Es fácil olvidar que hasta 1997 la homosexualidad era ilegal en Ecuador. Hace solo dos décadas, el Estado encarcelaba a ecuatorianos por su orientación sexual, la policía los torturaba, y los medios de comunicación los humillaba. Recién en 1998 la Constitución incluyó, por primera vez, la no discriminación por orientación sexual. Todos los derechos que la población LGBTI ha logrado han sido el resultado de luchas valientes desde la sociedad civil y desde la calle.
En estos diez años de gobierno existieron avances importantes, pero también retrocesos muy graves, en cuanto a derechos LGBTI, sexuales, y de salud reproductiva. La Constitución del 2008 incluyó la no discriminación por identidad de género, la libertad estética, y la posibilidad de unión civil entre personas del mismo sexo. También la primera ministra abiertamente homosexual en la historia del país emitió la Ley Ministerial #339 que empezó a regular y cerrar centros clandestinos de “recuperación” y tortura, donde constantemente se recluía a personas LGBTI en contra de su voluntad. La Ley de Justicia Laboral incluyó sanciones por despido por discriminación por orientación sexual (artículo 195), y se reconoció la afiliación al seguro social del trabajo no remunerado del hogar. También se extendió el periodo de maternidad y paternidad. En la DINASED se creó un equipo especializado a cargo de investigar crímenes de odio y asesinatos de ciudadanos LGBTI, algo que particularmente afecta a la comunidad trans. Gracias a las inéditas reuniones semestrales entre líderes LGBTI y el presidente Correa, en 2015 él finalmente reconoció la diferencia entre género y sexo. Se creó la ley que permitió el cambio opcional de sexo por género en la cédula, una victoria importante para la comunidad trans, la más invisibilizada dentro de la población LGBTI. Debido al boicot de sectores conservadores dentro de Alianza País, la ley final no deja de ser problemática porque indirectamente “marca” quién es trans y quién no. A pesar de sus limitaciones, estas serán las primeras elecciones en donde personas trans y de diversidad sexual podrán votar en la fila de acuerdo a su género.
Serios retrocesos de este gobierno incluyen el reemplazo del ENIPLA por el conservador Plan Familia a partir de 2014, así como el caso Satya, y la presencia de personas tan machistas como Alexis Mera en el gobierno. Además, el presidente nunca evolucionó en cuanto a su rechazo obstinado por el matrimonio y la adopción igualitaria. El COIP criminaliza el aborto en casos de violación, incluso cuando existen más de 3.600 niñas menores de 15 años que son madres por una violación, y el aborto clandestino es la quinta causa de mortalidad materna en el país. Por esta razón, el gobierno ha encarcelado y revictimizado a más de setenta mujeres pobres. Otro retroceso grave es la fragmentación y cooptación de la sociedad civil, incluyendo los movimientos sociales LGBTI. En 2015 el gobierno creó la Federación Ecuatoriana de Organizaciones LGBTI, la cual es ciegamente afín al oficialismo y ha facilitado un simulacro de diálogo bastante condicionado y limitado. En 2017 las cosas pueden cambiar para bien o para mal.
No se puede hablar de desarrollo sin políticas de género y una visión de derechos humanos. La progresión o regresión de estos derechos dependerá del fortalecimiento de los colectivos, y, en gran parte, de qué partido gane la presidencia y la mayoría en la Asamblea Nacional. Para eso, he revisado los planes de gobierno de los cuatro candidatos que encabezan las encuestas —Lenín Moreno, Guillermo Lasso, Cynthia Viteri y Paco Moncayo— y sus declaraciones sobre el tema de derechos LGBTI, sexuales, y de salud reproductiva.
Paco Moncayo y el Acuerdo Nacional por el Cambio
El plan de gobierno del Acuerdo Nacional por el Cambio (Alianza Izquierda Democrática, Pachakutik, y UP) es el más específico e incluyente en cuanto a derechos LGBTI, sexuales, de género, y étnicos. Incluye temas de salud reproductiva, educación, equidad laboral, seguridad social, libertades, derechos humanos, diversidad de familias, e inseguridad. El acuerdo programático consiste en 14 objetivos.
