Como muchos procesos electorales, esta elección presidencial se desenvuelve entre mitos y verdades. Muchas de las percepciones de los votantes indecisos se construirán en base a eslogans que apelan a las emociones y noticias que aparecen como indiscutiblemente factuales. Acá una lista de cinco temas con los que, tanto candidatos del oficialismo como de oposición, intentan a partir de verdades a medias manipular la percepción del electorado.

La crisis económica

Quizás el más evidente de todos los factores que preocupa a los ecuatorianos es la crisis económica. Paulina Recalde, de la firma de encuestas Perfiles de Opinión, lo confirma: son dos, el desempleo y la crisis económica. El gobierno trata de relativizar este problema y es cierto que de acuerdo a ciertas cifras (como producto interno bruto per cápita, tasa de pobreza o el coeficiente de Gini) podríamos creer que no estamos bajo una severa crisis. Además, el nivel de liquidez del sistema financiero es contundentemente positivo. Irónicamente, estos indicadores no compaginan con una economía que se ha estancado, que presenta mayor desempleo, y una baja en el consumo de los hogares. Así también, vemos a un gobierno tratando de cumplir todos sus compromisos, recurriendo a un endeudamiento agresivo, costoso, de corto plazo y en general inconveniente; todo con el propósito de transmitir una imagen de aparente normalidad, con empleados públicos al día en sus sueldos y pagos a proveedores casi normalizados.

Los candidatos de oposición buscan desde la generación de empleo, lo impositivo o la promoción de la inversión, canalizar el mensaje esperanzador de sus modelos más o menos liberales para reactivar la economía.

Eso sí ninguno, ni opositores, ni el candidato gobiernista entra en los detalles del ineludible ajuste macroeconómico que demandará poner la casa en orden luego de estos dos últimos años de endeudamiento agresivo y política clientelar. Lo económico, sin duda, se encuentra en el rango de lo factual y su peso es de alta relevancia en las decisiones dadas las circunstancias de muchos hogares.

La corrupción

Nuevamente, de acuerdo a Recalde, el tercer y cuarto factor que más preocupa a los ecuatorianos son la delincuencia y la corrupción. Mientras hay cientos de miles ecuatorianos perjudicados por la crisis económica, resulta indignante conocer que miembros del actual gobierno se hayan beneficiado producto de actos de corrupción o de “gestiones especiales”. Podríamos presumir que este tipo de noticias impactarían negativamente la campaña oficialista. Sorprende que a pesar de todo el poder que acumuló este gobierno, estos temas hayan salido a la luz y no los hayan podido contener. Habría que evaluar igualmente si esto llega a afectar el ánimo de la base electoral, pues eventualmente esto influye en el ánimo de una clase media informada mas no en la mayoría de la clase popular. Otro problema es que no existe una propuesta estructurada de algún candidato opositor sobre cómo enfrentará la corrupción. Todo sigue a nivel de escándalo e indignación, pero no de propuestas específicas para combatirlo. Sin duda la corrupción denunciada, incluso a nivel internacional, es un hecho que está influyendo en la opinión de muchos ciudadanos. Y más aún, al ver como gobiernos de otros países sí toman medidas concretas para frenarla.

El pasado no volverá

El futuro tampoco se detiene para los indecisos y muchos tienen reparos de que el movimiento político hoy en el oficialismo vaya por más. El pasado entendido como el establishment de la vilipendiada partidocracia sería, a estas alturas, una propaganda con menor impacto, pues el proyecto político gobernante lleva diez años al frente y ya tiene suficiente carga histórica para ser parte de las actuales circunstancias del país. Sin perjuicio de aquello, apalancan gran parte de su mensaje alrededor del pasado y el trauma social que generó el feriado bancario y quienes hoy aparentemente lo representan. Argumento mítico pero quizás aún redituable.

Por otro lado, la oposición con sus camisetazos y acomodos con el partido que ofrezca más puestos de elección popular, no ha logrado desmarcarse de las prácticas políticas que alcanzaron un nivel histórico de repudio en el 2006.

Proteger el legado de la década ganada

La cantaleta de “la década ganada” es una frase del gobierno para transmitir que hay que proteger lo logrado en la actual administración. En el imaginario de mucha gente se encontrará la obra pública y los eventuales avances que han sentido en su calidad de vida; y como este gobierno habría reivindicado sus derechos. La lucha de clases sigue generando réditos, basta ver el resultado positivo, para el candidato oficialista, que logró la aparente inadecuada reintroducción de la ley de plusvalía. Habrá que evaluar si jugar con la protección de lo que indican como avance es un hecho, o es una percepción contrastable frente a la actual crisis.

Los grupos afectados

El capítulo relacionado a la reacción de los grupos sociales que se sienten afectados por la actual administración aún no está completamente claro. No está claro si los ecologistas, fuerzas armadas, jubilados, maestros, médicos, estudiantes universitarios y oenegés de diferentes áreas logran transmitir hechos que generen o no simpatía entre electores afines con sus causas. Aún no se perciben alineamientos importantes de estos grupos con las candidaturas de importancia (incluyendo a la oficialista).

En general, el proceso electoral que se desenvuelve entre datos indiscutibles, mensajes emocionales, estado de propaganda, temores infundados, distorsiones y manipulaciones, se definirá con los candidatos que conecten más efectivamente con lo que demande el electorado. ¿Es eso un deseo de continuidad o de cambio? No se puede minimizar que hay muchos —pese a los reparos que tienen frente al actual modelo— siguen pensando que es un proyecto perfectible o a su vez  pertenecen a esa masa clientelar que necesita que continúe el actual modelo. Así también hay otros quienes pese a haber estado adheridos al proyecto, frente a la contundencia de temas factuales, hoy engrosan las filas de los que buscan un cambio. Continuidad o Cambio es lo que las encuestas no lograron dilucidar de forma contundente dentro del grupo de votantes indeciso.