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El quince de enero del 2015, el ex Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Ernesto González, presentó su libro “Testimonio de un Comandante”, en el que analiza varios hechos del 30 de septiembre del 2010. González dice que el Presidente estuvo retenido y no secuestrado, y que no hubo intento de golpe de Estado. Sus conclusiones reflejan ingenuidad e  incómodos hechos sobre el sistema de inteligencia ecuatoriano.

González descarta la hipótesis de golpe porque dice que el sistema de inteligencia militar no lo reportó. La pregunta es ¿por qué no lo reportó? El sistema de inteligencia militar está a cargo de la Dirección de Inteligencia del Comando Conjunto y trabaja en conjunto con Direcciones similares en las tres ramas de las Fuerzas Armadas. Cabe resaltar que no existe comunicación directa entre estos organismos y el Presidente, sino que estos reportan directamente al Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas. Según el ex ministro de Defensa, Javier Ponce, ese 3o de septiembre, González le dijo que algunos generales querían publicar un comunicado para pedir al Gobierno que se derogue la Ley de Servicio Público que desencadenó la insurrección policial. De acuerdo a las declaraciones de Ponce, la derogación de la Ley era una demanda de los generales reunidos con González, antes de dar esta declaración muy importante, que reafirmaba la obediencia militar a la cadena de mando nacional encabezada por el Presidente Correa. Quienes pidieron la derogación de la ley ¿eran los mismos directores de Inteligencia que debieron avisarle sobre un posible golpe?

Si existía malestar común en segmentos importantes del sistema de inteligencia militar, es natural entender que su funcionamiento haya sido inadecuado para detectar la existencia de un proceso de golpe de Estado. Para entenderlo mejor, es necesario saber cómo funciona -o debía haber funcionado- el proceso de toma de decisiones del 30S. El Estado mayor conjunto debía estar involucrado, para garantizar una deliberación militar que diera como resultado una operación exitosa. El Estado mayor conjunto incluye a los generales a cargo de las direcciones de inteligencia en el Comando Conjunto, la Fuerza Terrestre, y la Fuerza Aérea. Adicionalmente, tuvieron que haber estado los Comandantes Generales de las tres ramas de las Fuerzas Armadas junto con al menos otros tres generales del Estado mayor conjunto.  Esto hace que, además de González, en la reunión debían estar otros nueve oficiales generales, entre ellos los directores de inteligencia militar.  De esta forma, según las declaraciones de Ponce, no es inverosímil considerar la posibilidad que parte de los generales que hayan pedido la derogación de la Ley hayan sido aquellos a cargo del sistema inteligencia militar. Hasta que no se conozca quiénes fueron los oficiales Generales en esa reunión, citar la falta de reportes de inteligencia militar como evidencia de inexistencia de un golpe de Estado, es débil e inadecuado.

Otro elemento que afecta la afirmación de González son las limitaciones del arte que es la inteligencia militar. La inteligencia militar recopila datos dispersos u ocultos sobre una amenaza y los analiza para construir escenarios y cursos de acción posibles para contrarrestarla. Es un arte imperfecto. No se puede conocer el 100% de una amenaza actual o futura. En 1940,  la inteligencia militar francesa fracasó estrepitosamente en detectar el área de penetración del ejército alemán lo cual llevó a la caída de Francia. En el 2014, Estados Unidos fue incapaz de anticipar la invasión de Crimea y Ucrania del Este por parte de tropas rusas del Comando Estratégico del Sur. Afirmar que no existió un intento de golpe de Estado porque la inteligencia militar nunca reportó sobre esta posibilidad es manifestar una drástica falta de sensibilidad ante las limitaciones de esta herramienta de investigación y análisis.

La ingenuidad del general González es aún más difícil de entender si se recuerda que la inteligencia militar ecuatoriana no pudo anticipar el ataque colombiano a Angostura en el 2008. Esto no tiene como intención desprestigiar el importante trabajo realizado por militares que se exponen día a día por penetrar y mapear peligrosas organizaciones estatales o no estatales, pero no se puede ocultar el hecho que Angostura ya había demostrado que Ecuador tenía debilidades estructurales en inteligencia militar que no se solucionarían con la creación de la Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN) y unos cuantos incrementos presupuestarios.  Es triste ver que las declaraciones del general González demuestran que aún no se ha interiorizado sobre el tiempo, esfuerzos, y riesgos que tomará solucionar esas debilidades.

El libro del general González deja dos tareas: que la Fiscalía General del Estado investigue quiénes fueron los generales que pedían la derogación de la Ley de Servicio Público durante el 30 de Septiembre, y que se fortalezca el sistema de inteligencia militar nacional. La investigación es necesaria para conocer si los oficiales condicionaron su voluntad de respetar la cadena de mando a una acción de esta naturaleza, y, por ende incurrieron en traición e insurrección. Y aunque en el campo de la inteligencia militar se han logrado avances positivos como la creación de la Secretaría Nacional de Inteligencia (SENAIN) o el aumento de presupuesto en el área, aún hay que reducir los roles en ambos sistemas -policías y militares- para permitir la especialización y el uso eficiente de los recursos.

Las declaraciones del general González no deberían ser el dictamen final sobre lo que realmente pasó el 30S. El argumento del ex Jefe del Comando Conjunto no es prueba de la inexistencia de un proceso de golpe de Estado durante ese día. Más bien, deja muchas más preguntas sobre los acontecimientos que realmente ocurrieron en el Ministerio de Defensa antes de la declaración de prensa militar.  Adicionalmente, la afirmación del General nos tiene que llevar a seguir analizando el estado del sistema de inteligencia nacional con una mirada realista sobre sus necesidades, potenciales, y limitaciones. 

Bajada

¿Prueba el libro del general González que el 30S no fue un intento de golpe de Estado?