Querida Cynthia:

[dropcap]A[/dropcap]l escribirte esta carta tengo muchos sentimientos encontrados. En 186 años como república independiente, Ecuador ha tenido solamente siete mujeres compitiendo para la Presidencia, contigo incluida. Tu candidatura debería ser motivo de celebración para todos quienes abogamos por la participación inclusiva de la mujer en la política. Sin embargo, no hay nada en tu propuesta que sugiera que tu eventual llegada a Carondelet constituirá un verdadero avance hacia una sociedad donde las mujeres tengamos mejores condiciones de vida.

En muchos aspectos, tú y yo nos parecemos bastante. No solo por ser mujeres, o por participar activamente en asuntos de interés nacional, sino porque tú, al igual que yo y que miles de ecuatorianas de diferentes edades, estratos sociales y económicos, has vivido en carne propia el extenuante, y a veces doloroso hecho de tener que sacar adelante sola a sus hijos, porque fuiste madre soltera. Es admirable que hayas logrado forjar una carrera política en esas condiciones, considerando que ésta es aún una sociedad machista y llena de prejuicios morales y religiosos. Eso es algo que respeto y admiro mucho de ti.

Por esa misma razón, me decepciona que la única candidata a la presidencia de la República no haya pensado en cómo promover la igualdad de género en el país. Al analizar tu propuesta, me encontré con que tus objetivos específicos se refieren exclusivamente a la reducción tributaria y a incentivar las inversiones. No está mal, pero no pueden ser las únicas metas en un Estado Social de Derechos y Justicia. Aprovecho entonces para preguntarte: ¿qué ideas tienes para equiparar las condiciones laborales de la mujer en Ecuador? ¿Cómo tu gobierno ayudaría para que nosotras podamos avanzar profesionalmente, sin que eso signifique renunciar a ser madres o a pasar tiempo con nuestros hijos? ¿Qué acciones llevarías a cabo para que las amas de casa vean garantizado su derecho al trabajo doméstico remunerado, que se encuentra consagrado desde 2008 en nuestra Constitución?  

Tu propuesta tampoco apunta a garantizar los derechos sexuales y reproductivos en el país.  Esto me sorprendió, porque hace un poco más de un año tú increpabas, con toda razón, a las asambleístas de Alianza País (AP) que se acobardaron de impulsar la despenalización del aborto en el COIP tras ser amenazas por Correa. Tú, que en esa misma oportunidad reclamabas justicia para la niña violada y embarazada por Glas Viejó, no incluiste ninguna política específica sobre libertad reproductiva o aborto en tu propuesta de campaña. Entiendo que es un tema bastante controversial, pero por lo mismo, importante y necesario de abordarse sin rodeos. No olvides que vivimos en el país con el tercer índice más alto de embarazo adolescente en Latinoamérica, y muchos de esos embarazos son consecuencia de violaciones e incesto. Existen ya exhortos por parte del Comité de la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (Cedaw, por sus siglas en inglés) para que despenalicemos el aborto por violación en Ecuador, y el Comité contra la Tortura ha dicho que no hacerlo constituye una forma de trato cruel, inhumano y degradante. ¿Qué postura tienen tú y tu partido sobre este tema? ¿Qué harán para cumplir con nuestras obligaciones internacionales en materia de derechos sexuales y reproductivos?   

Me apena decirte que, si la mayoría de mujeres no logramos identificarnos contigo y tu candidatura es porque en muchos aspectos parece servir a los intereses del patriarcado que durante décadas ha dominado la política nacional. Cierto es, cuando Correa te mandó a “maquillarte”, denunciaste aquello como un acto de violencia de género. Muy bien. Pero me hubiera gustado verte hacer lo propio cada vez que el líder de tu partido, Jaime Nebot, ha proferido discursos tan o más machistas, homofóbicos y violentos como los del actual Presidente.

Siempre me he preguntado qué cara pones cuando Nebot reta a un adversario político diciéndole “ven para mearte”. O si te indigna, tanto como a mí, cuando utiliza expresiones como “salir del clóset” o “les gusta el palo”, para insultar a quienes lo critican. O si te sientes excluida, como yo, cuando dice que al país hay que recuperarlo “con cojones”.   Me pareció contradictorio que no hayas reclamando, como un acto igualmente denigrante, cuando Nebot justificó tu candidatura diciendo que tú eres “el hombre”, algo que muchos entendimos como un desprecio a tu condición femenina. Dicen por ahí que el que calla otorga, y desafortunadamente, tu silencio en estas cuestiones ha otorgado demasiado.

Finalmente, Cynthia, quiero exigirte que te pronuncies sobre el tema que es el gran lastre de tu candidatura: las graves violaciones a derechos humanos perpetrados durante las administraciones socialcristianas.

Existen al menos 136 casos de desapariciones forzadas, torturas y ejecuciones extrajudiciales cometidas durante el gobierno de León Febres Cordero, que fueron oportunamente reportados en el informe de la Comisión de la Verdad. En las últimas tres décadas, varios activistas y organizaciones de derechos humanos han venido denunciando la existencia de una política gubernamental de fomento —o al menos tolerancia— hacia estos delitos, sin embargo, tus copartidarios, en lugar de iniciar investigaciones y sancionar a los culpables, se burlaban de aquellos llamándoles “cotorras”. Contra la administración de Nebot en la Gobernación de la provincia del Guayas y en la Alcaldía de Guayaquil pesan sendas denuncias sobre abusos policiales y ejecuciones extrajudiciales, pero hasta ahora nadie en tu partido ha dado una respuesta clara y suficiente de lo que pasó en esos casos.

Posiblemente, será por eso que el compromiso de tu eventual gobierno con la defensa y promoción de los derechos humanos haya sido abordado de manera escueta y vaga entre otras ofertas generales de tu campaña. Sorprende que en la sección “Aspectos Sociales” de la propuesta de tu binomio exista un acápite específico sobre el tema “rescate animal” pero ninguno que de manera unívoca, clara y firme se refiera al respeto y garantía de los derechos consagrados en los tratados internacionales, y a la investigación y sanción de los delitos perpetrados en su desmedro. Parecería que tienen miedo o que no les conviene hablar sobre este asunto. Nadie que guarde silencio sobre un tema tan delicado merece ejercer algún cargo público en una democracia moderna.

Cuando escuchaba el otro día tu discurso de aceptación, pensé: “esta tenía que ser mi candidata”. Desafortunadamente, nadie en tu partido entendió la oportunidad histórica que tu candidatura representaba para construir un Ecuador más inclusivo y respetuoso de los derechos de todos. Tus propuestas, que mayormente se centraron en abordar el tema económico ignorando cuestiones fundamentales de derechos e igualdad social, me saben más a decepción que a tiempos de cambio.