición— y en el que se podía leer que en la nota que “la política pasaba de agache”. La nota era el contenido principal del suplemento y, además, su portada. La publicación fue criticada como una banalización, pero las entrevistadas defendieron su participación. A mí ma parecía que la nota reflejaba que nadie había entendido nada del cruce entre Glas y sus fiscalizadoras. Ahora, Galarza conversó conmigo acerca de la portada, su agenda legislativa, sus prioridades en fiscalización, las leyes que podrían afectar a las mujeres y de sus aspiraciones políticas.
¿Por qué decidió hacer una portada como la de Expresiones?
Porque se dejaba a un lado el tema político para conocer el ser humano que somos atrás de la asambleísta. En mi caso se ve que fiscalizo, que busco documentación pero es interesante que también se conozca la parte humana. A mí me gustó mucho la entrevista porque yo digo “Yo pienso que una mujer jamás debe ser sumisa ante las órdenes de un cacique”. Si se pudiese decir que yo tengo un jefe, serían —son— los 16 millones de ecuatorianos, porque la ley dice que son mis mandantes. Nadie me ha dado ningún tipo de orden.
Yo trabajo de cinco de la mañana a doce de la noche, a veces de domingo a domingo y hay momentos en los que tengo que obligarme a decir “no voy a atender nada político” porque además de asambleísta soy madre y mis hijos son chiquitos. Esa entrevista estaba muy fuera del horario de trabajo, nos quedamos hasta la una y media de la mañana porque Paola [Vintimilla, asambleísta del Partido Social Cristiano] llegaba de cumplir su trabajo en una comisión en Cuenca. Es importante mostrar la persona o la mujer que está detrás de un cargo y yo disfruto mucho también de ser mujer, de la feminidad —y cada quien expresa su feminidad como la siente.
Galarza hace una pausa y se refiere a la portada de la revista Caras, en la que salían las entonces ministras Nathalie Cely, Janeth Sánchez, María Fernanda Espinosa, Marcela Aguiñaga, de Alianza País, con la que se ha comparado su aparición en Los ángeles de la Asamblea:
Yo leí con mucha atención tu artículo, no comprendía mucho la comparación del contenido de mis respuestas, y no es por criticar lo que dijo Marcela en su entrevista en Caras donde ella hablaba de moda. En la entrevista en Expresiones yo hablé de la mujer detrás de la asambleísta.
Pero las preguntas sí eran superficiales. A Paola Vintimilla, por ejemplo, le preguntaron si pasaba ‘de reina del hogar a reina de la asamblea’, como perpetuando ciertos prejuicios machistas. Ustedes están teniendo una presencia muy fuerte en la Asamblea, ¿no se podría hablar igual del aspecto humano sin dejar de lado este trabajo importante en un ámbito que además suele estar copado por hombres?
Me molesta cuando critican a ciertas asambleístas de Alianza País por su apariencia física. No se debería hablar de su apariencia física, sino criticar que están tapando actos de corrupción. Eso es lo que fastidia, eso es lo que está mal. No se trata de que si eres oposición eres físicamente aceptable y que si eres gobiernista no. No. Eso sí es un error.
Pero podía leer en el artículo algo de que si se habla de la talla del busto y bueno, dije que al menos en mis declaraciones no encontraba algo de un Charlie o que se hable del banquero. Aquí se trata de romper el paradigma de que si fuiste reina o madrina eres alguien intelectualmente inferior a alguien que no haya estado en ese tipo de representaciones. Yo rescato de mi reinado que ahí disfruté mucho el servicio porque ahí sí no hay ningún sueldo, de hecho sacas de tu bolsillo para cumplir con tu trabajo.
Yo me terminé de volver loca por la gente, de ver esa sonrisa de los niños que sacas una funda de caramelos, un regalo y para ellos es el mundo. Me dolía porque son sectores que no son atendidos. Desde hace diez años, se habla de una revolución de los pobres, pero ya no se debería hablar de eso porque estamos justamente tratando de erradicar la pobreza. Me parece una coincidencia que las asambleístas mujeres que estamos intentando fiscalizar hayamos tenido alguna representación de este tipo; eso rompe el paradigma de que como fue reina entonces es tonta. Nada que ver. Queda totalmente demostrado que ese sí es un estereotipo machista, como machista es lo que dijo el mismo Vicepresidente. En la Asamblea Nacional se trató el tema de la violencia de género y a ninguna ‘histérica’ le dieron la palabra. Yo pido la palabra en la Asamblea Nacional y me es negada.