El objetivo 4 promete hacer efectivo el derecho a la salud, incluye la derogación del Plan Familia, así como el acceso gratuito a salud sexual. El plan entiende al consumo de drogas y a los derechos de salud reproductiva como temas de salud pública.
El objetivo 7 se enfoca en garantizar la seguridad social y la inclusión. Reconoce la regularización y cobertura de la seguridad social de trabajos independientes, incluidos los pequeños comerciantes, los artistas y el trabajo sexual (actividad a la que se dedican muchas personas trans debido a falta de oportunidades laborales o por elección). En cuanto a inclusión, se fomenta que la “sociedad sea sexualmente libre, sin complejos” y responsable, “incorporando en el sistema de educación contenidos sobre sexualidad integral, salud sexual, y reproductiva,” así como consideraciones de plurinacionalidad. Se propone implementar “políticas de prevención de violencia de género y de reforzamiento de la autonomía de las mujeres”, así como fomentar hogares sanos y equitativos. El plan promueve la organización independiente de la sociedad civil.
El objetivo 10 habla sobre defender la libertad en la diversidad. Esto incluye adoptar una perspectiva de género en todas las políticas del Estado, y expedir una ley de prevención, atención, y erradicación de la violencia de género, del femicidio. Se establece “respetar los derechos de las familias, en su diversidad e igualdad”. Igualmente, “respetar la diversidad sexual y los derechos, en especial de los grupos LGBTI, fomentando un ambiente de pluralismo y respeto”.
El objetivo 14 consiste en seguridad, derechos humanos, justicia y control. Dentro de derechos humanos se incluye el derecho a la intimidad personal, así como la despenalización del aborto, “en principio al menos por casos de incesto o violación”. Se menciona “consolidar la inclusión de género y diversidades en las instituciones de seguridad”, como la policía.
El candidato militar que parece inclusivo
Es preocupante que un ex militar (siendo el ejército una de las instituciones más machistas, homofóbicas, racistas y conservadoras dentro del Estado) sea el único candidato que apoya firmemente los derechos LGBTI y sexuales. Lo ha hecho en reiteradas ocasiones en entrevistas, paneles, y redes sociales, donde ha afirmado que los heterosexuales no pueden imponer un estilo de vida a otros, que el Estado no debe meterse en la privacidad de los ecuatorianos, y ha dicho que “lo normal es la diversidad”.
En el instagram de Paco Moncayo también se ha difundió su postura. La imagen, sin embargo, muestra dos hombres blancos y aparentemente masculinos, invisibilizando a los grupos más vulnerables de la población LGBTI, como las personas trans, lesbianas, y LGBTI de diversidad étnica. A pesar de esto, el candidato es claro en su mensaje de inclusión.
El ex general Moncayo dice que es una aberración que una mujer violada vaya a la cárcel por abortar y que el médico sea obligado a denunciarla. Es el único candidato tan abiertamente a favor de despenalizar el aborto en casos de violación, aunque no va más allá en este tema. Paco Moncayo reconoce que a pesar de su voluntad política en cuánto a matrimonio igualitario, es necesario un debate nacional para poder reformar la Constitución.
En la práctica, el ex militar argumenta que durante su alcaldía de Quito se creó la Ordenanza 240, la primera en la ciudad contra la discriminación por orientación sexual. También hubo algunos avances en educación sexual y derechos de salud reproductiva. Sin embargo, su proyecto de reubicación forzada de trabajadoras sexuales de la 24 de Mayo no consideró la dinámica de este trabajo y fue un fracaso económico y social que empeoró la situación, dejando a familias enteras sin ingresos y en la inseguridad.
Cynthia Viteri y el Partido Social Cristiano
El extremadamente corto plan de gobierno del Partido Social Cristiano no hace ninguna referencia a la población LGBTI ni a derechos sexuales o de género. Únicamente incluye un corto párrafo sobre minorías, sin distinguir entre étnicas y sexuales. Una oración es especialmente preocupante para la población LGBTI: “los ciudadanos procederán según su ética personal en asuntos de conciencia”. La objeción de conciencia es la negativa a acatar leyes o a realizar actos invocando motivos éticos o religiosos. En muchos otros países, a esto se lo conoce como “libertad de religión”. En otras palabras, este plan no solo hace una total omisión a la población LGBTI, sino que además protege “la consciencia” de ciertas personas cuando existan actos de discriminación debido a su fe. El plan no menciona nada sobre violencia de género ni diversidad étnica.
