¿Ha perjudicado el sistema del campeonato ecuatoriano al “ballet azul”?
El campeonato ecuatoriano de fútbol ha sido injusto con Emelec. El formato no le sienta. En tres de los últimos seis años, ha sido el que más puntos acumuló, algo que está cerca de repetir en esta temporada. Pero solo una vez alcanzó el título. Desde 2009, Emelec se ha dedicado a arrasar en la primera etapa. Ganó cinco de seis, incluyendo la de 2014. Pero los millonarios llegan desgastados a las últimas fechas. Hoy, el club vuelve a estar en esa situación. Luego de su derrota contra el Deportivo Cuenca, está sin opciones de ganar la segunda etapa, y espera por conocer al que será su retador en la final, una instancia que perdió las dos veces que la disputó –2010 y 2011– desde que se implementara el sistema vigente del torneo. La final le ha sido esquiva. Tanto, que cuando fue campeón en 2013, no tuvo que jugarla porque había ganado las dos etapas.
Deportivo Cuenca 2-1 Emelec. En un mal día de Gabriel Achilier, los eléctricos se quedaron sin posibilidades de ganar la segunda etapa de la temporada 2014, y tendrán que jugar la final.
Desde 2009, Emelec ha acumulado un total de 497 puntos (un promedio anual de 83). Es el equipo con mejores resultados en los últimos seis años. De largo. Le sigue Liga de Quito con 446. En ese periodo, los “eléctricos” nunca bajaron del segundo lugar en la tabla acumulada. Si hay un aspecto valioso en el equipo, es la continuidad. Tanto, que en su plantel hay ocho veteranos de finales: Pedro Quiñónez, Gabriel Achilier, José Luis Quiñónez, Xavier Klimowicz, Fernando Giménez, Fernando Gaibor, Ángel Mena y Óscar Bagüí. Pero esa continuidad parece incompatible con un sistema que está hecho para que ¬–al final– todo se decida en solo dos partidos. Es no reconocer la regularidad. Es un sinsentido que le pasó factura a Emelec desde que resurgió en 2009. Luego del fracaso en 2007 y 2008, los azules ganaron aquella primera etapa, pero eso no les dio derecho a disputar el título: En el complejo torneo de ese año –que incluía una ronda que emparejaba equipos que jugaran “clásicos”– la final la jugaron Deportivo Quito y Deportivo Cuenca, que habían ganado sus grupos en una tercera ronda. Sí, ese campeonato tuvo cuatro fases. Mientras la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) experimenta sistemas, la continuidad de Emelec es minimizada.
A Gustavo Quinteros, entrenador azul desde 2012, no le gusta la idea de jugar una final. “Siempre he pensado que el campeón debería ser el que más puntos sumó a final de año”, dijo en una entrevista para El Telégrafo en 2013. Suena lógico cuando hay un equipo que siempre está en la pelea en la serie A local al mismo tiempo que disputa las rondas de eliminación directa en torneos internacionales. En el Congreso Ordinario de la FEF, en enero de 2014, se habló de la posibilidad de que no haya final, una propuesta hecha por clubes de la serie A, pero no fue aprobada. Las reglas están puestas. Los “azules” deberán enfrentarse no solo a un rival, sino a su pasado reciente: La última vez que Emelec ganó una final fue en 1988. No importa que el contrincante sea Barcelona o Independiente del Valle, la presión estará sobre el cuadro millonario, porque es el campeón y porque carga la ‘cruz’ de los últimos cinco años. Aunque muchos hinchas ‘eléctricos’ lo nieguen, saber que habrá final los incomoda.
Hasta el momento, se repite la historia de 2010 y 2011: Emelec ganó la primera etapa, no le alcanzó para la segunda, y ahora tendrá que disputar el campeonato contra un equipo impulsado por un “envión ganador”. Pero esta vez hay un cambio sustancial: Si Quinteros quiere, la última fecha puede servir para que sus titulares descansen y lleguen frescos a la primera final, el miércoles 17 de diciembre. Para el ‘bombillo’, es la oportunidad de reafirmar el valor de su proceso, de validar seis años de constancia y superioridad sobre los otros equipos. Es la ocasión para romper ese cuento sobre su incapacidad de ganar finales. El sistema del campeonato está en deuda con Emelec, y es tiempo de colectar.