Yo no creo que haya algo negativo, no creo que la oposición tenga que criticar esta portada porque también criticó la de Caras. En esa se apreciaba un doble estándar. Yo recuerdo este video de Marcela Aguiñaga en el que le destrozó a Pozo, que le decía que es un inepto y que debe renunciar y demás. Ella decía, en referencia a la gente que estaba dentro del Consejo Nacional Electoral, “ahí está adentro la gente con Cartier”, pero en el reportaje de la revista Caras ella contaba que tenía eso en su cartera. Lo criticable es que ellas viven lo que critican, el doble estándar es lo que confunde. Critican a los pelucones pero en un artículo hablan sobre Anne Klein o que te dicen Julia Roberts.
Pero justamente en ese doble estándar es que se miden a hombres y mujeres, porque no es usual ver portadas de hombres así. Lo físico se convierte en un valor y lo sustancial se queda de lado, el trabajo. Usted decía hace un rato el paradigma de reina tonta, ¿portadas de este estilo no validan ese tipo de paradigmas?
Más bien yo creo que es demostrar que te puedes ver así y tener el IQ de una verdadera acción fiscalizadora. Nosotras decimos sí, disfruto arreglarme, disfruto de mi feminidad y eso no me hace ni más ni menos inteligente. Es el accionar. No se traduce en la apariencia; no es que si estoy con unos lentes anchos soy la erudita. Lo que trasciende es si quieres transparentar, que es lo que estamos empeñadas en hacer, o si estás blindando las posibilidades de que eso suceda.
A mí me molesta cuando veo memes ‘cosa bonita, cosa hermosa y esto y esto’. El tema no es cómo te ves sino cómo actúas. No es decir háganme una portada donde se me vea súper intelectual, ese no es el tema de fondo. Puedo seguir siendo yo en apariencia y eso no tiene que avalar el paradigma de que si eres alguien de buena presencia eres hueco; decir ‘no lo que pasa es que si salgo bien presentada van a pensar que soy una boba’, es avalar esos estándares machistas. No se trata de la apariencia, sino del proceder.
Pero es la combinación del titular, la política de ‘agache’, la foto…
Lo que se quería comunicar era: la ciudadanía ve que estas asambleístas les dan palo a los corruptos, ¿pero alguien sabe que la asambleísta ama los llapingachos? Entonces la idea era conocer quién está detrás de esa persona que está en la cacería de los corruptos. Me parece lindo poder conectar así con la ciudadanía y que conozcan que nosotros somos seres humanos con sentimientos. Yo soy muy empática, soy psicóloga y me preocupan mucho las emociones y los sentimientos; cuando llego a conocer a alguien le leo, y me parece lindo que la ciudadanía no me vea como alguien distante o como una autoridad, no, no, yo soy una ecuatoriana más; una mamá, una esposa.
Durante la última década, la Asamblea Nacional quedó en deuda en el tema fiscalización y en los dos meses que usted es parte de la Asamblea ya ha empezado a hacer un trabajo muy visible en ese tema, sobre todo en torno al vicepresidente Jorge Glas. ¿Qué resultados ha alcanzado?
Destapar temas que a muchas personas les da temor, que son secretos a voces. Justamente hay un denominador común en los casos de corrupción, es una persona y esa persona es el Vicepresidente, él es el denominador común. Todas las aristas nos conducen a esa misma persona, entonces somos la voz de aquellos que saben pero que temen. ¿Y por qué temen? Temen por la historia que se ha dado en esta década. Acordémonos de Gabela. Él denunció el tema de los helicópteros Dhruv. Se perdieron vidas, incluida la del enjuiciante. Nosotros somos visibles, podemos ser la voz de esas personas que confían en nuestro trabajo, que aportan con documentación y porque es nuestro mandato constitucional: legislar y fiscalizar. Legislar, legislaron un montón; aprobaron un montón de leyes. Pero en materia de fiscalización tenemos una comisión de archivo, se pedía que se investigue cosas, se archivaban. Se pasan hablando del pasado; les encanta hablar del pasado, se ven arrinconados y sacan la vieja y confiable carta del pasado. Si tanto hablan del pasado, ¿por qué en estos diez años que han tenido todos los poderes no fueron capaces de entregar un solo nombre de los casos de Odebrecht del pasado? Ok, ¿qué fiscalizaron del pasado? Cero. Es discurso.