La candidata que apoya a la vocera de #Somos14millones
Cynthia Viteri evita hablar de temas como derechos LGBTI, sexuales, y de salud reproductiva. Durante gran parte de la campaña no se supo la postura de la candidata sobre estos temas; en la Asamblea mantuvo un silencio similar o votó en contra de ellos. Recientemente afirmó en una entrevista para Gkillcity estar en contra del aborto, y dijo sobre el matrimonio igualitario, “no creo que sea necesario en el país”.
La carta abierta que Lolo Miño escribe a Cynthia Viteri explica cómo su candidatura no propone ninguna política pública con enfoque de género. También demuestra que, a pesar de haber reclamado sobre expresiones machistas del presidente, nunca ha dicho nada sobre las expresiones igual o más machistas de Jaime Nebot.
En el diálogo presidencial Cynthia Viteri dijo “Ni Una Menos”. Sin embargo, su propuesta para la violencia de género consiste en la cadena perpetua, simplemente lidiando con las consecuencias y no con causas estructurales del problema. En publicidades se limita a mencionar la igualdad de salarios (no de otros derechos), pero no explica cómo lo hará, ya que en realidad no existe la propuesta en su plan de gobierno.
Uno de los aspectos más graves de la candidatura de Cynthia Viteri es que apoya a la candidata a asambleísta nacional de Isabel María Salazar, la principal y más fanática activista anti feminismo y anti derechos LGBTI del país, vocera de la organización ultraconservadora Somos 14 Millones. El canal de YouTube de esta organización refleja su posición extremista y fundamentalista anti educación sexual, anti anticonceptivos, anti aborto, anti divorcio, y anti igualdad:
Guillermo Lasso y CREO – SUMA
El plan de gobierno de CREO–SUMA tampoco hace ni una sola referencia a la población LGBTI ni a derechos sexuales o de género, lo que refuerza las desigualdades y el desempoderamiento.
Una de las secciones principales del plan es la familia. El plan no habla de las familias, en sus diferentes tipos y diversidad, sino que hace énfasis en el singular de la palabra. No sólo menciona el bienestar de la familia sino también la protección de su definición tradicional actual. Agrega que “los ecuatorianos defendemos el amor a la familia como un valor fundamental que nos identifica y representa.”
Sí habla de violencia intrafamiliar. El tema es relevante para la población LGBTI ya que gran parte de la discriminación y violencia viene desde el espacio privado. Sin embargo, se enfoca únicamente en la violencia hacia mujeres y niños, reconociendo que 7 de cada 10 ecuatorianas ha experimentado algún tipo de violencia de parte de sus parejas o exparejas. Como solución a esta violencia, propone que sea la mujer quien busque “orientación o ayuda para poder superarla”, y agrega que “cada uno de nosotros tiene que seguir luchando por la familia”. La sección concluye que es importante que las mujeres no se separen por el bienestar de sus hijos, y además argumenta que “debemos velar para que las familias se fortalezcan, superen las dificultades, y se mantengan unidas”. El plan no considera la erradicación del machismo y la violencia de género. Recomienda como política pública que la mujer luche y busque ayuda, no para su bienestar y sus derechos, sino que sugiere lidiar con esa violencia para así mantener a la familia supuestamente unida.
Otra sección del plan es Ecuador Unido, donde se menciona a la diversidad, con un discurso exotizante hacia lo étnico y omisivo a la diversidad sexual. Menciona que “los problemas que enfrentamos los ecuatorianos son los mismos —sin importar si somos mestizos, blancos, montubios, indígenas, o afroecuatorianos—”. Habla de una sociedad abierta, pero especifica que esto se refiere únicamente a la economía, abierta a mercados globales y capitales multinacionales.
