no_hay_programacion_de_cine_pero_futbol_sobra._tomado_de_la_cuenta_de_tuiter_de_kennethcarrera.jpg

¿Qué pasará con el único cine independiente de Guayaquil?

Los doce días que duró el Festival Encuentros del Otro Cine (EDOC) en la antigua Sala del Museo de Arte Antropológico y Contemporáneo (Maac), Klaus Goldinger estuvo a la entrada  solicitando firmas a los asistentes. Goldinger, alemán, llegó a Ecuador en 1999, luego de haberse jubilado como productor independiente. Trabajó algunos documentales sobre artesanos en las costas del país y dice haber visto más películas en el Maac Cine de Guayaquil que en Alemania. Las quinientos setenta y tres firmas que consiguió las envió al Ministerio de Cultura y Patrimonio en Quito, para pedir la reactivación de la sala. Durante esa semana fue utilizada para programar el EDOC, pero desde el 2 de enero de 2014 no tiene un contrato con un programador que trabaje las funciones semanales que desde el 7 de diciembre de 2003 se ofertan en la sala.

La solicitud de Klaus Goldinger, de que se reabriera la sala, tenía una condición: que el manejo del cine lo retome la agrupación Ochoymedio, que estuvo a cargo durante diez años. La carpeta llegó al Ministerio de Cultura y, según funcionarios de la entidad, también recibieron críticas sobre la forma en la que este cinéfilo pidió su firma a los dos mil quinientos asistentes a los EDOC. Por eso se invalidó el único esfuerzo serio para que la programación vuelva a su frecuencia ante la falta de respuesta.

Se llamó Maac y fue bueno

El Maac Cine se inauguró con bombos y platillos, como se merecía la única sala que le apostaría a una nueva forma de ver cine en una ciudad en la que no había carreras para estudiarlo. Todo inició cuando la Dirección Cultural del Banco Central –administrador del lugar hasta 2010- firmó un contrato de un año con la organización Ochoymedio para que fuera el programador de la sala. En un principio los objetivos eran revolucionarios y los requisitos cuestiones técnicas: tener experiencia en taquilla diaria y en programación de una sala, gestión que, desde 2001, había tenido Ochoymedio en Quito.

Eventualmente los requisitos para la contratación del programador se intensificaron a la medida de los intereses de los administradores. Se esperaba que los guayaquileños cubrieran las trescientos cincuenta butacas. Pero “llenar la sala para el gran público”, no fue nunca el perfil de programación de Ochoymedio, según su coordinador y director en Guayaquil, Billy NavarreteAdemás, el mantenimiento siempre ha sido costoso y la venta de entradas ajustada, a pesar de oscilar entre los tres y 3,50 dólares. Desde 2010 se volvió gratuito, una vez que el Ministerio de Cultura tomara la administración de la sala.

Durante los diez años que el programador firmó su contrato (solo se interrumpió en el periodo 2008 y 2011) el público objetivo eran los universitarios y los colegiales que asistían a funciones gratuitas. Así fue, hasta los últimos meses de 2013.

Y aunque, Ochoymedio no cumplía la expectativa de sus administradores, tenía un público fijo al que se llegó a denominar como una “cofradía”. Esas personas fueron las que reclamaron que su espacio vuelva a ser el mismo durante el periodo que la Espol tuvo el contrato para programar, en 2008. De 2003 a 2006, el Maac Cine vio producir cine a la gente que había empezado a mirarlo en su sala. En ese último año se integró al circuito de salas, manejadas por la entidad quiteña, el Maac Cine de Manta, que también entró en mantenimiento hasta la fecha.

En Manta, el proceso de apertura fue distinto, sostenido por la necesidad de un espacio para las artes escénicas fortalecidas de esa ciudad manabita, y la ausencia de un espacio para el cine- Antes ni siquiera existía una propuesta comercial.

Las fricciones entre el Ministerio de Cultura y Ochoymedio por la cantidad de público continuaron hasta la vigencia del décimo y último contrato, de diciembre de 2012 a 2013. Se había incluido ya, durante 2011, la gratuidad total de las funciones. Además se estableció la condición de una cuota fija para la proyección del cine nacional, las únicas funciones que serían cobradas con un 85 % para el propietario de la película y un 15 % para el Ministerio de Cultura. 