Y cuando nosotros queremos fiscalizar, ¿qué pasa? El Vicepresidente nos insulta, porque eso es un insulto; la manera peyorativa en la que me dijo ‘empleada del banquero’. ¿Empleada? Empleados los que reciben órdenes. A mí no me ordena nadie. Y cómo dice que ni me conozco si me tiene investigada, sabe hasta cuánto calzo, cuánto mido y ¿cómo no, si hasta sabe donde vivo? Si manda gente a que me siga. Por eso yo lo denuncié públicamente, yo no iba a soportar amenazas de muerte por cumplir con mi trabajo. Y que sepa la ciudadanía que si a mí me topan un pelo, a mí, a mi familia nuclear y extendida, a mi equipo de trabajo o sus familias, averiguar quién fue conducirá a la misma persona a la que hoy nos conducen los casos de corrupción. No nos vamos a amedrentar ni siquiera porque diga que va a pedir a la Fiscalía que califique de maliciosas y temerarias las denuncias en su contra. Nuevamente los pájaros disparando a las escopetas. No nos olvidemos que el hoy prófugo de la justicia, el ex contralor Pólit, demandó a la Comisión Nacional Anticorrupción, un absurdo total.
Pero ¿cuál es el resultado más visible de todo este tema de fiscalización?
Si es que no tuviésemos esa piedra inmensa en el zapato que se llama mayoría de Alianza País, el resultado sería el beneficio para el pueblo de liberarnos de un funcionario público que ha demostrado con actos que no le da para cumplir con su trabajo. Entonces no son errores simplones, son errores en los que se perjudica al Estado ecuatoriano inmensamente, es justamente por esos errores que luego no alcanza el presupuesto para garantizar algo tan básico como la Salud. La Ministra de Salud comparece ante la Comisión de Derecho a la Salud y dice que no hay suficiente dinero para atender las enfermedades catastróficas, tenemos que decidir entre vacunar a dos mil niños o atender un enfermo catastrófico. Sí, yo sé que no hay dinero, pero hubiésemos tenido esos fondos si es que no hubiese habido tanta permisividad con la corrupción.
Galarza habla del decreto 015 firmado por Rafael Correa en que encargaba la dirección de los sectores estratégicos a Jorge Glas:
En virtud de ese decreto, Glas debía supervisar; si supervisaba podía saber que algo está chueco. No puedes salir con una excusa tan torpe como decir ‘yo no conocía, yo no sabía’. Su trabajo era conocer, su trabajo era saber. Aquí lo más importante es que nosotros logremos que la opinión pública no vuelva a incurrir en el error de designar a personas que le han fallado al país, porque nosotros somos David contra Goliat. Ellos hablan mucho de la aplanadora, esa mayoría socialcristiana del pasado. Y ahora ellos son sectaristas; se presentan propuestas excelentes en el pleno pero si no provienen de Alianza País son negadas. Nosotros, cuando se les prende el foco y proponen algo que va en beneficio del pueblo —porque no vamos a decir que todo lo que hacen está mal— les apoyamos. Ahí se demuestra que lo nuestro no es politiquería ni sectarismo.
En ese sentido debe ser un poco frustrante para usted ¿Cómo maneja el hecho de ser parte de una minoría para lograr obtener resultados?