El candidato más conservador
De todos los principales aspirantes a la presidencia, Guillermo Lasso es el más ideológicamente conservador en lo social. Frecuentemente afirma que no existe una contradicción en ser muy liberal en lo económico y muy conservador en lo moral. Es el candidato que más firme y abiertamente rechaza temas como el matrimonio igualitario y derechos sexuales y de salud reproductiva, incluyendo la criminalización de todo tipo de aborto.
Guillermo Lasso pertenece a la rama ultraconservadora de la Iglesia Católica, el Opus Dei, pero durante campaña ha aclarado que su fe no incidirá en sus decisiones como presidente. Sin embargo, en la práctica ha demostrado todo lo contrario. Cuando se discutió la despenalización del aborto en casos de violación en el COIP, Lasso se unió a la postura del presidente Correa, quien ignoró la separación de poderes, las recomendaciones de organismos de Naciones Unidas, las escalofriantes cifras, y las voces de miles de mujeres. El presidente incluso castigó a las asambleístas de Alianza País que mostraron su apoyo a la propuesta. Guillermo Lasso no sólo aplaudió todos estos eventos contra los derechos humanos y la democracia, sino que además mandó una carta al presidente felicitándolo, e invitándolo a ir más allá y criminalizar el aborto incluso en casos donde la vida de la mujer esté en peligro. En otras palabras, en la práctica Lasso fue incapaz de separar sus creencias religiosas personales de la política pública del Estado.
Guillermo Lasso también ha fomentado la violencia machista. Propone permitir que los campesinos puedan portar de nuevo armas en el campo, “para que puedan defender como varón a sus esposas y a sus hijos”. Esto representa un serio peligro: la mayor parte de la violencia que sufren las mujeres viene de parte de sus parejas es en su propio hogar, y gran parte de la violencia que experimentan las personas LGBTI viene de parte de sus propios familiares. Por otro lado, el binomio de Lasso, Andrés Páez, es conocido entre otras cosas por responder al machismo del presidente con todavía más machismo y homofobia.
Lenín Moreno y Alianza País
El plan de gobierno de Alianza País es uno de los únicos dos planes de gobierno en estas elecciones que hace mención explícita a derechos de la población LGBTI, sexuales, y de género. Habla de erradicar desde “la pobreza extrema, hasta la violencia basada en género”, así como “todas las formas de discriminación”, incluyendo por motivos sexuales. Se leen frases complacientes: “Hemos demostrado nuestro respeto a la diversidad y a todas personas que antes eran discriminadas por su orientación sexual”, como si la discriminación sea una cosa del pasado que ya se superó. Se habla de hogares equitativos, y se argumenta no admitir “más violencia doméstica, rezago de la sociedad esclavista”. Existen frases importantes pero que generan dudas, ya que van en contra de políticas públicas del gobierno, como el Plan Familia:
En el plan se entiende a desigualdad de una manera multidimensional e interseccional. Sin embargo, no se explica en detalle cómo se llegará a esto, ya que en diez años no se logró suficiente.
El plan también habla de “construcción del Poder Popular” como un espacio de “luchas anticoloniales, anticapitalistas, por las diversidades sexo-genéricas, los derechos de las mujeres´”, de los pueblos indígenas y afro, de los trabajadores y trabajadoras, y del agro. Sin embargo, no se aclara si este necesario Poder Popular será independiente del Estado, o si será cooptado para fragmentar a la sociedad civil, dialogando sólo con movimientos paralelos como ha sucedido en los últimos años con los sindicatos de trabajadores, de maestros, el movimiento indígena, y LGBTI. Finalmente, el plan incluye una sección llamada “Las mujeres en la primera línea de la Revolución”, especificando temas y políticas públicas para la igualdad de género, similares a anteriores planes de Alianza País.
El candidato que “no quiere politizar” la inclusión
Lenín Moreno ha sido absolutamente débil al pronunciarse sobre derechos LGBTI, sexuales, y de salud reproductiva. Ha mencionado muy brevemente a la población LGBT en algunos discursos pidiendo “respeto a los hermanos que no están con nosotros en las preferencias sexuales”. No va más allá de eso.
