Emelec tiene un verdugo en el otro equipo del Astillero
Ya se ha vuelto costumbre. Tanta es la tensión en el Clásico del Astillero que nadie arriesga nada. Y el partido lo ha ganado Barcelona como quien no quiere la cosa. Una corrida por izquierda de Christian Suárez terminó en un centro al ras que encontró al hombre correcto, Ismael Blanco. Con un toque preciso y delicado –casi etéreo– el delantero argentino desvió apenas la pelota hacia el otro palo. Regresaba Esteban Dreer, pero muy regalado. Al final lo traicionó el instinto. Se quedó corto porque pensaba que Blanco la iba a poner en el primer palo, como aconseja Samuel Eto’o. Dreer puede confirmar que el del Chivo es el pase de la muerte.
El goleador de Barcelona no solo descolocó a Dreer, sino a todo su equipo en la tabla de posiciones. Luego de vencer a Mushuc Runa por 1-0, Independiente del Valle le lleva once puntos a Emelec. Liga de Quito le saca cuatro. El partido pendiente ya no le alcanza al ballet azul ni para el tercer puesto. A cinco fechas de acabar la segunda etapa, la final parece inevitable. Emelec tendrá que vérselas con alguien, y talvez la próxima fecha venga con final adelantada, cuando Independiente llegue al estadio George Capwell.
Con el triunfo en el Clásico, a los amarillos aún les queda una leve esperanza. Claro, eso es lo último que se pierde. Barcelona sigue segundo en la tabla, cinco puntos por debajo de Independiente, y talvez esta victoria sirva para agarrar el ímpetu perdido. Su importancia es psicológica: Siempre es bueno triunfar sobre el rival de toda la vida.
Frustrado. Así está Emelec. No es para menos luego de perder un partido donde siempre estuvo mejor. La imprecisión le cuesta demasiado. El fútbol no es negocio para a un equipo que juega con verticalidad pero no concreta. Porque el Clásico fue una mentira. Ángel Mena hizo lo que quiso todo el primer tiempo, excepto el gol. Hasta el juvenil Bryan Angulo estuvo mejor. Y un tiro libre perfectamente ejecutado por Pedro Quiñónez se estrelló en el palo, como si fuera un recordatorio de que hace rato que se les complica embocar.
El técnico de Emelec, Gustavo Quinteros, tenía razón cuando dijo, después del Clásico de septiembre, que “la falta de definición se nota más en Emelec porque genera mucho”. O Rubén Israel lo tiene medido a Quinteros, porque el partido ha sido casi el mismo, y ha terminado exactamente igual: Un juego sin mucha salida pero dominado por Emelec y donde una individualidad de Blanco hizo la diferencia.
El azul se quedó en Blanco.