No es frustrante, es indignante que ellos se crean con esa prepotencia de pisar la voluntad popular. El pueblo quiere que si se le roban la plata, quienes lo hacen no estén libres. Por cosas mucho más chiquitas hay gente en la cárcel, por pensiones alimenticias hay gente en la cárcel. Pero cuando se roban millones al pueblo ecuatoriano pasean libres en Miami porque el mismo expresidente le dio permiso a que se vaya a un matrimonio en Miami. Esos son temas que indignan. Indignan las declaraciones públicas de la asambleísta Silvia Peña en las que acepta públicamente que Alianza País hizo el artículo 129 para blindar a presidente y vicepresidente, y que Alianza País tiene secuestrada la Asamblea. Hay descaro. Cuando ya no tienen más respuesta dicen: gané las elecciones. Y aquí no se trata de ganar las elecciones para hacer lo que les dé la gana, se trata de ganar las elecciones para cumplirle al pueblo y si el pueblo quiere que se haga justicia, no se interpongan. Ellos creen que tienen el mejor vicepresidente. Este juicio político era la gran oportunidad de demostrar que ha cumplido con su trabajo, como lo dicen, pero como no tienen la posibilidad de comprobarlo, lo blindan.
¿Qué posibilidades tiene la oposición?
El hecho de que hayan archivado el juicio político no quita la posibilidad de volver a presentarlo. Si ellos quieren estar en esta ridícula dinámica, va a llegar un momento en que la opinión pública va a decir, vamos, ¿por qué no le permiten que rinda cuentas? Hay muchísimas aristas, aquí no se trata de que no le dieron paso para fiscalizar un tema y se acabó. No, no, no. Esto no se ha terminado. Este no es el alfa y el omega, Pólit no es el alfa y el omega. Esa es la muestra de la sepsis en la que se vive en el Estado ecuatoriano, un Estado de propaganda, eso es lo que es, en donde se habla del llamado al diálogo, de una cirugía mayor a la corrupción pero por otro lado tenemos un CAL [Consejo de Administración Legislativa] que se arroga funciones que no le competen, de manera supralegal aparentemente se ponen a revisar el fondo y no solo la forma. Es tan absurdo que le pidan a Cardno-Caminosca permiso para seguir con el juicio, es como que la fiscal le pida a Odebrecht permiso para utilizar una prueba en contra de algún presunto implicado en el caso de corrupción.
Pero la pregunta concreta es qué posibilidades tienen de maniobrar siendo una minoría.
Es la opinión pública la que nos hace mayoría. Tal vez en números de votos, ellos piensen que son mayoría pero la opinión pública nos hace mayoría. ¿Quién es el mandante? El pueblo.
[foto afuera]
Hace un rato usted mencionó amenazas en su contra por su trabajo de fiscalización. ¿Qué tipo de amenazas ha recibido?
Fue tétrico. Lo bueno es que sí disminuyó en el momento en el que yo hice la denuncia pública. Empieza en el día de la comparecencia del Vicepresidente. Empiezan a seguirme unas personas que tenían un gafete de la Vicepresidencia, a grabarme, a fotografiarme. Bajamos al parqueadero y estaba la pluma de mi carro levantada (nuestros parqueaderos tienen nombres). Nos fuimos a comer, salimos, la pluma del carro levantada. Y así a todos los sitios que íbamos. Un día salí a las cinco de la mañana porque tenía una entrevista, y en el parqueadero de mi vivienda, y había un carro parqueado al lado, con la pluma levantada. El mensaje era ‘sabemos dónde vives, te estamos siguiendo’. Me querían amedrentar, meterme terror. Hubo mensajes en redes sociales que decían que tengo los días contados.
Son cosas que no se tienen que desestimar por los antecedentes; por los antecedentes de un Gabela, de incluso esta señora que denunció el caso Duzac, del periodista Fausto Valdiviezo. Es una cola larga, yo no voy a ser parte de esa cola, por eso yo tenía que denunciar, para que sepan si a mí me llega a pasar algo, la responsable será la persona a quien estoy fiscalizando. Con la denuncia se acabaron las plumas levantadas.
¿Todo eso le asusta?
