bolanos_sr_juez.jpg

¿Es justo condenar a un hombre que tala por convicción?

Todos estamos consternados, señor Juez.

Pero es exagerado llegar a estas instancias por un incidente de este tipo. Todos aquí estamos de acuerdo en que Alex Bolaños es un salvaje de la marca. No es la primera vez que lo expulsan. Siempre tuvo este tipo de actitudes en la cancha. Apenas en septiembre del 2014 le rompió la camiseta a su hermano Miler en otro Clásico del Astillero, y -como no les quedaban más camisetas a los utileros de Emelec-, el menor de los Bolaños tuvo que salir. Esa vez, Alex hizo su trabajo, aunque de una manera poco convencional: sacó de la cancha al más habilidoso rival. Y en 2012, cuando jugaba en Deportivo Quito, tiró una patada que le rompió el alma al lateral izquierdo de Barcelona, Roosevelt Oyola. No vine aquí para alegar demencia.

Mi cliente es honesto aunque sea brutal. O un poco bruto para jugar, como diría ese filósofo del fútbol que es Daniel Angulo. Hay que entenderlo. Si Zico era el Pelé Blanco, el señor Alex Bolaños es el Carlos Hidalgo negro. Es capaz de deslizarse en media cancha y hacer saltar a un rival que llega con oportunidades inequívocas. Pero nunca con mala intención, ese es su trabajo. La de la final pudo haber sido una jugada poco relevante; sin embargo, el partido con Emelé era para poner nervioso a cualquiera. ¿Pero decir que vendió su expulsión? Eso es inaudito. ¡Están diciendo que Alex Bolaños es un sicario del fútbol! Que él sabe que va a hacer daño, y no es así. Él lo hace honestamente. Va a romperle las piernas a sus rivales por convicción. No discrimina a nadie, ni aunque sea su hermano. Y eso es honestidad, por donde se lo mire. Después de todo, es un volante de marca, el cinco, “la quina”, el que tiene que impedir que pasen a como dé lugar. ¿O acaso se olvidan de Genaro Gattuso, Nigel de Jong, Thomas Gravesen, Pepe o Edwin Tenorio? Verdaderos carniceros a los que no les pesaba acabar con la temporada de su rival, con tal de cumplir con su trabajo.

Mi cliente es solo un luchador, un killer. Nunca vendió su expulsión, señor Juez, porque no había la necesidad. Ese es su estilo de juego. Ya lo expulsaron antes en esta temporada, y en la anterior, e incluso en otras en este mismo equipo. No podemos juzgarlo por ser quien es. Estamos aquí para ratificar que es un marcador despiadado, pero no un vendido. No es justo que su empleador lo humille frente a sus compañeros y luego ante la hinchada. No podemos permitir que la honra de un hombre de convicciones se vea afectada por reacciones como esta. No es que sea un jugador correcto. Mi defendido podrá ser un salvaje de la marca, señor juez, un militante de la entrada fuerte, un talador de piernas. Todo eso puede ser. Pero ¿vendido? No, señor Juez. Vendido, no. Todas las acusaciones en su contra son infundadas, producto de la embriaguez de la derrota. Y desconocen por completo quién es: Un cinco duro y pegador que estaba haciendo lo que sabe hacer, de la mejor forma que podía. A Alex Bolaños lo expulsaron de puro honesto.