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Fotografía de Agencia Andes bajo licencia Creative Commons CC BY-SA 2.0. Sin cambios

El arranque de Ecuador en las eliminatorias a Rusia 2018 no podía ser mejor: aquellos errores individuales que tanto le costaron a la selección en el mundial de Brasil —y en la Copa América de Chile— no sucedieron más: no hubo un disparo demorado que desembocara en contraataque y gol enemigo, ni una cobertura desconcentrada en el córner, ni un jugador que provocara la anulación de un tanto de penal por invadir el área. Antonio Valencia volvió a ser el de antes: se llevó en velocidad a la defensa argentina. Felipe Caicedo volvió al gol, uno en cada partido. Un triunfo de visita donde nunca antes, otra victoria, en casa, pese a la cancha inundada. Cuatro goles a favor, ninguno en contra, seis puntos en dos partidos, la Tri no es primera por diferencia de gol. Y todo esto sin que jugara Enner Valencia, cuya titularidad solo la puede evitar la lesión de la que apenas se acaba de recuperar. En realidad, de eso se trata: Ecuador pudo jugar bien y ganar como nunca sin Enner. Aunque los nombres son los mismos, en la selección por fin hay banca.

En Buenos Aires, el primer gol de Ecuador nació de un tiro de esquina de Fidel Martínez —ingresado a los 74’— que Segundo Castillo —a los 76’— peinó para Fricson Erazo. El segundo, ochenta y seis segundos después, fue el producto de una corrida imparable de Valencia que solo fue posible por una habilitación —tan instintiva como precisa— de Miler Bolaños, el hombre que ocupó la vacante de Enner.

Según Mariano Closs, comentarista deportivo argentino, el problema con el equipo del Tata Martino fue conceptual: “no saber decir en el segundo tiempo ‘no vayas’”. La condición física de los ecuatorianos —un factor que, aunque ha sido desaprovechado, no es nuevo— no era para que Argentina se plantara tan arriba en la última parte del partido.

A Pep Guardiola se le armaba un lío en el banquillo del Barça cada vez que sacaba a Leo Messi de la alineación titular. Pep lo contó en una entrevista para la web corporativa del fabricante de automóviles Audi. “Todo el mundo quiere jugar, pero solo puedo poner once en el campo a la vez”. En ese momento, estaba hablando de los problemas que podría provocar una banca con demasiada diversidad. Pero una banca diversa, si se la sabe administrar, trae soluciones: en septiembre de 2015, las cámaras mostraban la cara de sorpresa del propio Guardiola en el banquillo de Bayern Munich luego de que el delantero polaco Robert Lewandowski entrara no solo a darle vuelta a un partido que perdían 1-0 contra el Wolfburgo, sino para inaugurar un récord: cinco goles en nueve minutos.

Las sustituciones son un tema que presiona a cualquier técnico. El psicólogo deportivo y conferencista argentino Marcelo Roffé se pregunta “¿por qué a los entrenadores les cuestan los cambios?”, y él mismo se responde: porque no quieren equivocarse. “Hay entrenadores que están pensando más en lo que pueden perder que en lo que pueden ganar”, dice. Pero invariablemente, hay siempre una condición: depende también de qué tiene en el banco. “Si no hay recambios… la cosa se pone difícil”.

En apenas dos partidos, la selección ecuatoriana ha probado al menos dos personas que van a darle algo diferente: Fidel Martínez y Juan Cazares. En la segunda fecha de las eliminatorias, contra Bolivia, un partido trabado en una cancha ensopada, el volante de Banfield fue fundamental a la hora de abrir espacios para Ecuador: primero, con su remate desde afuera que se estrelló en el vertical. En el gol, su ejecución fue impecable: fue el pedazo de pared que Miler Bolaños encontró para desmarcarse. Su habilitación no pudo ser más precisa: la bola cayó entre el punto penal y el área chica, lo suficientemente lejos para la intercepción de un defensa, lo justo para que el arquero no pudiera achicar: un espacio pequeño para cualquiera que pone un pase a un compañero que va corriendo. Cazares ya había mostrado algo parecido cuando entró a jugar contra el mismo rival en la Copa América de 2015: en un primer tiempo tan desastroso, con un 3-0 en contra, que en la segunda parte (que terminó en un apretado 3-2 a favor de los bolivianos) parecían otros los equipos en la cancha.

El técnico español Enrique Durán —excoordinador de la escuela del Barça—, explica que la forma de hacer los cambios determina al técnico: “hay entrenadores que siempre esperan al movimiento de su adversario para empezar a mover sus fichas, mientras que otros prefieren iniciar la jugada generando problemas al equipo contrario”. Durante el proceso de eliminatorias a Brasil, Fidel Martínez no tenía un lugar en el equipo —ni siquiera en la banca— porque su estilo no era el que requería la selección de Reinaldo Rueda. Hoy, en la etapa de Gustavo Quinteros, parece que la diversidad es bienvenida: jugadores con nombres que ya conocíamos han tenido su oportunidad. Y han hecho la diferencia.

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¿Es la mayor virtud de Gustavo Quinteros saber cuándo hacer cambios?