Paso a desnivel colapsado en Guayaquil. Tomado de redes sociales.
Datos sobre el sismo de 7,8 grados del 16 de abril de 2016
Este reporte está actualizado hasta el 16 de mayo de 2016
A las 18:58 locales (–05UTC) del sábado 16 de abril de 2016, un terremoto de 7,8 grados de magnitud sacudió al Ecuador. Según los servicios geológicos ecuatorianos, hasta mayo de 2016 se registraron más de mil cuatrocientas réplicas de diferente intensidad. Su epicentro fue en la ciudad de Pedernales, en la provincia costera de Manabí según datos del Earthquake Tracker del US Geological Survey. A pesar de que inicialmente se habló de una posible alerta de tsunami, pero el Pacific tsunami warning center lo descartó.
Después de casi dos horas sin información oficial sobre el terremoto, el vicepresidente Jorge Glass apareció en un flash informativo para decir que se había declarado el estado de excepción —una medida legal para afrontar emergencias en la que se amplían los poderes del Estado y se restringe algunas garantías constitucionales de los ciudadanos. De acuerdo al decreto firmado por el presidente Rafael Correa desde Roma (donde asistía a reuniones en el Vaticano), durará 60 días (hoy 16 de mayo se cumplen 30) y declaró en emergencia a las provincias de Manabí, Santa Elena, Guayas, Los Ríos, Santo Domingo y Esmeraldas. Este es el estado de los cantones más afectados por el terremoto.
Decreto del presidente Correa con el estado de excepción.
En su informe inicial, el Vicepresidente, desde el ECU 911 —el servicio de Emergencias del Ecuador— dijo que había 16 personas muertas en Portoviejo, la capital de la provincia de Manabí, y 10 en el puerto de Manta. En Guayaquil los reportes indicaban dos muertos: uno en un auto que quedó atrapado bajo el paso elevado en la Avenida de las Américas y una adolescente en un centro comercial.
En las provincias afectadas se registraron cortes de luz y de líneas telefónicas. En Pedernales hubo saqueos en medio de la oscuridad. Mucha gente volvió a dormir al pie de sus casas a punto de derrumbarse para evitar que las pocas cosas que no perdieron sean robadas, mientras otras intentaban rescatar a sus familiares de entre los escombros. Eric Samson, reportero de Radio Francia Internacional, reportó el domingo para GkillCity.com desde ese pueblo, el más golpeado por la catástrofe.
Las líneas de celular colapsaron desde las 18:00 hasta las 21:30, pero algunos usuarios reportaron no tener acceso a servicio de datos en diferentes partes de la costa del Ecuador. La operada Claro explicó que el sismo habría movido el ángulo de las antenas, y recomendó utilizar los servicios de SMS en lugar de las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram. Ante la falla de los sistemas de mensajería, Google habilitó este formulario para buscar personas en Ecuador.
Otros reportes decían que varias casas y edificios colapsaron en Manta, Guayaquil, Esmeraldas. Según la información oficial, hay 50 casas colapsadas en la ciudad de Babahoyo. En la ciudad de Chone, una pared en el hospital local se desplomó.
Daños en el centro comercial San Marino de Guayaquil (tomado de redes sociales)
Puente desplomado en la Avenida de las Américas en Guayaquil. (tomado de redes sociales)
Edificio en Manbí (tomado de noticieros de televisión)
En las primeras horas, la información se volvió confusa. Se ordenó evacuar el Hospital del Niño de Guayaquil. El Instituto Geográfico dijo que la réplica la más fuerte había sido de 5,6 grados. En pocas horas, comenzaron a circular mensajes de voz por redes sociales anunciando un nuevo gran terremoto. Esas versiones carecían de fundamento científico.
Se movilizaron 300 bomberos a Manabí desde todas las ciudades del Ecuador. También tres mil quinientos policías y diez mil soldados soldados fueron enviados a la costa ecuatoriana. El vicepresidente Glas, además, dijo preliminarmente que se destinarán 300 millones de dólares para atender la emergencia. Según el presidente Rafael Correa, la reconstrucción tomará años y posiblemente miles de millones de dólares. Unos días después de la tragedia, anunció una serie de medidas económicas que incluían el incremento de dos puntos al impuesto al valor agregado (IVA, del 12 al 14) y la venta de activos estatales, como el 49% de una de las hidroeléctricas y los medios de comunicación incautados a la familia de exbanqueros Isaías, a los que la justicia del Ecuador reclama en extradición a los Estados Unidos.
