Cuatro concesiones mineras explotan territorios muy biodiversos en el Ecuador. Desde 2008, la Constitución ecuatoriana plantea como objetivo nacional alcanzar el buen vivir a través del respeto de los derechos humanos, colectivos y de la naturaleza: es el primer y único país del mundo que reconoce derechos a la Tierra. Sin embargo, estos cuatro proyectos de minería a gran escala ponen en riesgo la altísima biodiversidad de la Cordillera del Cóndor, el páramo de Quimsacocha, los bosques nublados de Pacto – Pichincha, y el valle de Íntag. Las poblaciones de estas cuatro áreas se encuentran en resistencia: dicen que no han sido consultadas, que la minería atenta contra sus ecosistemas (fundamentalmente, amenaza las fuentes de agua), y que su buen vivir es sin minería. Este ensayo fotográfico producido por los fotógrafos Felipe Jacome, Karla Gachet, Ivan Kashinsky, y Santiago Arcos revela los dos caminos contradictorios por los que podría optar el Ecuador: la dicotomía entre las alternativas de desarrollo local productivo y el extractivismo en su mayor expresión.
Esta publicación es una alianza entre GkillCity.com y Everydayecuador, cuenta de Instagram donde los fotógrafos exponen este trabajo sobre resistencia minera. Para más fotografías, visiten @everydayecuador, y la página del proyecto El buen vivir es sin minería.
El proyecto Mirador es la primera mina de cobre y oro a cielo abierto en el Ecuador. Operada por Ecuacorriente S.A., filial de la compañía China CRCC-Tongguan Company, la mina se construye en la Cordillera del Cóndor en la frontera con el Perú, territorio ancestral del pueblo indígena Shuar.
La Cordillera del Cóndor forma parte de la cordillera subandina, una región con los más altos niveles de endemismo y biodiversidad en el mundo. La concesión del proyecto Mirador tiene 2895 hectáreas, de las cuales organizaciones y activistas estiman que, hasta ahora, se han talado alrededor de 400 hectáreas de selva virgen.
Maria Rosario Waar Ampush, una mujer Shuar de más de 100 años de edad, vive en condiciones inclementes después de que la compañía minera le quemara su casa y la expulsara de la tierra de sus ancestros.
Pobladores de la comunidad Shuar de Kupiamas juegan volley. A la distancia se ve el atardecer sobre las montañas de la Cordillera del Cóndor.
Desde la llegada de los españoles hace dos siglos, la Cordillera del Cóndor ha visto la llegada de mineros artesanales. Hoy en día los mineros de la zona continúan probando suerte lavando las montañas de la cordillera en busca de partículas de oro.
Niños de la comunidad Shuar de Kupiamas juegan con jabón en el Río Kupiamas en la Cordillera del Cóndor. La mina llegará a producir 26 mil toneladas de desechos por día y contaminará todas los cuerpos de agua de la zona.
Niños de la comunidad Shuar de Kupiamas observan un mapa del estudio de impacto ambiental del proyecto Mirador.
La neblina envuelve los bosques primarios de la Cordillera del Toistán en la región de Intag, Ecuador. La población de la región ha resistido el ingreso de empresas mineras desde los 90s en un intento de salvar sus tierras. La Empresa Nacional Minera del Ecuador ha resuelto construir una mina de cobre a cielo abierto en la zona.
Iliana Torres mira por la ventana en su casa en Junín, en la región de íntag, Ecuador, el 30 de junio de 2014. Su esposo, el activista Javier Ramírez estuvo encarcelado por casi un año por su resistencia a la minería. Ramírez fue puesto en libertad el 10 de febrero de 2015.
Iliana Torres y su familia trabajan con granos de café antes de que sus hijos salgan al colegio en Junín, región de Íntag, Ecuador, el 30 de junio de 2014.
Justino Ramírez cabalga hacia el sitio donde el gobierno quiere explotar la mina en las montañas encima de Junin, en la región de Intag, Ecuador, el 28 de junio de 2014. Él hace esta cabalgata al menos una vez por semana para contar su ganado.
Justino Ramírez sube al sitio donde el gobierno quiere construir la mina. Él hace este recorrido cada semana.
