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Los arqueros casi nunca ganan premios individuales y las razones son obvias. El Balón de Oro de la FIFA es al fin y al cabo un concurso de popularidad. Votan los capitanes y entrenadores de las selecciones nacionales. Todos ellos profesionales, sí, pero hinchas también. Y como buenos hinchas, valoran más el oficio de proveer el orgasmo del gol que la vocación esquizofrénica y masoquista de evitarlo. Son pocas las oportunidades que tiene este año Manuel Neuer de vencer a Cristiano Ronaldo y Lionel Messi como mejor jugador del planeta (a pesar de ilustres espaldarazos como el de Maradona, Michel Platini o la revista francesa L’Equipe), pero está entre los tres finalistas y sería un merecido reconocimiento tanto para una de las posiciones más importantes –y menospreciadas– de la cancha como para un deportista que juega más allá del deber.

El oficio de tapar requiere un carácter especial. El arquero es por definición un aguafiestas, su trabajo es ahogar con un flechazo a la garganta el grito del gol propio. El guardameta es por definición un salvador, su trabajo es mantener cerrada la puerta del infierno del gol ajeno. Cualquier jugador de campo puede cometer un error garrafal en sus funciones y luego borrarlo de la memoria de la grada con un gol. Si el portero se equivoca, es gol en contra casi siempre y este no puede hacer más que intentar no volver a equivocarse y que otros sean quienes lo rediman. Es la posición más importante a nivel profesional (bien dice un popular adagio futbolero que “el equipo se arma de atrás hacia adelante”) y a la vez la menos codiciada en los patios de colegios alrededor del mundo. Puedes ser el mejor arquero del mundo, evitar cinco goles cantados en una final, tener un récord mundial de imbatibilidad y aun así probablemente saldrás a un costado en las fotos de los títulos, siempre a la sombra de los goleadores y gambeteadores.

Bueno, casi siempre. De cuando en cuando asoman arqueros tan excepcionales que rompen con las convenciones y se ganan un lugar en el corazón de la grada. René Higuita con sus ínfulas de delantero y acrobacias desquiciadas, Sergio Goycochea con su aura de arquero “tapa penales”, Iker Casillas con sus dotes de liderazgo, Gianluigi Buffon con su imponencia y agilidad… Un Balón de Oro para Neuer sería un reconocimiento quizás algo tardío, pero no menos oportuno para todo aquel que ha dejado su huella bajo los tres palos y para todo aquel que sueña con hacerlo algún día.

Desde que existen los premios individuales –el “Balón de Oro” en Europa y el creativamente nombrado “Futbolista del Año” en Sudamérica–, apenas dos porteros han recibido la máxima distinción en su respectiva confederación. En Sudamérica fue el paraguayo José Luis Chilavert en 1996 y en Europa, el soviético Lev Yashin en 1963. En formas muy distintas, ambos jugadores tuvieron lo que necesita un arquero para destacar y ser reconocido por encima de defensas, volantes y delanteros: ser algo más que simplemente un buen arquero. Es necesario ser un excelente arquero y además hacer un aporte extraordinario al juego que vaya más allá del deber. Mientras el delantero gana premios por hacer goles, que es su trabajo, el portero debe desdoblarse e ir mucho más allá de su tarea de atajar tiros para ser considerado superior al jugador de campo.

Lev Yashin, mejor conocido como “la araña negra” por su vestimenta oscura de pies a cabeza, inventó básicamente todo lo que hoy son las tareas básicas de un portero a nivel profesional. Antes de Yashin, el portero era una figura sumisa, un total especialista sin mayor tarea que la de estar quieto bajo los palos y reaccionar solo ante un disparo inminente. El imponente soviético rompió los esquemas vociferando órdenes a sus defensas desde atrás, interceptando centros lejos de la línea de gol y hasta saliendo del área para intimidar y disminuir el ángulo de remate a un delantero en carrera directa al arco. También ayudó a popularizar la práctica de salir con los puños a rechazar en vez de siempre intentar agarrar el balón. En la década de los sesenta, Yashin se inventó al portero moderno. José Luis Chilavert era un gran portero que ayudaba a sacar adelante a sus equipos con una cuota de actitud y liderazgo impresionante. Pero tenía algo más. Su zurda privilegiada no perdonaba a la hora de patear un tiro libre directo. Era un arquero con gol, un oxímoron viviente. “Chila” aportaba algo único aparte de precisión, potencia y comba en el disparo: el efecto sicológico de que un arquero sea el que te marque. Es ridículo dejar el arco solo o protegido por alguien que no puede usar las manos para ir a cobrar un tiro libre. Es ridículo que el mejor pateador del equipo sea el arquero. Y sin embargo, fue Chilavert el que dejó en ridículo al contrario en 62 ocasiones, incluido un hat-trick en 1999 en la liga argentina.

Ahora, Neuer tercia para alcanzar lo que en su momento lograron Yashin y Chilavert. Pero, ¿es Neuer el mejor jugador del mundo? No. Cristiano y Messi son con resto los dos mejores jugadores en la actualidad y lo seguirán siendo al menos hasta el próximo mundial. Cambiemos la pregunta: ¿merece ganar el Balón de Oro 2014? Sí, por dos razones.