Cuando la prensa le pregunta sobre temas como matrimonio igualitario o aborto, el candidato de Alianza País dice que no está de acuerdo con “politizar” temas de derechos humanos, como si estos no fueran justamente un asunto político y de relaciones de poder. Se desconoce la posición de Lenín Moreno en estos y varios otros temas.
Moreno tiene propuestas importantes en cuanto a desarrollo social. Misión Ternura está enfocada en cuidar a los niños desde la concepción hasta sus primeros mil días, incluyendo nutrición, estimulación temprana, y parto institucionalizado. Mis Mejores Años consiste en seguridad social para la tercera edad. Sin embargo, al referirse a estas propuestas, Lenín Moreno ha usado un lenguaje que genera dudas, diciendo que “se cuidará a los ecuatorianos desde la concepción hasta que Dios decida cerrarles los ojos”. Debe clarificar si esto refleja su postura en cuanto a derechos reproductivos. En el Diálogo Presidencial muy brevemente mencionó “Ni Una Menos” y a la violencia de género, pero no explicó nada.
Al igual que Guillermo Lasso, Lenín Moreno cree que la caballerosidad y la hombredad es un complemento. Lo opuesto al machismo violento y homofóbico, es la equidad y la generosidad, no la caballerosidad que ve a todas las mujeres como delicadas, frágiles y hasta inútiles debido a su sexo. Cuando movimientos de base le sugirieron armar su propio binomio sin Jorge Glas y la rama neoliberal de Alianza País, Moreno respondió que “el verdadero caballero es de una sola palabra, y yo la mantengo».
Los otros candidatos
Ninguno de los otros cuatro planes de gobierno menciona derechos LGBTI, sexuales, y de género. No lo hace el plan de gobierno de Iván Espinel, que apoya la pena de muerte y hace guiños a la tortura, ni la candidatura xenófoba y anti migrantes de Patricio Zuquilanda. Tampoco lo hace la candidatura de Washington Pesántez, que pide un ministro de defensa que sea hombre: “habría que sacar las faldas del ministerio de defensa”. Y la más extrema de las cuatro es la campaña religiosa de Dalo Bucaram, quien propone una consulta popular para temas como el matrimonio igualitario y el aborto en casos de violación. Los derechos, como el relativamente reciente derecho de las mujeres y de los indígenas a sufragar o estudiar, se han ganado gracias a luchas desde la sociedad civil, jamás por el voto de la mayoría aprobándolos.
Sin importar quién gane, los LGBTI deben organizarse
El debate debe ser más amplio: tanto los medios como los candidatos tienen que entender que los derechos LGBTI y sexuales no se reducen al matrimonio igualitario. El cambio de discurso también debe darse dentro del mismo movimiento LGBTI. Demasiados colectivos gays blancos y mestizos se han enfocado únicamente en la lucha por el matrimonio igualitario, relegando temas urgentes como la inseguridad en el espacio público y privado, la violencia de género, la falta de acceso a salud reproductiva (incluyendo aborto seguro) y a educación sexual, el bullying, y la discriminación tanto laboral como en instituciones públicas y en el sistema educativo. Estos son temas que afectan a ciudadanos gays, pero que afectan en aún mayor escala a personas trans, así como a lesbianas y personas LGBTI afro, indígenas, y montubios. Además, son temas e identidades frecuentemente invisibilizados dentro de los propios colectivos gay. Para poder reclamar mayor igualdad y democracia, muchos colectivos LGBT y feministas deben empezar por democratizarse a sí mismos. La lucha contra la homofobia y la transfobia no puede estar aislada de la lucha contra el machismo, el racismo, la xenofobia, el clasismo, y toda forma de opresión y discriminación.
A veces damos por hecho que podemos caminar en algunas calles y espacios públicos de ciudades como Quito sin miedo y vergüenza de mostrar afecto o de ser quiénes somos. Tenemos que acordarnos que esto era impensable cuando muchos de nosotros éramos niños. Las personas y colectivos LGBTI y feministas, en su gran diversidad, han sido agentes de cambio luchando por sociedades más justas. Debemos empoderarnos, articularnos, y movilizarnos por la lucha de nuestros derechos, por el bienestar, la solidaridad, y por la equidad en general, independientemente de quién sea el o la siguiente presidente.