No. Le debería asustar a él, porque si algún rato por A o B motivo me ruedo las gradas y me rompo una pierna, la gente va a decir fue Glas, entonces más bien debería cuidarme porque si me llega a pasar algo, la gente va a decir fue Glas. Nos escuchan las conversaciones privadas. Nos dimos cuenta porque en un debate un asambleísta saca una conversación privada que jamás habíamos tenido públicamente. Éramos tres personas en mi casa: Lenín [Rodríguez, su asesor de comunicación], Paco [su esposo] y yo. Los tres hablando de un tema de Manta y el asambleísta Mendoza saca el tema en un debate.
¿Y estas denuncias han sido presentadas en la fiscalía o han sido solamente hechas públicas?
Estamos reuniendo evidencias para hacer la denuncia formalmente, e incluso para pedir escolta legislativa.
En el último período de la Asamblea hubo tres mujeres al frente que fueron muy criticadas por cómo ejercieron su poder. Ahora, usted y otras asambleístas de oposición se han convertido en figuras muy visibles en el ámbito político. ¿Qué lecciones se pueden sacar de eso?
Que jamás debe existir sumisión por ser mujeres. Es lamentable que ellas teniendo la oportunidad de validar el género, la igualdad no lo hayan hecho. Por ejemplo, cuando asambleístas de País quisieron discutir el tema del aborto, las mandaron a callar. Entonces era simplemente para feminizar la Asamblea, ponerles ahí para que obedezcan las órdenes de un cacique pero cuando las mujeres quieren discutir un tema que tiene que estar en el debate, las mandan a callar.
Ahí no hay ningún tipo de representatividad más que utilizar a la mujer para feminizar la política, porque este discurso de “los” y “las” es solamente para que se sientan representadas las mujeres pero en la oportunidad que tienen para representar las mandan a callar.
En ese mismo sentido, en Estados Unidos y algunos países europeos, las mujeres congresistas siguen siendo interrumpidas por sus colegas hombres. Es una expresión machista que ha tenido poca atención en el pasado pero ahora está siendo denunciada ¿Cómo es la dinámica de diálogo entre hombres y mujeres en la Asamblea del Ecuador?
Dentro de mi bancada somos muy respetadas, toman muy en cuenta nuestra opinión. A mí en la Asamblea no me han dado la palabra entonces no puedo decir que me han interrumpido, a mí me han censurado.
Más bien la que más interrumpe es Viviana Bonilla. No sé si es peor interrumpir o censurar, no sé qué es peor. Ellos saben a quién da la palabra. En ese sentido la dinámica no se presta para interrumpir, no es como el Congreso del pasado.
Hace un momento usted mencionó el ejemplo del aborto y las asambleístas que quisieron discutirlo y fueron calladas. Entre agosto de 2014 y mayo de 2017, se ha procesado a 184 mujeres por abortar según datos de la Fiscalía. Como legisladora mujer, ¿cuál es su postura con respecto a esa situación?
Primero, pienso que es un tema que se tiene que debatir. En la discusión se encuentran cosas. A veces una persona tiene una visión y luego en el debate se da cuenta que su visión estaba equivocada y en el debate se amplía el criterio. Mi posición en particular, yo soy provida. Pero hay casos excepcionales en los que por ejemplo, corre peligro la vida de la madre, y no solamente la madre. Yo respeto la decisión de las madres que a pesar de que saben que sus hijos vienen con alguna enfermedad congénita que fuera del vientre no pueden sobrevivir como una anencefalia, no existe cerebro, no puede vivir, ¿tiene sentido traer al mundo a agonizar a esa criatura? Esa es mi opinión personal y es un tema que se tiene que debatir.
¿Es decir, que usted tendría una postura favorable en ciertos casos?
En ciertos casos, sí. Una niña de nueve años que esté embarazada, por supuesto que es violación. Ni siquiera su organismo está en capacidad, esto afecta la posibilidad de vida de la criatura y de la niña y además es el producto de una violación. Por eso es un tema que se tiene que discutir. Ahora, que se utilice el aborto como anticonceptivo no estoy de acuerdo. Si vas a tener una vida sexual, ten una vida sexual responsable. Ah no yo, toda la vida he querido tener dos hijos y una hija y ahora estoy embarazada de un niño y no encaja, entonces no, por ahí tampoco va el tema. No es que tuve una noche loca y aborto, tuve otra noche loca y aborto. No es ni siquiera un anticonceptivo, porque ya se concibió.