Rachel Santa Cruz, 4, y Juliana Ramírez, 4, juegan sobre granos de café tendidos a secar en la residencia Ramírez Piedra en Chalguyaco Alto, en la región de Íntag, Ecuador, el 27 de junio de 2014. Justino Ramírez y Carmen Piedra tienen 12 hijos. La mayoría de ellos trabajan en la finca productora de café orgánico.
Los Ramírez Piedra disfrutan su tiempo en familia al caer la noche en Chalguyaco Alto, en la región de Íntag, Ecuador, el 29 de junio de 2014.
Una señora y su nieta caminan entre cañaverales temprano en la mañana para ir a ordeñar sus vacas. El sector es también ganadero, y la producción de leche es otro de sus mayores ingresos.
Vista en el camino de Pacto a San Francisco de Pachijal. Estas tierras se verían afectadas por la minería a cielo abierto. En la parroquia de Pacto al rededor de 15 comunidades serían impactadas, obligando a cerca de 4 mil habitantes a migrar hacia otros lugares.
En la comunidad de Ingapi existe una fuerte resistencia en contra de la minería a gran escala. Henry Hernández, habitante del lugar dice que la gente se va a acoger al derecho de la resistencia y puede llegar a haber conflicto civil entre ecuatorianos.
Mari Loza y Ramiro Obando cocinan la caña de azúcar para elaborar panela. Antes solo se la consumía a nivel nacional, pero hace unos 15 años extranjeros vinieron a investigar sus propiedades y propusieron mejorar las infraestructuras de producción para que cumplan con estándares ambientales internacionales. Hoy se exporta al exterior.
En este lugar se empaca la panela en polvo.
Criaderos de tilapia en San Francisco de Pachijal. Esta es otra de las actividades productivas del sector. Los habitantes dicen que en lo que el gobierno debería ayudarlos es en capacitación, escuelas en donde se enseñe agricultura y biología para aplicarlo en su vida diaria, y construir una vía que les permita sacar sus productos para comercializarlos.
Ilda Rivera ayuda a su madre a lavar la ropa de la familia en la orilla del Río Pachijal. Los niños del sector han crecido jugando en este río.
La producción de leche es la principal actividad económica de Victoria de Portete. Sus vacas se subsisten gracias al agua que baja de las vertientes de Quimsacocha.
El Estado está construyendo una Escuela del Milenio en Victoria de Portete, principal población opositora al proyecto de minería en Quimsacocha, en la provincia del Azuay. El gobierno parroquial, conformado en su mayoría por miembros del partido gobiernista, está planteando cambiar la especialización de este colegio de tecnología en lácteos a tecnología en minas y recursos no renovables. Todo joven que viva en Victoria de Portete y en los pueblos que lo rodean están obligados a asistir a este centro educativo. Los demás planteles educativos públicos serán cerrados.
Moradores de Victoria de Portete discuten cómo distribuir eficazmente la poca agua que les llega de las vertientes de Quimsacocha en una reunión comunitaria. A través de fondos internacionales, miembros de la comunidad han construido repertorios de agua y sistemas de irrigación para optimizar el uso de los 7 litros por segundo que les llega. Para la extracción minera, se usarían 60 litros por segundo.
«Todo lo que estás viendo se va a perder”, dice Federico Guzmán. Parte de los 8030 hectáreas concesionadas a la compañía canadiense I am Gold, misma que después fue vendida a INV Metals, otra empresa minera del mismo país.
“Se empezaron a enfermar los niños, mandamos a analizar y decían que esta agua está contaminada” —dice Mariano Pompilio, de 84 años, uno de los primeros habitantes de Victoria de Portete en resistirse a la minería en 2002 y líder social— “Nosotros vamos sufrir poco, pero nuestros hijos, nuestros nietos, bisnietos… Ellos estarán pobres, acabados. De lo único de vivimos es de el agua que viene de allá arriba.” Pompilio habla de la contaminación que sufrió el agua del pueblo en las primeras etapas de exploración minera en Quimsacocha.
Letrero de oposición a la minería en la calle principal de Victoria de Portete.
Un viernes a las 10 de la noche, Federico Guzmán, principal líder social de Victoria de Portete y miembro del grupo que descubrió el plan minero en Quimsacocha en el 2002, recopila sustentos legales para prevenir la continuación del proyecto minero.
4 proyectos mineros ponen en riesgo la biodiversidad y a los habitantes de la Cordillera del Cóndor, el páramo de Quimsacocha, los bosques nublados Pacto y el valle de Intag