Primero, Messi y Ronaldo tuvieron temporadas relativamente discretas. Ronaldo ganó la Champions con el Real Madrid pero él no fue la estrella excluyente. Ha tenido un registro goleador impresionante (27 goles en 33 partidos) en el arranque de la presente temporada, pero el mundial también cuenta. Ahí apenas marcó un gol y no pudo guiar a Portugal fuera de la primera fase en un grupo asequible. Messi, en cambio, tuvo un buen mundial. Cargó a Argentina hacia octavos exclusivamente en sus hombros, pasando un rol más creador que goleador camino a la final. Con un socio más efectivo que Palacio o Higuaín, tal vez la copa habría dado la vuelta al Obelisco en Buenos Aires. A nivel de clubes, 2014 fue un año para el olvido para “la pulga”. Pese a haberse convertido en el máximo goleador de la historia de La Liga española y de la Champions League, el Barcelona dejó escapar dos títulos (Liga y Copa) en las últimas jornadas de la temporada 2013/2014.

La segunda razón es el propio Neuer, quien ha hecho suficientes méritos grupales e individuales para alzarse con el premio. Ha sido una pieza fundamental en el resurgir del Bayern de Múnich en los últimos años. Los bávaros han recuperado su lugar como una de las potencias del fútbol europeo. Llegaron a dos finales de Champions League en los últimos tres años, con una victoria en la edición 2012/2013. A nivel doméstico no tienen rival. No hay equipo en Alemania que se les pare. Llevan dos temporadas siendo los menos batidos en la Bundesliga: 18 goles en contra en la 2012/2013 y 23 en la 2013/2014. Este dato también los convierte en el equipo menos batido de las cuatro ligas más importantes de Europa (Inglaterra, España, Italia y Alemania) en los últimos dos años, y van camino a extender ese honor un año más con apenas cuatro goles en contra a mitad de la presente temporada. A nivel de selecciones, Neuer fue el arquero titular del equipo campeón del mundo en Brasil 2014. Y más alto no se llega.

Ese resto, ese algo más que hace a Neuer merecedor de un premio que se le ha negado a grandes como Gigi Buffon, Casillas u Oliver Kahn, es su faceta de arquero-líbero que mostró durante el mundial. El partido de octavos de final ante Argelia fue la muestra más clara de esto. Todo el poderío de Alemania estaba volcado al ataque, a quebrar la férrea disciplina de los corajudos africanos. Con un abrumador 78% de posesión, los alemanes dominaron el partido, pero sin efectividad de cara al arco. Neuer, en vez de quedarse parado en su arco, adelantó su posición y actuó más como un último defensor que como un arquero a lo largo del partido, participando en la construcción del juego desde atrás, mostrando un oficio para los pases poco común en su posición. En tiempo reglamentario quedaron iguales a cero y en la prórroga, Alemania ganó 2-1. El equipo de Joachim Low sobrevivió un partido que se le complicó más de lo esperado y el mundo pudo ver una nueva forma de ejercer la vocación de amargarle la noche al contrario.

Neuer vs. Argelia. Octavos de final, Brasil 2014

Después del mundial, Neuer ha tenido chispazos para empujar más allá sus habilidades con los pies. Quizás su mayor atrevimiento vino en un partido de liga contra el Hamburgo, donde enfrentó con total descaro a dos rivales en lugar de despejar como manda el manual. Hasta qué punto podría darse esa clase de lujos contra rivales de más jerarquía como el Real Madrid o el Chelsea, es difícil saber. Sí está clara la ventaja de contar con un arquero de buen pie, capaz de habilitar con saques precisos como el del primer gol de Alemania en octavos de final de Sudáfrica, donde los ingleses cayeron por 4-1. Fue un saque de arco descomunal, tan fuerte que el balón solo tuvo que rebotar dos veces (el segundo en el área rival) y, antes de que haya un tercero, Miroslav Klose aprovechó ese pase gol de al menos ochenta metros para vencer a David James.

Neuer habilita a Miroslav Klose para el primer gol del Alemania 4-1 Inglaterra. Octavos de final, Sudáfrica 2010.

El buen pie de Neuer no se limita a un potente saque largo, su pase corto preciso también es un activo para el juego de posesión. Las estadísticas de Neuer en Brasil 2014 lo evidencian: 244 pases completados. Cuatro de cada cinco encontraron los pies de un compañero. El único arquero con un registro comparable fue Tim Howard de Estados Unidos (eliminado en octavos de final), con 138 pases completados y una efectividad del 80%. Los números no mienten. Neuer es un fuera de serie. Combina el talento y la agresividad bajo los palos de los buenos arqueros de antaño con la visión táctica y adaptabilidad que el juego moderno le exige a los grandes jugadores. Pep Guardiola y su Barça de las seis copas destronaron al 4-4-2 como la alineación canónica del buen fútbol, pero Alemania y el Bayern han llevado el 4-3-3 (con variaciones propias) a nuevas alturas. Si el juego de posesión se ha vuelto el modelo a seguir en el fútbol contemporáneo, Neuer es el ejemplo del arquero perfecto para ejecutarlo. Messi y Ronaldo fueron premiados por mostrar que se puede ser el mejor delantero del mundo sin estar clavado en el área rival. Neuer debería ser premiado por mostrarnos que se puede ser el mejor arquero del mundo sin estar clavado en al área propia.

Bajada

¿Puede el arquero alemán ganar el Balón de Oro de la FIFA 2014?