Con la criminalización de estas mujeres que han abortado, ¿cuál es su postura? Porque, sobre todo en ciudades pequeñas, hay incluso casos de mujeres criminalizadas por abortos sufridos por caídas, o mujeres sumamente pobres que ya no pueden tener hijos y son metidas a la cárcel de todos modos.
Habría que ver los casos. Yo perdí gemelos, yo tuve un aborto espontáneo. Si te caes y dentro del primer trimestre hay muchas pérdidas. Yo sí tuve que someterme a un legrado en el IESS, mi cuerpo no se había dado cuenta que mis hijos habían dejado de vivir. Mis niveles de progesterona estaban altos, pero ya no había vida. Criminalizar a alguien que por un accidente en que pierde a su hijo, o sea además de perder su hijo, pierde su libertad, me parece descabellado.
Los temas de extrema pobreza igual. Aquí el tema no es a cuántas personas se les permite abortar. Antes del paso del embarazo, ahí está el tema. Que esta gente tenga acceso al sistema de salud pública para que si tiene un número determinado de hijos pueda tener una ligadura gratuita, esto ya existe pero no hay socialización, no hay conocimiento. El tema no es pensar cómo se les va a castigar, si no ir a la prevención.
Hay también un proyecto polémico que plantea reformas al Código Orgánico de la Niñez y Adolescencia; en él se proponen cambios como la tenencia compartida y la posibilidad de que el padre que paga una pensión de alimentos pueda exigir que se rindan cuentas sobre el destino de los fondos. ¿Cuál es su postura sobre este proyecto?
Este proyecto es presentado por el expresidente Correa. Está muy mal planteado. El interés superior del menor no solamente radica en el dinero sino también en la estabilidad emocional. Cuando una ley permite que haya revanchas, uno de los padres sale perdiendo y esa estabilidad emocional del padre va a repercutir en el niño, niña o adolescente que no tomó la decisión de que su familia se termine. Entonces pienso que sí tendría que reformarse el Código de la Niñez pero no para que el padre o la madre pierdan, sino para que ellos puedan tener esa estabilidad emocional y que puedan irradiar eso a sus hijos y que los hijos no se conviertan en un chantaje; si un padre o una madre no quieren ya nada más entre ellos, están en su derecho, pero quienes pierden en esta situación son los niños que están en medio de un conflicto en el que no eligió estar.
¿Pero qué es lo equivocado de este proyecto?
Que esto no contempla la estabilidad emocional sino el aspecto económico. Las estadísticas nos dicen que muchas de las pensiones que se entregan son bajas. Siempre se habla del interés superior del menor, no podemos disminuir el valor que se entrega a un niño, quienes somos padres o madres sabemos el costo de la vida digna porque tener un hijo se puede tener como sea, pero no se trata de eso porque hay responsabilidades y derechos de los niños. Para mí el error de este proyecto de reforma es que no se cuida lo importante.
Se toca el tema de la custodia compartida y del otro lado hay madres que dicen que eso provoca inestabilidad. ¿Qué piensa usted sobre eso?
Bueno, yo quiero contar un antecedente. Yo soy hija de padres divorciados, de padres que nos criaron en coparentalidad. Mi mami nunca nos negó la posibilidad de pasar tiempo con papá, o sea las vacaciones. Pasábamos con mamá, con papá y nunca sentimos esa inestabilidad porque tuvieron la capacidad para organizarse de tal forma que no éramos como una mochila que me llevo por aquí y por allá, no era de estar peloteados.
Se plantea también la opción de eliminar la prisión por deudas en pensión de alimentos, pero la contrapropuesta proponía que se utilice la prisión como última medida, pero que no se elimine. ¿Cuál es su postura?
Sí, debería mantenerse, porque también hay papás que no pagan porque no les da la gana. Eso es desesperante para una mujer porque como madre no puedes ver pasar hambre a tu hijo. Una madre sacará de debajo de las piedras porque así somos. La Ley no puede ser permisiva con las irresponsabilidades, si tiene que haber una última instancia en la que tienes las posibilidades de pagar y no te da la gana, entonces cárcel.