Las manifestaciones de solidaridad y ayuda de ciudadanos de todo el mundo fueron abrumadoras. Se crearon iniciativas civiles y de la empresa privada, de agencias internacionales y estatales para socorrer a los damnificados. La aplicación de posicionamiento global Waze ha comunicado vía Twitter cómo se puede utilizar su programa para encontrar sitios seguros en Ecuador. Según su mensaje, para dirigirse al más cercano basta con escribir la palabra «Ayuda».El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha abierto una cuenta bancaria que ha puesto ha disposición del gobierno ecuatoriano recibir donaciones internacionales. Estos son los datos para las personas que están en el exterior. Varios ciudadanos en diferentes ciudades del país se organizaron para recolectar alimentos no perecibles y otras donaciones para llevar a los barrios más afectados. Este es un mapa con los puntos de donación en diferentes partes del país, aunque según varios reportes las donaciones han caído a menos del 50% del volumen inicial.
La Secretaría Nacional de Gestión de Riesgos —la oficina estatal para prevención y manejo de desastres naturales— publicó su último reporte de situación el 11 de mayo de 2016 a las 18h00. Según el boletín, hay 660 muertos pero no reporta desaparecidos. Algo que sí hacía en el informe anterior. En Pedernales, la ausencia de información oficial, clara y precisa preocupa a sus habitantes. Desde el 21 de abril de 2016, el Estado no publica la lista con los nombres de las personas fallecidas, algo que hizo inicialmente pero luego, sin mayores explicaciones, retiró del aire.
Para las 23h34 del sábado 16 de abril, las ciudades más afectadas seguían sin tener total cobertura eléctrica pero se había restablecido en Esmeraldas «en un 37%; el 63% en Santo Domingo; 67% en Los Ríos; 82% en Santa Elena y 98% en Guayas». Un grupo de voluntarios que diseñan mapas digitales humanitarios en catástrofes humanitarias —como en el terremoto de Nepal de 2015— ha ofrecido su ayuda al gobierno para mapear las zonas afectas. La información que generen podría ayudar a que organizaciones humantarias rescaten a damnificados y envíen asistencia a zonas aisladas. Una estrategia digital de ayuda que ya función en 2010 y 2011, en los terremotos de Haití y Japón.
Vía Portoviejo a Pedernales. Tomada de redes sociales
Un mes después, en las ciudades más devastadas las tareas de recuperación de cadáveres han terminado y dado paso a la demolición de edificios en mal estado. Poco a poco, el país comienza a entender la dimensión de la tragedia, y lo mucho que costará que pueblos como Pedernales se recompongan. La industria camaronera de esta ciudad de sesenta mil habitantes era la fuente de trabajo de más del 95 por ciento de ellos y está severamente afectada. El Presidente de la Asociación de Camaroneros se queja de que los planes para la reactivación económica que ha propuesto el Estado exigen requisitos que les son imposibles de conseguir, en plazos que le parecen demasiado largos. «La emergencia es ahora, no en 60 días», dijo en una entrevista. Otros pedernalenses empiezan a intentar la reconstrucción no solo de su pueblo, sino de sus vidas y negocios. Como dijo le dijo el pedernalense Carlos Mendoza a un grupo de vecinos: «Ya ha pasado un mes del terremoto. Es muy duro ver en ruinas al pueblo que te vio crecer y superarte, pero son cosas de la naturaleza. Pero yo no me voy, yo me quedo». Como él, otros pedernalenses han vencido el temor y el dolor de los primeros días y han vuelto a trabajar, convencidos de que a la ciudad la reconstruirán ellos. Mientras tanto, el resto del país —con sus polos de discusión política Quito y Guayaquil— intenta mirarse al espejo de Manabí, una provincia con severas carencias materiales, pero valiente y generosa, e intenta responderse cuál es su relación consigo mismo. Como si en la respuesta a esa pregunta hubiese una reconciliación tras una década de polarización y heridas profundas. Todo dependerá de si queremos aprender lecciones después de la tragedia, o si queremos darlas.