Durante el último periodo de programación de Ochoymedio, según un informe de su gestión en Guayaquil, 36 674 personas asistieron a las 324 funciones regulares, 33 programaciones por la formación de nuevos públicos y 23 educativas (cine foro y lecciones de cine). En estas funciones se proyectaron 324 películas internacionales y 51 nacionales. A estas programaciones se suman los nueve festivales, muchos de estos trabajados desde la apertura de la sala, como Cine Chiro, El Ojo Loco, Manabí Profundo, El Lugar sin Límites o el Eurocine.

En Manta, en cambio hubo 22 754 asistentes en las 510 funciones de programación regular, 114 para la formación de nuevos públicos, a los 10 foros y a las lecciones de cine. Las 262 películas fueron internacionales y 92 nacionales.

En julio se sabrá quién es su nuevo programador

Cuando el Ministerio de Cultura inició su proceso administrativo en 2010, la primera luz de mando sobre el Maac fue sacar su nombre. Ahora solo tiene una placa que lo denomina Auditorio Simón Bolívar. A pesar de que dicen que Ochoymedio no supo posicionar su nombre, la gente todavía llega al espacio en busca del Maac.

Durante los últimos seis meses, el público de estos circuitos ha estado limitado a eventos esporádicos por la falta de un contrato con un nuevo programador, a pesar de que el Ministerio de Cultura dio la posibilidad de que lo tendría en marzo y, posteriormente, en junio. Finalmente la nueva fecha son las fiestas julianas.

La sala entró en mantenimiento, tanto Ochoymedio como los administradores, coinciden en señalar su deterioro.

Hasta la fecha se han arreglado (por más de un millón de dólares asumidos por el Ministerio)  el aire acondicionado, las butacas destornilladas y rotas (en el caso de Manta) y los parlantes. Según los administradores, en el ex Maac ya solo falta un foco para su gran nuevo estreno en las fiestas julianas, al menos en Guayaquil. Lo que no se sabe es cómo se llamará.

Según Billy Navarrete, el costo del cuidado de la sala no dependía de Ochoymedio y durante su período de manejo se pidieron equipos y mantenimiento sin respuesta. Esto no coincide con las declaraciones de fuentes oficiales, que señalan como culpable del deterioro a la organización

En el Ministerio de Cultura y Patrimonio se tramita un nuevo modelo de gestión en el que se priorice la “democratización de la cultura” porque hay que “ciudadanizar al Maac”. Para esto, se incluirá un presupuesto que permita el traslado de alumnos de colegios a las salas y la proyección de películas en otros puntos de la ciudadAsí como una cuota fija para la presentación de artes escénicas, demanda que, según dijo en marzo el exviceministro de Cultura, Jorge Luis Serrano, ha crecido en la ciudad.

Sobre el nuevo modelo de gestión, el Ministro de Cultura, Paco Velasco, quien se ha declarado vocero oficial de la entidad, no ha querido dar detalles. Pero, entre las principales críticas de fuentes que prefieren no revelar su identidad, está la proyección de películas de más de cuatro años de estreno, a pesar de que estas no se hayan proyectado antes en el país. Además, hay una acusación constante a Ochoymedio, que hasta este año dirigió Mariana Andrade, por solicitar auspicios en programaciones en los que dicen “bastaba con llamar a una embajada para pedir su participación gratis”.

Ahora, el reto de la Cartera de Estado, que liderará la programación con un nuevo equipo y un programador contratado, es pensar en verdaderos estrenos para que los asistentes a la sala puedan “ver cuáles son las tendencias”.

El concurso público aún no está abierto, pero es probable que Ochoymedio no participe. Al interior de la organización se decidió no postular por los conflictos que ha tenido con el Ministerio. Según Billy Navarrete, entre las razones está que el Ministerio se habría contactado con otros programadores para que se prepararan para el concurso. Eso, pese a que Ochoymedio entregó información válida para la administración de la sala, como un manual de manejo, un inventario y una descripción de los cambios que se requieren.

Y mientras se espera una nueva inauguración de la sala con otros bombos y platillos, su cambio de nombre y las películas con las “verdaderas tendencias del cine”, durante la fiesta mundialista, el ex Maac sirvió para que algunos aficionados al fútbol vean los partidos de la “tri”. Ese fue el anuncio de la pantalla externa de la sala que, la cofradía de cinéfilos guayaquileños esperamos que vuelva a ser lo que un día prometió