Pero puntualmente, ¿cómo se legislaría este tema?
Cada familia, cada situación es un mundo, no podemos hacer una legislación particular porque hay tantas posibilidades, pero yo pienso que hay que humanizarle a la legislación. Tiene que ver con las políticas de Estado. No tratemos de solucionar los problemas en los que se ven inmersos los chicos después de un divorcio, si no que podamos evitar divorcios con políticas de Estado, que podamos concienciar a la ciudadanía de las decisiones que se toman en la vida; casarse no es como tomar un bus, tener un hijo no es como elegir un pantalón. Son decisiones muy importantes que no pueden ser tomadas a la ligera justamente para no vernos en este tipo de decisiones engorrosas. Tampoco cumple con la Constitución el Código de la Niñez porque le dan toda la prioridad a la madre, muchos padres también tienen mucha probidad para cuidar a los hijos.
El cuidado de los hijos no es cuestión de género, hay cuestiones biológicas que sí dan preferencia a la madre, la lactancia por ejemplo, no podemos comparar la leche materna con una leche de tarro, pero el hecho de que haya preferencia a la madre porque sí también viola los derechos en un estado de igualdad porque ya entra ganando la madre.
Esto tiene que ser llevado a debate, yo voy a seguir revisando esto con madres, con padres, con las dos partes para escuchar ambas posturas. Las leyes no son para tomar venganza: ni de un lado, ‘ahora yo te voy a pagar la mitad de la pensión’, ni del otro lado ‘si no me das lo que yo te pido, no le vas a ver a mi hijo’, porque ¿quién pierde si es que le paga la mitad de la pensión? El hijo. ¿Quién pierde si es que no le permiten verle al padre porque no le da lo que le pide? El hijo.
Hay ciertas consideraciones además, como el tema de violencia intrafamiliar. Se decía que no se están considerando antecedentes de violencia doméstica hacia la madre.
En este proyecto, se establece cuando es improcedencia de la tenencia dice: indicio conducente de violencia física o psicológica contra el niño, niña o adolescente, pero aquí no se trata de que al niño no le pegues, pero delante de él la madre sea tu punching ball, o el padre porque esos son patrones que los niños aprenden y cuando crecen repiten. Entonces tiene que estar claro que no tiene que haber violencia física o psicológica contra la madre.
Ya para ir terminando, en lo que va del año, se registran 69 femicidios en el país, según el Ministerio del Interior, la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos dijo que hasta junio iban 80. Son cifras alarmantes. ¿Qué puede hacer usted como legisladora para frenar tantas muertes de mujeres?
Aquí hay un tema de fondo, en el COIP ya está incluido el femicidio. Nuestra competencia no es crear políticas de estado, es legislar y ya está contemplado en el COIP. Si un hombre sabe que se va a ir más de veinte años a la cárcel y de todas formas no le importa, va más allá de lo que nosotros, desde nuestra función podamos hacer.
Si pasamos más de diez años escuchando a un expresidente diciendo “gordita horrorosa”, “cállese majadera”, “coloradita limitadita”, “ah que ahora la Asamblea está más alegre porque las falditas y no sé qué”. No se debe minimizar a la mujer, cuando alguien ve a la mujer como una cosa chiquita, como una insignificancia, no hay respeto.
Cuando las máximas autoridades faltan el respeto a una mujer por su condición de mujer, cuándo vamos a decir ni una menos si un vicepresidente hace menoscabo a nuestro trabajo y nos trata de histéricas, de histriónicas, y así hablamos en la Asamblea Nacional de la violencia de género y a las histéricas cuando queremos hablar del tema no nos dan la palabra, cuando queremos hablar del tema nos violentan censurándonos. La violencia es un ciclo, empieza con malas palabras, empujones y termina matando.
¿Y se puede hacer algo desde la legislatura?
Desde la legislatura ya está, esto viene del Ejecutivo que tiene que impulsar políticas, pero si desde el Ejecutivo el segundo mandatario da el inmenso ejemplo de irrespeto al género femenino, no tiene sentido de hablar de ni una menos mientras el vicepresidente ningunea a las mujeres.
En la Asamblea anterior se hablaba mucho del partido, de las decisiones orgánicas de Alianza País que se reflejaban en las votaciones en el pleno. ¿Cómo funciona eso en Creo? ¿En algún momento pesa más la voz del líder del partido por encima de la de los otros miembros?
No hay órdenes. Bueno, hay una orden: ¿Qué es lo que necesita el Ecuador? Si ustedes ven nosotros no votamos de forma ovejuna, y dicen no están alineados. No, no, eso se llama democracia, en democracia tú tienes un criterio y yo lo respeto. Aquí no es que pasa como lo de Bustamante cuando le movieron el pupitre porque se abstuvo, ni siquiera votó en contra, se abstuvo. Aquí unos votan en contra, otros a favor porque nosotros tenemos puntos de vista distintos. El hecho de que se obedezca lo que diga una cabeza limita la democracia, es como una dictadura disfrazada. Si se fijan en la Asamblea, ¿cómo vota País? Primer voto, presidente Serrano y de ahí empiezan a votar todos los demás.
Y en su caso qué pesa más, ¿el partido o sus convicciones? Porque hay una línea ideológica.
Al partido lo que le importa es lo que necesita la gente.
Pero ahí pueden discrepar, puede ser que el líder del partido no esté de acuerdo en el aborto en ningún caso, como ocurre con el señor Lasso, pero usted sí está en algunos. Si ahí hay un debate y usted vota a favor, ¿no será que le dicen hey, qué pasó ahí?
No.
¿Usted puede votar como usted quiera?
Sí y así lo hemos hecho. El coordinador de bancada se acerca y nos pregunta, le decimos ‘yo voy a votar por esto y por esto’, él dice ‘ah me parece muy bien’, y avanza.
¿No hay una cabeza que mande en Creo?
Hay una visión, tenemos una agenda legislativa, tenemos que apoyar estos temas para aumentar la producción. Sí hay una agenda legislativa pero así alguien que ordene y que imponga el criterio, eso no es democrático por ningún lado. Aquí no es como ‘si no estás de acuerdo, te fuiste’. No tiene ni pies ni cabeza que nosotros hablemos de democracia y seamos antidemocráticos. Sí hay una agenda legislativa pero hay todo el derecho en tener un criterio propio con argumentos válidos, tampoco te permiten salir con cualquier cosa.
Cuando se toman decisiones que podrían afectar, sí hay una conversación en la que se explica, se analiza. Es que siempre es importante escuchar a la otra parte. Esa no es la forma en la que se llevan las cosas, aquí se respeta la opinión porque tenemos mandantes que nos han pedido que actuemos de esa forma.
Esa es lo que a mí me gusta, es la razón principal por la que yo estoy con Creo, porque a mí me pidieron algunos movimientos y eso de andar alineado y ser fanático, no me parece, para nada me parece. Yo creo que los extremos son una locura, en todos lados hay cosas positivas que rescatar. En el socialismo hay cosas que aportan, en el centro y la derecha igual. Eso de ser extremista, fanático, cerrado no va con nosotros y menos conmigo, a mí me encanta que se pueda respetar el criterio porque eso es libertad.
¿Está usted viendo hacia otra dirección cuando termina la legislatura, como la presidencia?
Yo soy joven y voy a estar donde el pueblo me necesite. Si mis electores me dicen usted está fiscalizando tan bien, necesitamos que siga así, estaría en una reelección. Si el pueblo me dice usted es mi presidenta, pues seré la presidenta.
¿Se lanzaría a la presidencia?
Sí, ¿cómo no? Yo amo tanto a mi país que si tengo la solución para sacarnos del engaño populista-socialista, ¿cómo no?, pero eso lo decide la gente. Lo decide la gente o a veces el CNE.
¿Pero es una posibilidad?
Sí, es una posibilidad que la he analizado, y no de ahora… Cuando veo las cosas de una forma y digo, a ver ¿qué tan difícil es hacer obra sin robar? No con sobreprecios, está linda su carretera pero cuesta once veces más. Yo no pienso que hay mayor ciencia en hacer lo que te pide el país pero no robes, ¿dónde está lo complicado?